Para las y los amantes de la cocina saludable, las vaporeras de bambú son todo lo que está bien. Las mismas permiten una cocción con menos grasas, siendo un elemento crucial para la cultura oriental china que se adecúa a distintos vegetales, carnes y otros alimentos. Además, es un producto natural, ecológico y amigable con el medio ambiente.

En China se la conoce como zhēnglóng, aunque la cocina japonesa también suele contar con este utensilio variando sus nombres según la forma: si tiene líneas redondeadas, es un mushiki; si tiene forma cuadrada, seiro.

Una de las ventajas del material, es poder cocinar varios alimentos a la vez sin problemas y, al cocinarse al vapor, los alimentos conservan propiedades y nutrientes que, con el hervor, suelen perderse. Además, quedan intactos el sabor, color y textura.

Vaporeras necesarias

Un aspecto más que importante es la capacidad de apilabilidad, es decir, los contenedores de distintos tamaños pueden apilarse para cocinar mejor los alimentos, ya que la cocción es más equitativa y simultánea.

El vapor procede de una olla convencional, sin necesidad de adquirir algún otro elemento, aunque sí debe coincidir el diámetro de la vaporera con el de la olla y así potenciar el calor que ingresa por debajo, sin que el vapor se escape. 

Por supuesto, una vez finalizado su uso se debe quitar la vaporera de la superficie de la olla caliente para que no continúe expuesta a la humedad si no es necesario, y así preservar más el utensilio.