Por apenas poco más de tres puntos porcentuales, el intendente Pablo Javkin logró retener la ciudad y dejar a Juan Monteverde en el Concejo, donde todavía le quedan dos años más. Fue una victoria con llamado de atención la de Javkin, que enfrenta ahora el desafío de seguir al mando de una ciudad partida. Las Primarias lo habían anticipado ya, con apenas dos candidatos que lograron llegar a la general, pero los resultados de este domingo confirmaron que Rosario se divide entre un muy vigoroso antiperonismo, –hace 40 años que el PJ no puede volver al Palacio de los Leones–, y una también muy potente pulsión de cambio, que quedó muy cerca.

Fue un escenario inédito, de balotaje, de mata-mata. Con el 99,7 por ciento de las mesas computadas, Javkin se impuso sobre Monteverde con el 51,74 por ciento de los votos a 48,26.

El "huracán Pullaro" ayudó a Javkin a llegar a ese número, pero fue mérito suyo lograr defender una gestión golpeada. Fue de los pocos oficialismos grandes que logró retener el poder. Emilio Jatón, en Santa Fe capital, por ejemplo no lo logró. Ni siquiera superó las Paso. Tampoco pudo, a nivel provincial, el gobernador Omar Perotti, ni con su candidato a la Casa Gris, Marcelo Lewandowski, ni con él mismo en Diputados.

También fue mérito de Javkin mostrarse más preparado para gobernar que Monteverde. En tal sentido, el debate frente a frente en El Tres hace apenas dos semanas parece haber resultado decisivo. El intendente logró transmitir que era el más experimentado y realista de los dos ante los proyectos demasiado ambiciosos del líder de CF con su metro, sus empresas públicas de transporte y de desarrollo inmobiliario, y su Rosario arena.

Además –otro mérito–, Javkin logró pegar a Monteverde al justicialismo y al kirchnerismo en una ciudad mayormente antiperonista –ya quedó lejos el viejo mote de “capital de”–; aún pese a sus intentos de mostrarse como algo nuevo, como el candidato del cambio.

Monteverde hizo campaña prácticamente solo con la postulante a concejal de Ciudad Futura, Caren Tepp, justamente con la idea de transmitir que no es el representante de un sector en particular; apenas si se dejó acompañar en algún momento, como el debate, por Eduardo Toniolli, referente del Movimiento Evita.

Ahora bien, la victoria de Javkin y la derrota por poco de Monteverde, sumado al fracaso por mucho, de Perotti, dejan una cosa clara y algunas dudas.

Ya con la caída de Roberto Sukerman en las Primarias ante el líder de Ciudad Futura, quedó claro que el peronismo puro en Rosario estaba herido de gravedad, pero los más de 225 mil votos que consiguió Monteverde demuestran que la lesión fue fatal. El concejal de CF emerge de esta derrota victorioso: el suyo es un nuevo liderazgo opositor. Y bien fuerte. Y, si logra despegarse del todo del peronismo, todo suyo.

Las dudas, en tanto, giran todas en torno a Javkin y cómo será su relación con Pullaro con quien supo tener una relación tensa, pese a haberse subido a la “pullareta” al final. En las Paso, Javkin bancó a la adversaria del ex ministro de Seguridad, Carolina Losada, que jugó fortísimo contra el gobernador electo con denuncias de connivencia con el narcotráfico. Habrá que ver si Pullaro mantiene la promesa proselitista de soplar a favor de Rosario.

Y habrá que ver –segunda duda–, si con la mayoría legislativa de Unidos en ambas cámaras, y por ende con la posibilidad más cercana que nunca de reformar la Constitución y habilitar la reelección, si Javkin se mantiene arriba de la pullareta. ¿Mantendrá la buena sintonía si en cuatro años puede pegar el salto a la Casa Gris? ¿Se lo permitirá Pullaro? ¿Cómo se reconfigurará el esquema de poder propio de Javkin? ¿Qué será de las aspiraciones políticas de su aliada principal, María Eugenia Schmuck, que seguramente espera su turno de intendenta? ¿Y,  fundamental, cuál será la participación en su gestión del resto de Unidos, también partido entre un ala más progresista y otra más “halcona”?