Esta temporada, las pasarelas han sido testigos de que el mal, el estilo barroco y el color negro se atraen, conviven y coexisten en las propuestas de vestir, puesto que las películas y series han hecho retomar vestimentas que, lejos de lo gótico, se apoyan en el poder femenino.

Las empoderadas brujas, prefieren el encaje y las transparencias, los atuendos de línea “A”, los adornos metálicos, las capas en terciopelo rojo, las líneas simples y, por supuesto, el negro como firma de su dominio.

Sus escotes son atrevidos o bien presentan aires monásticos, mientras que la joyería es elaborada y el rostro va con ojos muy marcados para lograr un mayor contraste.

Esta tendencia no es del todo nueva. Christian Dior, Jean Paul Gaultier, Gareth Pugh o Rick Owens, entre otros diseñadores han revisados los cuentos de brujas y el universo esotérico para rendir tributo en la pasarela.

Vestirse de bruja ya no es un disfraz de Halloween

Pero el resurgir del ocultismo en la moda no solo depende del trabajo de los diseñadores, sino que actrices y cantantes como Katy Perry, Emma Roberts o Madison Montgomery se han convertido en hechiceras e icono juveniles, seguidas por millones de fans.

El retorno de las brujas no podía resultar más oportuno, ya que es un momento en el que las mujeres demandan más que nunca respeto e igualdad, además de simbolizar ese poder femenino que está pisando con más fuerza que nunca.

Y es que las brujas y el ocultismo hace mucho tiempo que dejaron de ser un simple disfraz de Halloween, sino empoderamiento femenino.