1. Dos columnas, una identidad naciente

 

Faltan quince minutos para las 12 de este miércoles de paro general y una caravana de camiones recolectores de basura que viene desde Corrientes y Pellegrini satura las calles de la ciudad. Impacta ver las cuadras y cuadras de vehículos, con los trabajadores al volante o a pie, algunos incluso que ceden al cansancio y al sol.

–¿Tenés lugar ahí?

–Sí, vení.

Cada tanto, por ejemplo en la esquina de Corrientes y 9 de Julio, los camiones bloquean el paso durante unos minutos. Un taxista se suma y toca la bocina, al lado reacciona un cadete en moto. Uno de los choferes estima que son cien camiones de todas las empresas, entre ellas Lime, Limpar y Sumar.

Al frente de la columna, caminan los conductores navales, los recibidores de granos de Urgara, cooperativas de cadetes de moto en la Utep y los recolectores nucleados dentro de Camioneros, con Pablo Moyano como referente. Doblan por San Luis y avanzan hacia la plaza 25 de Mayo.

Alan Monzón/Rosario3

En paralelo, otro grupo se moviliza por calle San Lorenzo, a la misma altura. Esa doble marcha genera un efecto extraño en el microcentro. Calle Mitre, por ejemplo, queda vacía y solo circulan algunas bicicletas y peatones.

El frente de esa columna con fuerzas y sindicatos de izquierda, como el Polo Obrero, Amsafé Rosario, ATE e investigadores del Conicet, arroja una imagen que sintetiza la diversidad de los sectores que salieron a frenar las reformas impulsadas por el gobierno de Javier Milei, el mega DNU y la ley Ómnibus. Un joven disfrazado de abeja y un payaso en zancos secundan a docentes con pecheras que en las esquinas ordenan el tránsito.

El joven abeja es Sebastián, militante de la Multisectorial por los humedales, que rechaza los cambios a las denominadas leyes ambientales: glaciares, fuego y bosques. Aunque hubo alguna marcha atrás en la nueva redacción de la ley, se mantiene la desregulación de las protecciones de esos ambientes y se “fomenta el extractivismo porque sacan protecciones; lo de glaciares es a pedido de la Barrick Gold”, dice el militante.

Alan Monzón/Rosario3

A su lado, pero a tres metros de altura, el Payaso Eulogio cuenta a Rosario3 que se moviliza junto a otros artistas, actores y payasos para defender la cultura atacada por la ley Ómnibus, y también con la agrupación barrial El Campito. De fondo asoman los gremios y partidos políticos.

Son las 12.15, la columna llega a San Lorenzo y Maipú y la variedad de reclamos que ofrece esa esquina, lo que evidencia a su vez la desmesura del gobierno de Milei en sus políticas, se funde en un grito: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”.

–Me voy volando–, le dice la abeja al zancudo y se aleja hacia la plaza 25 de Mayo.

2. Siempre colectivo, nunca ómnibus

 

En la plaza frente a la Municipalidad, ya están concentrados los gremios del Movimiento Sindical Rosarino (MSR) y aliados de la CTA que optaron por no marchar: los Municipales, Luz y Fuerza, Corrreo, Amsafé, Ctera, Sadop y Prensa Rosario, además de sectores profesionales como Psicólogos, Actores y Actrices de Argentina, banderas de la Biblioteca Argentina y un cartel que resume este abanico multicolor naciente: “Siempre colectivo, nunca ómnibus”.

La convocatoria desborda la plaza por mucho. Por Buenos Aires, llegan algunos de los golpeados por las políticas culturales: se destaca el director Gustavo Postiglione por su altura con un gorro que lo tapa del sol y está el actor Juan Nemirovsky, por ejemplo. A mitad de cuadra por Córdoba, en las escalinatas del Correo se montó una foto y una rueda de prensa de los principales secretarios sindicales.

Al que hace de local, Walter Palombi, nadie le tiene que explicar qué significa que cierren o privaticen el Correo. Ya pasó en los 90: estuvo en manos del empresario mafioso Alfredo Yabrán (este jueves se cumple otro aniversario del asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas) y después fue de la familia Macri (Socma), que dejó de pagar el canón al Estado. El propio Mauricio, cuando fue presidente, quiso autoperdonarse una deuda millonaria y una fiscal lo impidió. Se trata de una estafa a todos los argentinos y argentinas que no solo quedó impune sino que busca reeditarse con otros actores (o no tanto).

“Sorprende la alta convocatoria, la gente vino porque tiene la necesidad de manifestarse, de decirle a Milei «pará la mano», porque quiere llevarse puesta todas las instituciones”, dice Palombi.

Martín Lucero, de los docentes privados de Sadop, responde sobre la supuesta velocidad del paro general: “Nunca en 40 años de democracia hubo medidas tan nefastas para la población. Es un paro rápido porque nunca antes un gobierno avanzó tan rápido contra las trabajadores”. No imagina una posible marcha atrás del Gobierno: “Se creen moralmente superiores, lo dijo Milei en Davos, pero sus aliados saben que no son superiores, no les pueden aprobar esta ley”.

