Las dinámicas urbanas actuales pueden ser muy absorbentes, al grado de no dejar tiempo para nada. Más aún: existen cientos de distracciones que nos pueden hacer muy difícil estimular la fantasía a través de la lectura, y nuestra sed de inmediatez nos suele llevar a buscar historias sólo en la pantalla, y ya no entre las hojas de un libro.

Frente a esto en Canary Wharf, Londres, se instalaron máquinas expendedoras de cuentos. Apretando un botón surge un texto literario escrito en papel papiro que demandará a quien lo adquiera una lectura de no más de cinco minutos. El tiempo de la lectura es en función de que las personas que viajan en el metro puedan bajarse de él sin sentir la frustración de no saber cómo termina la historia.

Las lecturas aparecen con tocar un botón y en forma gratuita, y los textos van desde Virginia Woolf hasta Charles Dickens. Luego de una investigación en el Reino Unido se reveló que, anualmente, alrededor de 53 millones de libros no terminan de ser leídos por quienes los adquirieron debido a las exigencias de la vida cotidiana. Quedaban así inconclusos libros de poesías, novelas y otros tantos géneros.

La empresa francesa Short Édition es la encargada de proveer las máquinas con miles de textos que nos conectan con poesía, ficción y fantasía.

La característica de estas máquinas es que nos ofrecen lecturas al azar. Nunca sabemos lo que leeremos. Las primeras experiencias son del año 2011 en Francia y en la actualidad hay más de 200 en el mundo acercando belleza literaria a quien lo solicite.

Demuestran que, pese a lo vertiginoso de la vida urbana, aún puede haber resquicios para fantasear.