Fabela, un hueso raro que se consideraba desaparecido del cuerpo humano por su presunta intulidad, resurgió con fuerza en los últimos años en adultos mayores. Se ubica en la zona de las rodillas.

Así lo reveló un nuevo metaanálisis, dirigido por el doctor Michael Berthaume, del Imperial College de Londres, que descubrió que este misterioso hueso entró otra vez en la especie humana, sobre todo en hombres que residen en Asia.

De 1918 a 2018 se triplicó el número de rodillas humanas que lucían fabelas, aparentemente inútiles, ya que son pequeños huesos enterrados en el tendón detrás de algunas rodillas, según publica el 'Journal of Anatomy' y reproduce Infosalus.

La fabela, apodada “Apéndice del esqueleto”, está relacionada con el dolor de rodilla, la artritis y las cirugías problemáticas de rodilla. Como otros huesos, comienzan como grupos de células de cartílago. A medida que una persona crece, las células se pueden formar en un hueso nuevo, llamado osicación.

Ahora, el equipo investigador que trajo a la luz el regreso de la fabela ha descubierto por qué se forman en algunas personas y no en otras, así como sus vínculos con la región geográfica, la edad y el sexo. Concluyeron que una mejor nutrición es un factor determinante.

Para este nuevo estudio los científicos utilizaron 66 trabajos de investigación que abarcaban 27 países y 21.676 rodillas individuales. Esto incluyó estudios que identifican la fabela por rayos X y también por disección.

Descubrieron que las rodillas estudiadas en Asia tenían más probabilidades de tener fabela, seguidas de las de Oceanía, América del Sur, Europa, Oriente Medio y América del Norte, y las rodillas en África eran las menos probables.

"Suponiendo que las etnias de las personas estudiadas coincidan con la región en la que se realizaron los estudios, nuestros hallazgos destacan cómo la variación genética vinculada a nivel regional juega un papel importante en la formación de fabelas. Sin embargo, también pueden jugar factores regionales no relacionados con la genética papeles significativos", indicaron los especialistas.

La fabela apareció con mayor frecuencia en personas mayores, lo que sugiere que la posibilidad de que una persona la desarrolle una aumenta con la edad. Esto, dicen los autores, podría deberse a que las personas mayores tienen más probabilidades que las más jóvenes de haber experimentado los estímulos mecánicos para causar la osicación de la misma. Además son más significativas en hombres.

La fabela se pensó una vez perdida en la evolución a medida que los humanos evolucionaron de monos del viejo mundo a grandes simios. “Se encuentra en monos de cuatro patas, está ausente en los grandes simios, y presente en los humanos, lo que nos hizo preguntarnos por qué desapareció en los grandes simios y regresó en nosotros, con este dramático resurgimiento de 150 años”, concluyeron.