“Son tantas las personas que se sienten perjudicadas por el DNU de Milei y la ley Ómnibus que salen solos a movilizarse”, analiza Antonio Ratner, de los Municipales, y define que la diferencia entre un trabajador y un esclavo es que el primero tiene derechos, salario, horas extras, vacaciones y el segundo no. “Este gobierno quiere esclavos, se quiere llevar puesto a los trabajadores”, remarca.

Fuente: SPR

3. Integralidad territorial y soberanía

 

La multitud cae por Córdoba, se estira por la proa del Monumento y avenida Belgrano. Adentro, en las escalinatas que miran a la torre, se produce el acto de un sector de la CGT (Uocra, Carne, Obras Sanitarias, Uatre y otros). Estiman que hay 80 mil personas.

Son las 13 y llegan mensajes de otros puntos del país: la movilización en Buenos Aires también es masiva pero un canal transmite tensión en Puente Pueyrredón. Acá no se ven policías, ni siquiera un operativo de tránsito, y no hay incidentes: es un acto en paz. “Mirá, hasta en Yacanto, un pueblito de Córdoba, hay acto”, comenta una manifestante y muestra fotos de la manifestación federal que le pasa una amiga.

Para algunos, las medidas más graves son las privatizaciones, el remate del Fondo de Garantía de los jubilados y la delegación de facultades del Congreso al presidente. Otros, como Varón Fernández, militante social, compañero de Pocho Lepratti en Ludueña e integrante de los universitarios en Apur, apunta: “Lo más grave me parece que desfinancien la cultura y la venta de tierras a extranjeros (en fronteras o sobre lagos) porque es una cuestión de soberanía. Hace un año cantábamos la canción de los pibes de Malvinas (por el Mundial) y esto es clave porque se define si seguimos perteneciendo a un país, es una cuestión territorial”.

Por supuesto que la reforma laboral sin debate y por decreto es repudiable, dice, pero esto otro lo siente “profundo y nada banal” para el futuro de Argentina.

Alan Monzón/Rosario3

Sobre el Monumento, una mujer sostiene una cartulina blanca con un avsio escrito en fibrón negro: “Se ofrece frontera argentina a cualquier buitre extranjero”.

Más atrás, una bandera wiphala de los Pueblos Originarios sirve de carpa para guarecerse del sol. Una de las puntas la sostiene Gladis, del barrio qom de Rouillón. También habla de los derechos a la tierra de las comunidades pero señala, más urgente, una marginalidad creciente en su barrio: “No alcanza para vivir y cada vez más gente no tiene dónde estar, madres con cinco o siete hijos”.

Sobre la plaza frente al Concejo, el Foro por la Recuperación del Paraná montó una instalación con imágenes que resumen un saqueo organizado de los recursos naturales. Hay un panel sobre Vaca Muerta (el gobierno quería privatizar YPF), otro sobre los puertos extranjeros del río, la vía navegable mal llamada Hidrovía, o sobre los ganadores en la era Milei.

Alan Monzón/Rosario3

Luciano Orellano, integrante del Foro, no separa al presidente libertario de un fenómeno global en donde movimientos de derecha convierten los recursos naturales en negocios para el capital internacional. “Centralmente, está en juego la integridad territorial”, dice el dirigente con un chomba blanca de Malvinas y enumera los cambios en la ley de tierras, glaciares o la entrega del litio (a Elon Musk y Estados Unidos, según dijo el propio jefe de Estado).

“Las guerras hoy son por los recursos. El papa Francisco habló de una guerra por etapas. No podés ganar una guerra sin alimentos y por este río –sigue y marca el Paraná con su brazo derecho– pasa el 40% de los alimentos del mundo, las proteínas. Milei no es un hecho aislado. Pero tanta diversidad que vemos acá es porque su proyecto tiene una costilla floja: también vienen por las clases hegemónicas locales. Fijate que hasta los terratenientes están en contra de la ley de tierras, porque se la entregan al capital internacional”.

Nire Roldán, ex concejal y representante de los inquilinos, mira a la gente que sigue bajando por Córdoba con termo y mate en mano. Cuenta que estuvo en Buenos Aires por la ley de Alquileres. Se reunió con diputados libertarios. Se volvió con una impresión fuerte: “Ellos van a seguir y van a redoblar la apuesta, no les importa cuántos se movilicen en contra. Me dijeron que los gobernadores quisieron condicionar a Milei por la ley pero que se equivocan, él no es un político y tiene otra lógica”. Una frase aún le resuena: “Milei los va a pasar por arriba a todos”.

A las 14.15 finaliza el acto en las escalinatas del Monumento y comienza una desconcentración. Por avenida Belgrano se van los camiones recolectores, una pala mecánica que toca bocina y acompaña un auto con una familia. Por la peatonal Córdoba y San Martín, la Bancaria abraza a la sede central del Banco Nación y rechaza su privatización.

Y así, como tentáculos de un animal que empieza a conformarse, el colectivo amplio y amorfo, pero sobre todo vital, protagonizó un acto masivo por el primer paro general contra el gobierno libertario.