Dormir siesta una o dos veces por semana podría reducir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral, según una investigación norteamericana

Investigadores tomaron a 3.462 residentes de entre 35 y 75 años seleccionados al azar y monitorearon su salud durante cinco años, según el trabajo publicado en la revista Heart y reproducido por 20 Minutos.

El 58% no había dormido siesta durante la semana anterior; el 19% tomó una o dos siestas; el 12% tomó de tres a cinco; mientras que el 11% lo hizo entre seis y siete. Las siestas frecuentes (3-7 por semana) solían ser en mayores, hombres, fumadores, que pesaban más y dormían más tiempo por la noche que aquellos que decían que no dormían durante el día. Fue este grupo el que reportó más somnolencia diurna y apnea obstructiva del sueño más severa.

Durante el período de análisis, hubo 155 casos de enfermedades cardiovasculares fatales y no fatales. Más allá de los factores potencialmente influyentes como la edad, duración del sueño y presión arterial, la siesta ocasional, una o dos veces por semana, se asoció con una reducción a la mitad en el riesgo de ACV o insuficiencia cardíaca (48%), en comparación con aquellos que no tomaron siesta en absoluto. Solo la edad mayor (65+) y la apnea severa del sueño lo afectaron.

Pero el riesgo cardiovascular aumentado en un 67% observado inicialmente para las siestas frecuentes prácticamente desapareció después de tener en cuenta los factores potencialmente influyentes. Y tampoco se encontraron asociaciones con eventos de enfermedad cardiovascular para la duración de la siesta (de 5 minutos a 1 hora más).

“Si bien las vías fisiológicas exactas que vinculan la siesta durante el día con el riesgo de enfermedad cardiovascular no están claras, esta investigación contribuye al debate en curso sobre las implicaciones para la salud de la siesta, y sugiere que podría no solo ser la duración, pero también la frecuencia que importa”, indicaron los autores del trabajo, Yue Leng y Kristine Yaffe, de la Universidad de California.