En 2016, Apple sorprendió a los consumidores y a la prensa al remover el conector de auriculares en los nuevos iPhone 7 y 7 Plus. La compañía justificaba la polémica medida asegurando que la liberación de ese espacio permitía instalar una batería de mayor tamaño, así como ofrecer mayor estanqueidad frente al ingreso de polvo y agua. Si bien Apple no fue el primer fabricante en tomar esta medida -ya lo había hecho Oppo unos años antes-, la relevancia de la marca fue suficiente para generar controversia.

Este año, la empresa de la manzana mordida volvió a sorprender. En la reciente presentación de los nuevos iPhone 14, anunció que los modelos que saldrán a la venta en los Estados Unidos no contarán con espacio y bandeja para una tarjeta SIM física. En su lugar, optarán únicamente por la nueva generación de tarjetas SIM, la eSIM o SIM integrada. Otra vez, no es el primero; Motorola ya ofrecía un teléfono exclusivamente con tal tecnología en 2019.

Esta SIM virtual es un chip programable soldado directamente al dispositivo, imposible de remover y un 90% más pequeño que una nanoSIM, el formato más reducido de las tarjetas convencionales. La tarjeta SIM es una pequeña pieza de plástico con un circuito en el que se almacena la información que nos identifica como clientes de una red telefónica. Con estas tarjetas, cambiar de aparato es tan sencillo como quitarla de uno e insertarla en otro, y se puede comenzar a utilizar el nuevo teléfono sin tener que realizar ninguna configuración adicional. Una eSIM cumple exactamente la misma función, pero a través de un software que se descarga e instala las credenciales que permiten conectarse a la red. Activar una nueva línea es tan simple como escanear un código QR.

Motorola presentó un teléfono solo con eSIM en 2019, unos años antes que Apple

Las eSIM tienen innumerables ventajas frente a la SIM tradicional, sobre todo en lo que respecta a seguridad. Ante la pérdida o robo del teléfono, los delincuentes no tienen manera de remover la tarjeta del aparato, por lo que no podrán registrar nuestra cuenta de WhatsApp en otro teléfono o acceder a los contactos almacenados en la tarjeta SIM. Tampoco podrán vulnerar el segundo factor de autenticación que debería custodiar las aplicaciones más importantes, como billeteras virtuales, apps bancarias y nuestro correo personal.

Además, mientras el celular esté encendido, siempre será geolocalizable para el proveedor telefónico, independientemente de estar activada o no la opción de “encontrar mi dispositivo” que ofrecen los diferentes fabricantes. Esta es sin dudas un importante elemento para maximizar el recupero de dispositivos robados, e incluso podría funcionar como herramienta de disuasión. En nuestro país, los tres mayores operadores de telefonía celular soportan esta tecnología.

Las eSIM permiten almacenar múltiples perfiles de diferentes operadores, posibilitando a los usuarios a cambiar entre líneas y servicios de datos sin necesidad de poner y quitar tarjetas. Esto supone una gran flexibilidad para cambiar de red si se viaja o se necesita mejor cobertura. Además no solo admite una portabilidad numérica prácticamente inmediata si se quiere cambiar de prestador manteniendo el número de teléfono, sino que también admite MultiSIM, un servicio que permite utilizar el mismo plan de datos en diferentes dispositivos al mismo tiempo, como smartwatches y tablets. Si bien esto es actualmente posible con las tarjetas SIM convencionales, con la eSIM no hay que esperar a recibir las tarjetas adicionales para poder utilizarlo, sino que se activa a través de un código QR que se recibe por email.

La eSIM es un pequeño chip soldado en el interior del dispositivo

Actualmente muchos teléfonos Android de gama alta y todos los iPhones fabricados desde 2018 en adelante admiten tanto eSIM como SIM física, por lo que ofrecen la posibilidad de utilizar dos números diferentes en el mismo teléfono, aunque no al mismo tiempo. La convivencia de estas dos tecnologías no es por extravagancia o esnobismo, sino que forma parte de una transición de recorrido obligatorio hasta que la eSIM se convierta en el nuevo estándar universal.

Tarjeta SIM, bandeja y herramienta de expulsión, pronto serán cosas del pasado

Sin embargo no es en la telefonía móvil donde la eSIM va a sobresalir, sino en la Internet de las Cosas (IoT). Este minúsculo chip de fabricación económica y duradera, una vez adherido al corazón de un dispositivo instalado en un lugar remoto, se encuentra mucho más protegido del entorno y los elementos que una tarjeta SIM tradicional. Además, su pequeño tamaño permite implementarlo en sensores, industria, seguridad, transporte, salud y dispositivos médicos herméticos, wereables, vehículos de todo tipo y una gran variedad de dispositivos de IoT. La flexibilidad que ofrece para cambiar entre diferentes perfiles de proveedores de servicios sin tener que acceder físicamente a la tarjeta SIM es excepcional.

La combinación de las capacidades que brindan las eSIM, junto a la potencia y velocidad de las redes 5G y los servicios en la nube, impulsarán enormemente la adopción de esta tecnología a lo largo de esta década. No solo se convertirá en el nuevo estándar para smartphones y electrónica de consumo en general; este pequeño chip revolucionará las comunicaciones allí donde no se necesita la intervención humana, permitiendo incorporar conectividad celular prácticamente a cualquier objeto, en cualquier lugar. Las posibilidades son ilimitadas.

La evolución de las tarejetas SIM