“´Hay una soledad que desespera´, como dice la canción; y daña”, afirma el psicólogo, especializado en psicoterapia psicodinámica, Jorge Libman, quien nos invita a reflexionar sobre que “también hay jóvenes que no se vinculan, ni forman pareja y elijen estar solos, como es el caso de mujeres . hombres que forman una familia monoparental”.

Más adelante, el entrevistado agregaba: “es que la soledad tiene varias facetas. En mi caso pongo mayor énfasis en la soledad que hace más vulnerable a ese ser humano y daña su salud llevándolo a vivir una vida triste y hasta miserable.

A nosotros, los terapeutas, no nos consultan para ser acompañantes; ellos saben que nosotros nos esforzamos para entenderlos y que estamos firmemente comprometidos en ayudarlos; y a partir de allí mostrarles y brindarles las herramientas que a esa persona puedan resultarles efectivas.

Como todos sabemos, hay personas a las que les cuesta relacionarse y abrirse, y se recluyen en la soledad aun pudiendo encontrar redes vinculares. En esos casos, nosotros buscamos las raíces de esas trabas internas que les impide el vínculo”.

- La soledad, ¿es un estado del cual se puede salir?

- Sí, por supuesto. Si bien hay distintas realidades individuales, aún con esas diversidades, encontramos que muchas personas enfrentan sus trabas para poder vincularse, saliendo de su estado de aislamiento. Frecuentemente pasa que el ser humano deberá superar un duelo resultante del fallecimiento de un ser querido y cercano, una separación, una pérdida de aquello muy valorado, una mudanza; en esos casos la psicoterapia los puede ayudar”.

¿Una persona que sufre un estado de soledad puede anticipar su muerte?

- Muchas veces vemos que irrumpen ciertas enfermedades sobre las que no había indicios y se contrajeron a partir de ciertas pérdidas a las que debió enfrentarse el individuo, y que le auguran un horizonte de soledad. Es común que ante un duelo traumático aparezca una enfermedad. Estar solo en estos casos es un riesgo para aquellas personas que por diferentes causas se resisten a pedir ayuda; todavía no han tomado consciencia sobre las consecuencias  de esa soledad aparecida. Hay evidencias reflejadas en ciertos estudios que nos muestran que el 30 al 40% de adultos jóvenes se sienten solos; a pesar del funcionamiento de las redes sociales que tienen a su alcance.

Es bueno destacar que acompañando desde jóvenes a quienes sufren soledad y abandono hace tomar conciencia a esos acompañantes y los ayuda a integrarse, pudiendo entender que aquella es una etapa de la vida. Hoy por lo que se difunde en los medios, y por lo que está instalado en la cultura, es como si esa etapa no existiera; como si fuera de los otros.

Por eso creo que es una gran tarea la de aprender a acompañar; escuchar con atención y detenimiento, demostrando interés en la otra persona, entender sus necesidades y abrirse a ella. Lo que ocurre muchas veces es que esas personas están rodeadas y sin embargo se sienten solas. Lo que esas personas requieren además del reconocimiento el contacto físico, la demostración del cariño, la presencia, la atención.

Creo que éste ha pasado a ser en occidente, el tema, ya que deberíamos aprender más de la sabiduría de las personas de edad, de su experiencia de vida.

Todos tenemos que aprender a acompañar y a estar atentos porque lo que el otro hoy necesita, mañana lo necesitaremos nosotros, por lo que no deberíamos perder de vista la noción del semejante. Noción que también se debe desarrollar entre terapeutas y pacientes. Nosotros debemos acompañar a nuestros pacientes. Esta es la base de todo lo que podemos lograr cuando un semejante nos pide ayuda.

Jorge Libman, psicólogo, especialista en psicología psicodinámica, matrícula 2231 Instituto Pinel, Alvear 1478, 3er Piso Rosario