El estudio, titulado "Los movimientos abiertos estructuran la información sensoriomotora en el desarrollo humano temprano", publicado este martes en la revista PNAS, demostró que la actividad corporal espontánea de bebés motivada por su curiosidad sirve para que descubran las sensaciones que les producen los movimientos y aprendan, así, a moverse.

"Hemos observado que los bebés aprenden a mover su cuerpo a partir de sus propios movimientos, aunque aparentemente no tengan un propósito. Parece que el neonato busca una combinación entre las señales motoras que envía su cerebro y las respuestas sensoriales que le generan dichos movimientos", indicó Hoshinori Kanazawa, autor principal del estudio.

Si bien Kanazawa y otros investigadores creían que "el sistema sensoriomotor dependía de interacciones reiteradas", los hallazgos de la investigación demostraron que "los bebés desarrollan su propio sistema sensoriomotor motivados por su curiosidad", explicó el científico.

El estudio mostró que estos movimientos espontáneos sirven para el desarrollo del sistema sensoriomotor de las personas, es decir, la capacidad para regular los músculos, el movimiento y la coordinación.

Los investigadores reportaron que los resultados de este estudio también "podrían ser potencialmente valiosos en la investigación clínica" con el objetivo de utilizarlos como "biomarcadores de pronóstico", es decir, para ayudar a predecir el progreso de una enfermedad, indicó Kanazawa.

La investigación se realizó sobre 12 recién nacidos y 10 bebés con menos de tres meses de vida, por lo que la próxima etapa de la investigación implicará una muestra más amplia y durante un tiempo más prolongado “para comprobar si los movimientos influyen en el desarrollo posterior y en la edad adulta”, sostuvieron.