¿Querés saber qué es lo último que está pasando en materia de gastronomía? ¿Cuáles son los platos que más cotizan? Sin pensar en sushi, paradigma de los años 90, ni mirar para el lado de la cocina peruana, que tuvo su explosión hace ya tres años. Tampoco para los restaurantes italianos, con su momento de gloria recuperado gracias al Little Italy palermitano.

Hoy, hay que dar vuelta la página y reconocer que la nueva vedette de la gastronomía argentina son los postres. Así es: la parte más dulce del menú, esas hojas al final de la carta que por muchos años fueron descuidadas por los chefs, maltratadas por los camareros e ignoradas por los comensales. Los postres viven hoy su resurgimiento de las cenizas culinarias, y marcan la cancha con ganas de quedarse por un buen rato.


Tan fuerte es la tendencia que ni siquiera importa la categoría de establecimiento: sea una cantina, un bistró o el restaurante de un hotel cinco estrellas, todos están afilando el lápiz para seducir a los golosos clientes, con ofertas de chocolate, de frutos tropicales, con recetas típicas y otras de vanguardia. Conviven los clásicos de siempre con los sabores más jugados. No es difícil encontrar un bodegón que ofrezca maracuyá, ni un restaurante de autor que tenga un simple flan con dulce de leche. Es que, cuando se trata de dulces, los prejuicios caen, en una carrera donde se busca ganar con el sabor.

Después de una deliciosa cena siempre quedan ganas de algo dulce; sin embargo, no siempre "tenemos espacio" para una porción entera de postre. ¡Los mini postres fueron creados justamente para solucionar ese dilema!

 

Esta tendencia no surgió de repente, sino que viene creciendo desde 2005. La razón por la que los expertos entienden que se volvió tendencia es por el interés que tenemos en  probar nuevos sabores, así que preferimos varios pequeños bocados y no un solo postre de mayor tamaño, esto pasa con la comida en general y también se extendió a los postres, todo resume en nuestra curiosidad.

Estos mini postres recrean los postres tradicionales en versión miniatura, y nos permiten probar un poco de todo para así satisfacer nuestros antojos sin culpa.

 

En un pequeño frasco o vaso hay espacio para máximo tres bocados de cualquier postre. De tal forma, que uno se puede deleitar sin necesariamente empalagarse demasiado. También es una buena alternativa para aquellos que buscan cuidar la figura ya que no representan demasiadas calorías como una porción tradicional.

Muchos restaurantes de estilo “bistró” los utilizan como una forma más chic de ofrecer su carta de postre, sobre todos aquellos de cocina no tan formal. ¿Por qué? Además de ser atractiva para los clientes, da ventajas para el pastelero: es más simple de hacer y lleva menos tiempo. También, permite jugar con distintas texturas y sabores. Desde las delicias más típicas como el cheesecake de frutos rojos, hasta los más exóticos como el mousse de pistacho con corazón de tequila ¡todo puede caber en un frasco!

 

Por lo general, son postres de capas como el tiramisú, cheesecake de frutas, pie de limón, entre otros, en los que se ve la crema, bizcochuelo (o galletas para algunos casos) y otros acompañantes, luciéndose así más su estética de sabor a través del vidrio.

Para preparar en casa hay que tener en cuenta que no se debe hornear en el vidrio a no ser que sean resistente al calor. Se pueden armar con capas de brownie, masa lista, galletas, frutas, crema, budín, etc. Solo se necesita imaginación para que quede sabroso.

 

Desde recetas clásicas como mousse de chocolate, cheescake y tiramisú, hasta opciones más light como frutillas con crema, o yogurt con granola y moras, hay todo tipo de variantes que se ofrecen en esta divertida y atractiva presentación.

 

 La tendencia de los mini postres llegó para quedarse ¡A degustarlos!