"El cambio climático mata". Así lo advierten los participantes del informe Europa 2024 de Lancet Countdown que se publicó en Lancet Public Health. Con la finalidad de realizar un análisis sobre los vínculos entre cambio climático y salud, se analizaron 42 indicadores que vigilan las repercusiones del primero sobre el segundo y las oportunidades que se pierden acerca de la acción climática.

El informe contó con dirección de Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) junto al Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y 40 instituciones europeas. Como resultado, se arribó a la conclusión de que los efectos negativos del cambio climático sobre la salud fueron en aumento en comparación a los niveles de referencia. Además, los efectos superan los niveles registrados en el informe antecesor.

El informe

Según el estudio, las muertes vinculadas al calor aumentaron notablemente, al menos en Europa, con un incremento medio de 17 muertes por cada 100.000 habitantes entre 2003-2012 y 2013-2022

Asimismo, las horas de riesgo para realizar actividad física por el riesgo de estrés térmico aumentaron entre 1990-2022. Esto es en torno a actividades medias (ciclismo, fútbol) o extenuantes (rugby, ciclismo en montaña), lo que puede traducirse a su vez en una reducción de la actividad física y, por ende, en un aumento de riesgo de enfermedades no transmisibles por un mayor sedentarismo.

A su vez, la idoneidad climática para diversos patógenos y vectores de enfermedades sensibles, también aumentó. Dengue, Chikungunya, Zika, Malaria, Leishmaniasis, Garrapatas, baterias Vibrio, virus del Nilo Occidental, son algunas de las más relevantes en Europa.

En cuanto a especies vegetales, se pudo analizar que tanto el comienzo como el final de la estación polínica se han desplazado en el caso del aliso, el abedul y el olivo.

"Nuestro informe aporta pruebas sobre el alarmante aumento de los impactos en la salud relacionados con el clima en toda Europa, incluyendo la mortalidad relacionada con el calor, las enfermedades infecciosas emergentes y la inseguridad alimentaria y del agua. Ha llegado el momento de tomar medidas sin precedentes para limitar estos impactos negativos sobre la salud en Europa y en todo el mundo", expresaron los investigadores.

Desigualdades a varios niveles

Los efectos negativos sobre la salud relacionados con el clima y la responsabilidad del cambio climático no son iguales en Europa ni en todo el mundo, y a menudo reflejan desigualdades socioeconómicas y marginación. Los autores también reflexionan sobre estos aspectos, destacando los grupos de riesgo en Europa y la responsabilidad del continente en la crisis climática.

En este sentido, la mortalidad relacionada con el calor fue dos veces mayor en las mujeres que en los hombres, los hogares con bajos ingresos tenían una probabilidad sustancialmente mayor de experimentar inseguridad alimentaria, las muertes atribuibles a una dieta desequilibrada fueron mayores entre las mujeres y la exposición al humo de los incendios forestales fue mayor en las zonas muy desfavorecidas.

"El cambio climático es intrínsecamente un problema de justicia social y medioambiental", afirmó Kim van Daalen, autora principal del informe e investigadora posdoctoral en el BSC. Y añadió: "Dentro de los países europeos, las comunidades más desfavorecidas se ven especialmente afectadas por los efectos del cambio climático sobre la salud. Al mismo tiempo, los países europeos también deslocalizan los impactos en la salud de nuestro consumo en otros lugares, con otras partes del mundo experimentando contaminación atmosférica local y emisiones de gases de efecto invernadero como resultado de los bienes y servicios consumidos por Europa".

Por ejemplo, en 2021 las emisiones procedentes de la combustión de combustibles fósiles fueron de entre 5 y 4 toneladas de CO2 por persona en Europa: seis veces más que las de África y casi tres veces más que las emisiones por persona de América Central y del Sur.

A modo de conclusión, los investigadores sostienen que, de no tomarse medidas decisivas, pueden agravarse los efectos actuales del cambio climático y perderse oportunidades de obtener considerables beneficios colaterales para la salud a corto plazo. Teniendo en cuenta las repercusiones del cambio climático dentro y fuera de Europa y el papel de Europa en la creación de la crisis climática, esta debería comprometerse con una transición medioambiental justa y medioambientalmente saludable, que incluya la asunción de una responsabilidad global y el apoyo a las comunidades más afectadas.

"Limitar el calentamiento global a menos de 1,5 grados centígrados mediante una transición justa y saludable supondría beneficios que salvarían vidas en toda Europa y fuera de ella. En lugar de enfrentarnos a la mala salud y a las amenazas a nuestros medios de vida, los países europeos podrían sentir los beneficios para la salud de un aire limpio, mejores dietas, una reducción de las desigualdades y ciudades más habitables mediante la aplicación urgente de políticas climáticas centradas en la salud y el bienestar", concluyeron.

 

Fuente: SINC.