La cantidad de contagios de coronavirus en Rosario durante la semana pasada creció tres veces la cifra registrada hace cuatro semanas, en marzo. Pasó de 189 casos de promedio por día a 598 (316%). En cambio, la suba registrada durante el pico del año pasado, en octubre, frente a un mes antes apenas había sido el doble. El dato puede arrojar la falsa conclusión (y adherir a lo que muchas voces plantean) que la curva de esta segunda ola es más agresiva o marcada que la primera. No es así.

Si se toma lo ocurrido en la curva 2020 pero un mes antes del máximo del 20 de octubre, es decir en septiembre, los contagios se habían multiplicado por seis en apenas cuatro semanas. Subieron desde los 100 casos diarios promedio a 580 (580%). Aquel ritmo de crecimiento (de la primera ola) fue el doble al detectado entre marzo y abril de este año. 

Las dos curvas contrastadas en este informe evidencian las diferencias en los techos de casos diarios (1.375 frente a 802) y el ritmo de ascenso de las líneas. Es notable, por otro lado, el protagonismo de la ciudad en el total de la pandemia santafesina:

Si no es la velocidad de la curva lo que alarma de esta segunda ola, ¿qué es? Sentado frente al tablero general de datos sanitarios que se actualiza en tiempo real, el secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana, comparte con Rosario3 algunas claves de lo que define como “una crisis” y explica el término: “Estar en riesgo y estar en crisis son cosas distintas, nosotros estamos en crisis”.

En esa comparación de los procesos 2020 y 2021, Caruana asegura que “ahora partimos de un nivel de ocupación de camas mucho más alto”. Rosario superó el 90% de todo el sistema de salud (este jueves era de 93% y esos niveles implican saturación plena de algunas terapias intensivas). “El año pasado, durante la semana del pico de octubre la ocupación de camas estaba en el 75%”, contrasta.

El segundo punto en ese mismo sentido es que la cuarentena estricta permitió que los hospitales y sanatorios tuviesen más espacios para atender la emergencia del covid-19. La mitad del total de camas estuvo destinada a la pandemia. Esa cifra ahora es de un tercio en el sector público y de un quinto en el privado. Dicho de otra manera: en la actualidad hay más operados, accidentados y baleados que restan lugares para la pandemia.

Ocupación de camas y % covid desde octubre hasta este jueves 28 (Municipalidad).

Las actuales restricciones sirven para frenar los contagios y el movimiento pero están lejos de una fase 1. “Los ingresos por urgencias al Heca en horarios nocturnos bajaron cerca de un 40% con las últimas medidas de prohibir la circulación desde las 21”, apunta Caruana, aunque en términos generales siguen más altos que el año pasado.

El tercer aspecto son las enfermedades respiratorias que trae el frío. En mayo ya comenzará a subir la cantidad de consultas, pacientes en guardias e internaciones por ese tema. “En 2020, el «Quedate en casa» y el aislamiento hizo que toda la patología de alta demanda pediátrica no haya impactado en los servicios de salud pero este año la incidencia será mayor”, dice y estima: “Esa demanda se duplica o triplica en esta época”.

Será, sin duda, más presión al mismo sistema de salud que ya no tiene camas para agregar ni profesionales para incorporar. Este semestre podrían sumarse apenas tres médicos terapistas más para todo Rosario.

Hay un cuarto indicador que aparece en la pantalla del "tablero madre" del covid en las oficinas del Cemar: el origen de los contagios. El dato en este caso surge del relevamiento del equipo de llamadores municipales que siguen los casos positivos, identifican contactos estrechos y hacen un trabajo silencioso para evitar que, justamente, más personas se infecten o terminen internadas. La enorme mayoría de los pacientes cree haber tomado contacto con el virus en un encuentro familiar o afectivo. Se trata de un comportamiento social muy difícil (sino imposible) de controlar para los estados.

Dos puntos a favor en 2021

 

Si bien la curva de la segunda ola no es más pronunciada que la primera (en la previa al pico), el escenario tiene complejidades que no existían el año pasado o que antes estaban bajo control. La alta ocupación de camas, el porcentaje bajo de espacio para covid, las enfermedades que aumentarán con el invierno y el relajamiento o hartazgo social en los cuidados parecen inclinar la balanza hacia una perspectiva negativa. Pero Caruana añade matices positivos.

Punto cinco y vital. “La vacunación es una fortaleza. No es un horizonte esperanzador como el año pasado, es un hecho concreto. Toda la población que tuvo un impacto muy alto ahora está inoculada. Los geriátricos, el personal de salud que está 100% alcanzado", defiende. Eso incluye a buena parte de los adultos mayores de 60 años (cerca de un 65% recibió al menos una dosis).

