“La cardiopatía congénita comienza en las primeras diez semanas de gestación, período en el cual, por el plegamiento de un pequeño tubo, se concluirá formando nuestro corazón. En ese momento en algunos fetos se produce una mal formación; la más frecuente en el recién nacido, la que representa la segunda causa de mortalidad infantil luego de la prematurez”, respondía a Rosario3.com, la doctora Lucrecia Mata, médica cardióloga y especialista en cardiología infantil.

Más adelante, la facultativa agregaba: “Por esto, debemos procurar oportuna y rápidamente tener el diagnóstico. Al mismo se puede llegar por estudios en el feto, y luego entre la vigésimo octava y la trigésima cuarta semanas, mediante un ecocardiograma fetal, se puede detectar y, de esta manera, decidir dónde va a nacer ese bebé y qué cuidados deberán ser indicados.

Esta es una patología que afecta por igual a toda la población mundial, el porcentaje de pacientes que pueden padecerla depende de cada país, hoy con el diagnóstico pre natal establecido en la mayoría de los países, ese porcentaje se ha ido modificando.

Actualmente, en nuestro país, se diagnostican 7000 a 8000 recién nacidos por año, de los cuales un 30% de esos pacientes sufrirán cardiopatías complejas y van a requerir una intervención inmediata. No siempre se requieren cirugías.

En el país hay instituciones que están en condiciones de intervenir en la etapa fetal y resolver, por ejemplo, corregir alguna válvula y abrirla con el feto en la panza de la mamá. Son procedimientos de altísimo riesgo.

Pero no todas las cardiopatías necesitan de una intervención quirúrgica inmediata. Por eso, las intervenciones indicadas se llevan a cabo alrededor del mes de vida, ya que existe un período de transición y muchos bebés expresan sus síntomas en el transcurso de las primeras semanas de nacidos. Por eso es importante contar con el diagnóstico temprano para ir programando los pasos necesarios en la evolución de cada paciente”.

Controles

En cuanto a la importancia de los controles en estos pacientes, Lucrecia Mata, enfatizaba: “los pacientes con cardiopatías deben realizarse controles periódicos, ya que las cariopatías congénitas no se curan, se reparan, siempre quedan lesiones residuales. Ese paciente y su corazón tendrán que realizar un mayor esfuerzo para hacer frente al envejecimiento y las enfermedades propias de la edad.

Por eso son tan importantes los controles en los pacientes que hayan padecido cardiopatías congénitas que son en general con una frecuencia anual o bi anuales. Y aquellas que son cardiopatías congénitas complejas que llamamos corazones univentriculares donde existe una única cavidad, los controles deberán ser mucho más estrictos ya que al llevar materiales protésicos y eso necesita muchas veces anticoagulación y controles con el hematólogo; es decir, éstas Cardiopatías exigen muchos más controles.

Debemos tener en cuenta que las cardiopatías congénitas  pueden agruparse en: un 60% son las cardiopatías congénitas que van de moderadas a severas, las que en general les permiten a quienes las padecen desarrollar un buen nivel de vida. Son pacientes que pueden concurrir al colegio y realizar un deporte recreativo. Deben incorporar ciertos hábitos saludables; dieta estricta y sobre todo comer sin sal, con visitas de control al neumonólogo. Podemos decir que su vida se desarrolla en la normalidad y podrán trabajar cuando llegue su momento. Es decir son pacientes con un buen pronóstico. Sólo el 30% restante corresponden a las cardiopatías graves.

 

Lucrecia Mata, cardióloga, especialista en cardiología infantil matrícula 16682, Sanatorio Británico