Muchos rosarinos se encontraron con un folleto en la puerta de sus casas esta semana con la imagen de Horacio Rodríguez Larreta donde los invitaba a “soñarlo, planearlo y cumplirlo”. Se trataba de “un plan para transformar definitivamente al país”, con la firma de la Fundación Pensar. Así se presentó el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (Caba) antes de su arribo a Rosario.

El paso del alcalde porteño por Santa Fe no es un lanzamiento de su precandidatura presidencial, más allá de que el proyecto apunta a convertirse en uno de los principales aspirantes dentro de Juntos por el Cambio (JxC). Más bien su llegada a Rosario constituye un baño de federalismo traducido como “una necesidad de meterse en la agenda productivo provincial del interior del país”, según comentó uno de sus referentes, como ya lo hizo en Entre Ríos, Salta y Tucumán, y seguirá su recorrida los próximos viernes y sábados que restan del año hasta el Mundial de Fútbol.

Los objetivos del equipo de Larreta consisten también en unir y ampliar el espacio en cada provincia, armar un plan de gobierno incluyendo esa agenda productiva federal y establecer puentes con otras fuerzas políticas para un posible acuerdo electoral frente a una hipotética segunda vuelta en las presidenciales del 2023.

En el larretismo existe la convicción que al final del camino se terminará imponiendo el candidato que abra y corra al espacio hacia el medio del espectro ideológico en el país. No descartan la posibilidad de conformar fórmulas cruzadas con otros partidos como la Unión Cívica Radical.

Pero primero tendrán que resolver las cuestiones internas en el PRO como la ya lanzada precandidatura de Patricia Bullrich o las intenciones no disimuladas de un segundo tiempo para Mauricio Macri.

Claro que Santa Fe tiene sus características particulares en cuanto al armado del espacio opositor. La primera es que no hay un liderazgo consolidado –como lo hay en Entre Ríos con Rogelio Frigerio. y un “destinado a hacer” posible Frente de frentes con otras fuerzas además de las que hoy conforman Juntos.

La primera certeza es que las candidaturas para el año que viene se definirán en una gran Paso. De la misma manera que ocurrió en las legislativas del 2021 con cuatro ofertas electorales donde se combinaron acuerdos entre radicales, amarillos y lilitos, y que posibilitaron el triunfo de las listas propias en las generales.

Los radicales pican en punta a la hora de aceitar los vínculos. Ven a Maximiliano Pullaro ya lanzado aunque con algunos inconvenientes para hacer pie en los grandes centros urbanos. Y a Carolina Losada la ven jugando en la liga nacional. No es casual que se repitieron las fotos de la senadora sentada junto a Larreta durante la visita a la empresa Terragene, a la Bolsa de Comercio y en la conferencia de prensa. “Una Animus Societatis”, dijeron al paso. ¿Un ensayo de posible fórmula?

Los asesores del jefe de gobierno de Caba están confiados en ampliar Juntos Santa Fe y al que esperan es al intendente de Rosario, Pablo Javkin.

Creen que Javkin primero deberá hacer el duelo de dejar de lado el acuerdo con el socialismo y animarse a un proyecto más amplio. De los socialistas añoran a Miguel Lifschitz y ven “balcanizado” hoy al partido aunque confían en un posible acuerdo a futuro, al menos con algunos sectores. Sostienen que los duros embates de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, contra Javkin y Bonfatti en su último paso por Santa Fe no será un escollo.

Les cuesta hablar del propio partido, el PRO. En su paso por Rosario lo trajeron al ex canciller, el santafesino Jorge Faurie, quien anda con ganas de volver a la pelea electoral.

Pero el “ancho de espada” que tienen en el mazo es Miguel Torres del Sel, al que confían en convencer para que vuelva a ser candidato, por lo menos a un cargo legislativo. Hace apenas dos semanas, el Midachi le confirmó a Rosario3 que le ofrecieron ser candidato a diputado provincial y que “por ahora” dijo no. Del Sel fue uno de los que se sentó a la mesa en la cena de camaradería del pasado viernes junto a Larreta. No está dicha la última palabra.