En sexto lugar, un tema sensible para medir y presentar en gráficos o tablas: el conocimiento adquirido. “Hemos aprendido de las cosas que nos cuidan. Sabemos por ejemplo que es más importante garantizar la ventilación cruzada de los espacios que la limpieza de la verdura que metemos en la casa, por ejemplo. Hay un piso de trabajo. Tenemos experiencia para cuidarnos mejor y protocolos”, afirma.

Más jóvenes e internaciones más largas

 

Caruana considera que no es correcto hablar de “agresividad” del virus porque atravesamos un problema que tiene un componente más social que biológico. El virus por sí solo no hace nada, necesita de los hombres y mujeres que se mueven y lo transmiten. De la misma manera, le parece prematuro hablar de variantes, como Manaos, sin analizar qué ocurrió en esas sociedades y sus comportamientos. 

Con respecto a las afirmaciones que los afectados por la segunda ola son más jóvenes y están más días internados, reflexiona: "Sacar conclusiones generales de la experiencia de un efector es apresurado. Tenemos que ser muy cautos. Sí vemos que la tasa de contagio se distribuye más en jóvenes y adultos hasta 60 o 65 años. Y hay un porcentaje de esa población que ocupa las salas generales y las terapias. Hay un corrimiento de las edades y ya no son los mayores de 70 y 80 pero tampoco podemos afirmarlo hoy. Eso tiene que ver con quienes están circulando más ahora".

Leonardo Caruana, secretario de Salud (Alan Monzón/Rosario3).

"Para definir edades, días de internación y niveles de fallecimiento hay que ver el mapa de todos los subsectores y no tenemos todavía una conclusión. Debemos esperar el número definitivo y por franjas etarias", dice el secretario de Salud.

Caruana recuerda: “No se pueden trasladar experiencias puntuales o datos parciales para posicionarse de forma optimista o negativa sobre los pronósticos. La pandemia desdibujó los pronósticos taxativos”.

Los datos de las curvas comparadas

 

La primera ola tuvo un pico el 30 de septiembre de 2020 con 1.041 casos que fue superado el 13 de octubre con 1.251 y, siete días más tarde, se llegó al máximo de contagios diarios registrado en lo que va de la pandemia en Rosario: 1.375.

En un promedio de casos por semana, recomendable para hacer comparaciones por los saltos según los días, el máximo de contagios se dio a mitad de octubre con 1.038 casos (promedio diario del domingo 11 al sábado 17 de octubre).

Esa cifra es casi el doble (178%) que cuatro semanas antes: fueron 580 contagios de promedio diario del domingo 13 al sábado 19 de septiembre.

El verdadero salto se dio un mes más atrás en esa curva. Del domingo 16 al sábado 22 de agosto, el promedio diario fue de 100 casos. Es decir, que en ese lapso de agosto a septiembre las infecciones subieron casi seis veces (580%).

La curva de la pandemia en Rosario (Municipalidad).

En la segunda ola, el máximo parcial se alcanzó la última semana: del domingo 18 al sábado 24 de abril con 598 casos de promedio por día. (El pico diario había sido de 797 el martes 20 y fue superado este jueves 29 con 802).

Cuatro semanas atrás, del 21 al 27 de marzo, esa cifra era de apenas 189, es decir que se triplicó la cantidad (316%). El incremento frente al mes anterior (de domingo 21 a sábado 27 de febrero) fue mucho más leve: fueron 110 casos, no llegó a duplicarse (171%).

Los indicadores coinciden con el análisis de los especialistas: la evolución de abril frente a marzo se parece más al salto de septiembre de 2020 con respecto a agosto de 2020 que a un eventual techo de la curva. El nuevo máximo de este jueves podría obedecer a eso.

Ernesto Kofman, el investigador del Conicet que desarrolló los modelos informáticos que anticiparon las curvas el año pasado, analiza: “Puede ser que ahora pase algo similar al año pasado, que la curva siga creciendo durante mayo pero a un ritmo más lento. El problema más grave ahora es que, a diferencia del año pasado, arrancamos con las terapias muy ocupadas por otras patologías”.

El ingeniero y profesor de la UNR resume para esta nota: “Hay mucha más incertidumbre que en la primera ola. La curva parece ir en el mismo sentido, pero puede cambiar para un lado o para el otro por factores que antes no estaban en juego: nuevas variantes del virus, reinfecciones, muchas actividades abiertas. Y, por otro lado, la vacunación y cierto nivel de «inmunidad colectiva» por toda la gente que ya se contagió y que es uno de los factores que por ahora sostiene que no crezca tanto”.