El 21 de noviembre se celebra el Día de la Espina Bífida, una malformación congénita que se produce durante el desarrollo del feto. Su diagnóstico se realiza cuando nace el bebé, ya que suele manifestarse en forma de quiste en la espalda. Sin embargo, en ocasiones puede no ser tan evidente. 

La finalidad de este día es dar a conocerla y promover la protección en todos los aspectos de las personas nacidas con espina bífida y/o hidrocefalia o afines, fomentando y perfeccionando, en lo posible, el nivel asistencial, educativo, laboral y social de dichas personas, según publica 20minutos.

La espina bífida surge porque "parte del tubo neural que forma la médula espinal no se cierra completamente", según indica la Federación Española de Asociaciones de Espina Bífida e Hidrocefalia (FEBHI). Cuando esto sucede, el sistema nervioso central, el genitourinario y el aparato locomotor se ven afectados.

La FEBHI también afirma que hasta en un 90% de los casos la espina bífida suele producir hidrocefalia. Esto provoca un exceso de líquido en los ventrículos, aumentando la presión y causando un deterioro en la función cerebral. Los bebés con hidrocefalia tienen un tamaño de cabeza mayor.

Características de la espina bífida

Existen hasta tres tipos de espina bífida cuyas características son diferentes entre sí. La FEBHI hace la siguiente clasificación:

Meningocele: es un quiste que se forma para proteger a la médula espinal y que es visible en la parte baja de la espalda. Dentro de este quiste hay líquido cefalorraquídeo y los nervios, por lo general, no están dañados. Este tipo de espina bífida no suele estar asociada a la hidrocefalia, como indica la Asociación Española de Pediatría (AEPED).

Mielomeningocele: en este caso se forma una bolsa que contiene líquido cefalorraquídeo, nervios y placa neural. La médula no se ha podido desarrollar con normalidad, así que esto suele causar parálisis que puede ser mayor o menor dependiendo de dónde esté situada la lesión. Al igual que el meningocele, en la espalda suele manifestarse un bulto que alerta sobre esta malformación.

Oculta: se produce un pequeño defecto en la formación de una vértebra que no provoca daños ni en la médula espinal ni en los nervios. En ocasiones, puede afectar a la vejiga o las piernas, pero de una forma mínima. Lo habitual es que no presente síntomas.

El origen de esta malformación suele relacionarse con la ingesta suficiente de ácido fólico, según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes (NINDS). De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que se puede reducir este riesgo hasta en un 70% si la madre toma diariamente la cantidad de ácido fólico que necesita, aproximadamente unos 0,4 miligramos.

Fuente: 20minutos