No existe una fecha concreta en la que el automóvil pasó de ser un artículo de lujo de uso exclusivo de los adinerados y pudientes de fines del siglo XIX, a ser accesible para los trabajadores en general. Se trató de un proceso gradual, en el que Henry Ford tuvo mucho que ver con la fabricación en masa del Modelo T, considerado el primer vehículo popular y masivo de la historia.

La masificación de la línea de montaje y la producción en serie, el abaratamiento del petróleo y el desarrollo de las infraestructuras viales hicieron el resto. El automóvil se transformó en un inequívoco símbolo del progreso personal y la libertad al alcance de la clase media. No hay mayor sensación de independencia y control sobre nuestra propia vida que poder ir donde queramos en el momento que se desee, sin depender del transporte público o de la voluntad de terceros.

La crisis del petróleo de la década de los 70 funcionó como un catalizador, empujando a la industria automotriz a evolucionar tecnológicamente e investigar nuevas formas de reducir el consumo de combustible de sus vehículos. En la búsqueda de la eficiencia energética se desarrollaron los sistemas de inyección, el control electrónico del motor y la reducción de emisiones contaminantes, todo administrado por microprocesadores dedicados a monitorear y optimizar el rendimiento.

Un auto moderno es una computadora gigante y como tal, puede ser hackeado

Durante los años siguientes se materializó un desarrollo incesante en la tecnología destinada a proteger a los pasajeros. Se mejoró la estructura de los vehículos para hacerlos más seguros ante colisiones, se introdujeron los airbags, el ABS pasó de los trenes y aviones a los autos y se desarrollaron los sistemas de control de estabilidad y tracción. Actualmente, los modelos más modernos de las principales automotrices incorporan tantos elementos de seguridad informatizados que la automatización total de la conducción es una realidad cada vez más cercana.

Este progreso tecnológico constante de la industria automotriz incluyó, lógicamente, la conectividad. No solo para satisfacer las necesidades de comunicación y entretenimiento de sus ocupantes o vincular los vehículos a la Internet de las Cosas (IoT) en el desarrollo de ciudades inteligentes. Una gran cantidad de automóviles actuales están vinculados a sus empresas fabricantes a través de servicios telemáticos que permiten recibir actualizaciones de software, diagnóstico remoto y sistemas de llamada de emergencia automática. No obstante, esta conectividad, aunque útil, también los hace vulnerables a los ciberataques, poniendo en riesgo la seguridad de los ocupantes y la funcionalidad del vehículo.

Durante el otoño boreal de 2022, el investigador de seguridad de aplicaciones web Sam Curry descubrió una serie de brechas de seguridad críticas en los sistemas telemáticos de las automotrices y la infraestructura que los respalda. Estas vulnerabilidades, tan inquietantes como perturbadoras, ya que no solo afectaban a marcas de lujo como Ferrari, Porsche, Jaguar, BMW, Mercedes Benz y Rolls Royce, sino también a generalistas como Toyota, Honda, Kia, Nissan y Fiat-Chrysler.

Según la marca, algunos fallos de seguridad permitían a los hackers conocer datos y ubicación del vehículo, información precisa del dueño como número de teléfono, dirección física, dirección de correo electrónico y contraseña de la cuenta. También podían bloquear y desbloquear el vehículo remotamente, encender y apagar el motor, encender o apagar los faros, tocar la bocina, abrir el baúl, bloquear a los usuarios para que no puedan administrar su vehículo e incluso cambiar la titularidad del propietario en la base de datos del fabricante. En el caso específico de Kia, los hackers incluso pudieron acceder a las cámaras de visión de 360 grados y ver imágenes en vivo desde el automóvil.

Ciberdelincuentes pueden controlar las cerraduras y el motor de un auto remotamente

En el caso de Hyundai, por ejemplo, los atacantes descubrieron que podían controlar de forma remota las cerraduras y el motor de todos los vehículos fabricados después de 2012, más de 35 millones de unidades. También encontraron una forma para poder hacer lo mismo con coches fabricados por Honda, Nissan, Infiniti y Acura conociendo solo el número VIN, un código alfanumérico que identifica de manera única a cada automóvil. A este número se lo puede encontrar, entre otras ubicaciones, en la parte baja del parabrisas delantero.

Afortunadamente, Sam Curry y su grupo de analistas de ciberseguridad no se dedican al crimen, por lo que antes de dar a conocer públicamente sus descubrimientos se comunicaron con las automotrices comprometidas para darles tiempo a corregir estas vulnerabilidades.

También es posible hurtar un automóvil con un cable USB sin necesidad de ser un hacker. En julio del año pasado, un desafío viral en TikTok con el hashtag #KiaBoyz provocó un aumento del 800% en el robo de vehículos en el área de Chicago, EE.UU. El reto consistía en una lección que explicaba paso a paso cómo sustraer modelos de Kia posteriores a 2011 y de Hyundai a partir de 2015, arrancando el vehículo sin necesidad de usar las llaves, simplemente con un cargador de celular.

Está claro que existen métodos menos complicados para robar vehículos, que van desde la fuerza bruta para forzar puertas y sistemas de arranque, hasta la amenaza de violencia física. Sin embargo, los delincuentes más sofisticados prefieren no arriesgarse a ser identificados por sus víctimas, por lo que recurren al uso de tecnología sin necesidad de tener conocimientos avanzados de informática. Una muestra de ellos es la utilización de inhibidores de señal, dispositivos que interfieren con las ondas de radiofrecuencia del cierre centralizado, impidiendo el bloqueo del coche. Una forma sencilla de evitar ser víctima de este delito es verificando manualmente que las puertas estén completamente cerradas antes de alejarse del vehículo.

Los vehículos equipados con llaves inteligentes son un blanco fácil para los ladrones, ya que permiten abrir, cerrar y arrancar el auto sin necesidad de utilizar una llave física gracias a la tecnología de proximidad. Unas antenas especiales en el vehículo se comunican con una unidad remota en poder del conductor, permitiendo el desbloqueo de las puertas y el encendido del coche mediante un botón.

Los vehículos equipados con llaves inteligentes son un blanco fácil para los delincuentes

Lamentablemente esta comodidad tiene un precio, ya que los delincuentes pueden utilizar un dispositivo electrónico repetidor capaz de captar la señal de la llave inteligente a una distancia de decenas de metros, incluso dentro de una casa. De esta forma logran desbloquear y encender el vehículo sin tener la llave en su poder. Evitar ser víctima de este tipo de robo es tan fácil como guardar la llave dentro de una funda metálica, bloqueando las ondas electromagnéticas e impidiendo este tipo de ataque.

La historia del automóvil está marcada por una evolución tecnológica constante, llegando al punto donde los vehículos dependen tanto de los sistemas computacionales que están más cerca de una pequeña nave espacial que de un sencillo y modesto Citroen 3cv. Las últimas innovaciones han expandido tanto la superficie de ataque que han abierto la puerta a nuevos desafíos de seguridad, impensados apenas unos años atrás. Quizá sea el momento de mirar con otros ojos a aquellos viejos autos que, aunque no tan cómodos y avanzados como los modernos, son más simples de reparar y se empiezan a ver como una alternativa más confiable.