El jueves 1 de agosto, en el cine El Cairo, se preestrena en Rosario, el documental La sociedad del afecto, sobre la ex ministra de Innovación y Cultura de Santa Fe María de los Ángeles Chiqui González. Antes de la función, las directoras de la producción audiovisual, Alejandra Marino y Marcela Marcolini dialogaron con Rosario3.
La sociedad del afecto pone en imágenes el amplio recorrido de Chiqui González como creadora, gestora cultural, dramaturga y docente. Las realizadoras buscaban contar una historia distinta acerca de las infancias y vieron en Chiqui a la persona que ayudó a pensarlas y verlas desde otras perspectivas.
A partir de una serie de entrevistas a González, y de la participación de personas cercanas a los afectos y trayectoria de la también ex funcionaria municipal, el film busca interpelar a los espectadores: ¿es posible un revolucionario cambio social a través de la distribución del afecto?
—¿Cómo surgió la idea de este proyecto?
Alejandra Marino (AM): La idea surgió de otro trabajo que hicimos con Marcela Marcolini, que era una película, una ficción sobre trata de niñas y niños. Luego de estrenarla, teníamos ganas de contar una historia acerca de las infancias que sea completamente diferente- Marcela me habló de Chiqui González y empezamos a investigar. Ella ya la conocía, pero yo era la primera vez que me daba con ella, a pesar de que soy rosarina, me fui de muy chica. En esos años en los que Chiqui trabajó con los espacios y demás, no estuve, no volví a Rosario. Así que para mí además fue como volver a ese lugar que es la ciudad donde uno nació,
que es la madre río. Siempre es totalmente diferente a lo que tenes en otros lugares. Bueno, quedé muy enamorada del personaje y esperamos que la película haga el recorrido que deseamos.
—¿Qué te sedujo del personaje?
—AM: En principio, la idea de la poesía como política pública, porque lo primero que conocí de ella fueron sus obras, pero después quedé muy fascinada con la mujer, con toda su fuerza, con toda su manera de pasar por las dificultades y con su convencimiento de llevar a la acción los pensamientos, las ideas; su manera de trabajar en equipo. Además de que ella nos haya tenido confianza, porque a mí, salvo que haya visto alguna de mis películas, no me conocía. Creo también que muchos compañeros y compañeras rosarinos que habrán trabajado con ella habrán querido hacer una película, pero imagínate que no podía decirles a unos sí y a otros no. A mí me entran mucho las cosas por las imágenes, y la capacidad de Chiqui de generar imágenes con sus palabras, con sus ideas, con sus poesías, creo que es algo de lo que más me sedujo.
—¿Cómo tomó Chiqui la propuesta de ustedes de hacer una película sobre ella?
—Marcela Marcolini (MM): Al principio, le costó. Ella dice que nosotras la “engatusamos” poco a poco porque ella nunca quiso que la filmaran, daba notas, pero nunca quería que la filmaran porque tiene como esa idea, o tenía, de que si la grababan ya después se moría. Algo como que te quita el alma, como las fotografías antiguas, pero la fuimos convenciendo. Yo creo, lo
creo de verdad, no es que lo hicimos apropósito. El lugar de encarar esta historia no era “bueno, Chiqui vamos a hablar de vos y de tu vida”, sino vamos a hablar de todo eso que transmitís, porque ella no hace otra cosa que transmitir sus ideas permanentemente (...) El respeto que ella tiene sobre su propia vida es darle valor. Nuestro plan era trabajar sobre sus ideas y hacerlas conocer, sobre todo, que es esto “del afecto en la infancia”.
—Si pudieras reconocer algunos puntos, una suerte de legado de Chiqui como persona y como gestora cultural, ¿cuáles serían?
—MM: Yo hago foco en tres aspectos muy fuertes que para mí son “las infancias”, porque lo ha trasladado a cada uno de los espacios en los que ha estado, toda su experiencia, sus conceptos y su filosofía; “la formación teatral”; y luego, todo eso trasladado a “lo audiovisual”, porque ella es durante más de veinte años docente en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad Nacional de Buenos Aires, formó gente que también luego se dedicaría a lo audiovisual. Podría hablar también de toda su gestión como ministra de Cultura, pero creo que, incluso en esa gestión, enarbola y trabaja estos aspectos.
—¿Cómo surge la idea del nombre del film?
—AM: En algún momento, en una de las entrevistas que le hicimos, ella habló de “la sociedad del afecto”. Cuando buscábamos un nombre para la película, y estábamos desgrabando, surgió. Este nombre es una de las premisas de la película: realmente, a través del afecto se puede hacer una transformación social y salir de la idea de que el niño tiene la responsabilidad de ser el futuro, si no de que nosotros tenemos la responsabilidad de brindarle afecto para que pueda tener un futuro.
La función preestreno de La sociedad del afecto será el jueves 1 de agosto a las 20, en cine El Cairo (Santa Fe 1120).
Las siguientes funciones serán el viernes 2, a las 18; el sábado 3, a las 22.30; y el domingo 4, a las 20.30.