Pasada las 1.30 de este lunes, el elenco y equipo de Parasite celebraba en el backstage del Dolby Theater (Los Àngeles) sus cuatro Oscar. La cinta de Corea del Sur se había impuesto en las categorías de guión, dirección (Bong Joon-ho) y film en lengua no inglesa.

La producción acababa de hacer historia: no sólo le había dado las primeras cuatro estatuillas a la filmografía de ese país sino que –en la misma noche– se erigía como el primer largometraje en lengua no inglesa en llevarse el Oscar a la mejor película.

Con los sobres abiertos y los micrófonos apagados, la ceremonia que monta la Academia de Hollywood desde hace 92 ediciones estaba terminada. Pero no la especulación: ¿A quién le reporta mayores beneficios tamaño crédito?

Sobre todo si se piensa que fue una premiación sin directoras nominadas, con una actriz afrodescendiente en competencia (no había actores) y con una abrumadora participación masculina en casi todos los rubros.

Mientras Bong Joon-ho pensaba en la carta de tragos que iba a degustar, en otra parte de la sala es probable que a Quentin Tarantino y Sam Mendes se les haya pasado por la cabeza la idea de que este fue un “mal año” para presentarse.

Sus películas Había una vez en Hollywood y 1917, respectivamente, partían con diez nominaciones, sólo superadas por Joker, con once (aunque este número haya sido un reconocimiento a la taquilla).

En lo demás, las tres horas y media de ceremonia rutinaria y ajustada al guión sólo se despeinaron un poco con las participaciones de los ex presentadores Chris Rock y Steve Martin y algún chiste incómodo –"Los Oscar han cambiado mucho en estos 92 años. Entonces no había ningún actor negro nominado. Y ahora... uno"– y el descollante momento de Maya Rudolf y Kristen Wiig.

Ambas provocaron las risas más sonoras de la premiación. Tras entregar el Oscar al mejor diseño de producción Barbara Ling y Nancy Haigh por su trabajo en Había una vez, fingieron un “momento de locura (“pissed off”).

“No estamos locas", dijo Wiig. “Eso fue una actuación”, completó Rudolf.Acto seguido, hilvanaron a capela una serie de canciones ligadas al cine y a la cultura pop-rock.

Qué otra cosa podemos hacer salvo mirar canciones


Lo paradójico fue que, más allá del desenlace con tufillo a conveniencia en la elección de Parásitos, lo mejor de una gala en la que se premian películas fueron las canciones.

A contramano de lo que Charly García se preguntaba en el segundo disco de La Máquina de hacer pájaros –“Qué otra cosa se puede hacer salvo mirar películas”–, la ceremonia del Oscar 2020 fue en sentido inverso.

Janelle Monae marcó la apertura de la transmisión con un musical en el que recorrió la categoría a mejor película. De este modo, la Academia repitió la decisión de iniciar la ceremonia con “música en vivo”. Pero, a diferencia de la desteñida participación de Queen en 2019, la vocalista le puso sangre al escenario.

La intervención de Eminem con “Loose Yoursef –canción por la que se llevó un Oscar en 2013– fue uno de los más altos de la noche (pese a ¿alguna dificultad inicial en el mic?).

Las presencias de Elton John y Randy Newman en el escenario y las emotivas interpretaciones de Cynthia Erivo (hasta las lágrimas) y Chrissy Metz le restaron almidón a una transmisión (otra vez) sin quien la conduzca.

Por supuesto que lo detallado arriba estaba más que ensayado, tanto como la versión gutural de “Yesterday” (The Beatles) de Billie Eilish y su hermano Finneas (al piano) para el segmento “in memorian”, pero al menos contemplaba algún grado de imprevisión, como la cara de Martin Scorsese durante la performance del rapero estadounidense.

Una entrega de premios también es show, no sólo corrección y gran escenografía,

Mucha testosterona


Este año no hubo mujeres nominadas en el apartado de mejor dirección: el talento de Greta Gerwig en Mujercitas no fue reconocido. A contramano de la invisibilización que supone esa “ausencia”, el 2019 marcó un nuevo récord en la participación de directoras en la industria cinematográfica: un diez por ciento de las cintas tuvieron un “ella” en las decisiones detrás de cámaras en comparación con el 4,5 del año anterior. Asimismo, los roles protagónicos de personajes femeninos alcanzaron un cuarenta por ciento.

De las nueve películas nominadas, cinco tenían un elenco mayoritariamente masculino

Al alto porcentaje de testosterona en films, también hay que sumar la sujeción a estereotipos de género de esos personajes. La escasa ambición de diversidad hizo más notorio el “modelo hombre blanco y viril” dominante.

Y más allá de las categorías de actuación, las mujeres sólo representaron un treinta por ciento de las candidaturas.

“Para las niñas, madres e hijas que escuchan música y sienten burbujas en el cuerpo, por favor, hablen. Necesitamos escuchar sus voces”, dijo la música Hildur Guðnadóttir al recibir el Oscar a la mejor banda de sonido.

Los de arriba, los de abajo y la Academia


“Una vez que superen la barrera de una pulgada de altura de los subtítulos, tendrán muchas más películas increíbles", dijo Bong Joon-ho en la última entrega de los Globo de Oro al recibir su premio. 

La frase reclamaba una mayor amplitud en las nominaciones y "reglas" de la industria y sus premios.

Siempre las preferencias son subjetivas y una votación es la suma de ellas. Claro que también puede leerse el resultado como una necesidad de redefinir estrategias ante un mercado del entretenimiento audiovisual cada vez más disputado.