“No nos propusimos reemplazar la formación académica formal, pero sí abrirle una puerta a aquellos chicos que -por diferentes razones- no pudieron terminar el secundario o aprender un oficio. Todos deseamos ver que los jóvenes avancen, que hagan algo con su vida y que se formen como miembros activos y positivos de la sociedad. Esa es la idea que empuja a EPF”. El autor de estas nobles palabras es Pedro Mihovilcevich, un Ingeniero en Electrónica Digital nacido en Croacia, criado en Argentina y padre y director de Electrónica Para el Futuro (EPF), un proyecto educativo gratuito que busca brindar conocimientos y herramientas para transformar un oficio en el ascensor social que permita a jóvenes que quedaron fuera del sistema educativo y laboral insertarse en el mundo del trabajo.

Como ingeniero, Pedro trabajó junto a la Fuerza Aérea Argentina en el programa misilístico Cóndor, en Falda del Carmen. Estando allí tomó contacto con el fabricante de tecnología aeroespacial Lockheed, donde se especializó en el diseño, mantenimiento y reparación de radares, lo que lo llevó posteriormente a participar de la guerra de los Balcanes para el ejército croata. “Terminada la guerra, hubo que prácticamente reconstruir el país”, cuenta Pedro.

Instrumentos y equipos que utilizan los aprendices

“Ahí comenzó lo que fue la idea que posteriormente utilizamos en EPF, generar un formato de capacitación maestro-aprendiz al viejo estilo, como las ENET que teníamos en siglo pasado, antes de que a un presidente se le ocurriese provincializar las Escuelas Nacionales de Educación Técnica. En Croacia aplicamos un sistema abreviado, porque la mayoría de los que tenían profesiones, al volver de la guerra o les faltaba un pie, o les faltaba una mano, o por estrés post-traumático no podían seguir trabajando. Nos hacían falta carpinteros, albañiles, electricistas, y había que formarlos e. breve porque había que reconstruir todo lo que estaba roto. Ahí surgió ese formato que después aplicamos en el EPF”.

La comparación no es azarosa, nuestro país, por motivos completamente diferentes, atraviesa un escenario ruinoso similar a la Croacia de posguerra, necesitado de una reconstrucción que debe comenzar desde el corazón del tejido social.

Electrónica para el Futuro nació casi de casualidad, tras un llamado de un colega de Salta consultándole por instrumentos electrónicos usados. Este hombre estaba enseñándole a algunos jóvenes el oficio por sus propios medios, sin ningún tipo de ayuda oficial, por lo que Pedro se ofreció a colaborar con la organización necesaria para incrementar el número de aprendices. “Desde que a Nikola Tesla se le ocurrió hacer su primer motor sin escobillas y se empezó a usar en el mundo la corriente alterna, la humanidad avanzó en 100 años lo que no había avanzado en 2 mil años”, expone Mihovilcevich.

“Y yo creo que estos próximos 20 o 30 años -y esto no hay que ser muy ingenioso o muy sabio para poder descubrirlo- apuntan directamente hacia la electrónica de las cosas. Las próximas generaciones van a estar rodeadas de electrónica por todos lados, y es donde se produce la gran grieta en lo tecnológico: por un lado las empresas que generan cada día tecnología más nueva -obviamente es su negocio- pero por otro lado hay un montón de gente que no está preparada para asistir por el lado técnico a esa tecnología”, agrega Pedro. Ahí es donde EPF entra en juego, brindando las herramientas y el conocimiento específico para poder atender las necesidades de mantenimiento y reparación de cantidad de elementos tecnológicos.

“La mecánica es esa, comunicar, dar a conocer, explicar el objetivo y transmitir conocimiento y valores, que es lo que sustenta al proyecto. Esto lo hacemos gratis y de corazón porque sentimos que le debemos algo a nuestras propias vidas. Eso en muy poco tiempo va a marcar la diferencia”, añade el Ingeniero.

Ing. Pedro Mihovilcevich, director del proyecto junto al Dr Pedro Von Eyken, vicedirector

El proyecto comenzó en Salta, siguió por Tucumán y hoy ya está armando centros en siete localidades. En nuestra zona tienen iniciadas conversaciones en la vecina ciudad de Pérez para montar talleres para los chicos de la zona. “Hay mucha industria, pero no hay mano de obra capacitada para poder acceder a esos trabajos, así que desde Pérez vamos a formar gente para que puedan atender esos requerimientos de empleo. Todo eso hecho al viejo estilo, a pulmón. No contamos con ningún medio oficial, no tenemos sponsors ni nadie que nos pague la luz de la sala donde los chicos estudian. Sí tenemos generosos aportes de ciudadanos como nosotros, que nos han hecho llegar computadoras, componentes electrónicos y algún aporte de dinero que sirve para algunos gastos de mantenimiento y de funcionamiento. Es un trabajo que, como decimos en el slogan nuestro de funcionamiento, entre todos se puede”.

Las necesidades de cada nodo de EPF son básicas, al estilo del viejo taller de electrónica del barrio: una sala de unos 35 o 40 metros cuadrados, cuatro o cinco instrumentos indispensables, un pequeño stock de repuestos de uso frecuente y profesores dispuestos a brindar su tiempo y conocimiento. “Desde EPF como proyecto sí marcamos unas etapas que hay que cumplir para que el chico después de siete u ocho meses ya tenga las herramientas básicas para poder salir a trabajar. El resto va por la curiosidad, el empeño y las ganas qu. le ponga cada uno, como lo hicimos nosotros hace 50 años atrás, cuando no había tanta facilidad para obtener información”, indica Pedro.

“Nadie te da la fórmula de la Coca Cola, te invita con una pero no te dice cómo la hace. Y el decir cómo se hace, en electrónica, es nuestro mayor capital en los que ya tenemos algunos años de experiencia. Ese capital se lo queremos trasladar a los más jóvenes con el compromiso previo de que ellos lo hagan con los próximos, generar una cadena de favores e ir transmitiendo conocimientos. Eso crea una nueva estructura de gente que ayuda a otra gente. Hasta acá lo venimos logrando, porque los mismos chicos son los encargados de comentarles a sus amigos y familiares y van trayendo nuevos chicos”.

Entregando instrumental de banco en el nodo Salta

El entusiasmo de Pedro contagia. Sus motivaciones exceden sustancialmente el propósito educativo, intentando modificar su entorno mediante la acción directa. “Hay muchos lugares donde la desidia ha triunfado. Contra eso estamos dando batalla con los elementos y recursos que tenemos, pero sobre todo, con mucha fe puesta en la próxima generación. La pregunta del millón siempre ronda respecto a qué es lo que hacemos cada uno de nosotros para que lo que nos rodea y no nos gusta, cambie. Sabemos que con esto no vamos a dar vuelta los designios del país, pero sí le podemos cambiar la vida a un grupo de personas, y ya lo estamos haciendo”.

Si te interesa conocer más sobre el proyecto EPF y querés participar donando tu tiempo, dando clases virtuales o como aprendiz, visita electronicaparaelfuturo.org o escribí a info@electronicaparaelfuturo.org. Podés encontrar a Pedro en Twitter como @PedroMihovilce1.