Por tratarse de una parte más de nuestro curepo, el cerebro también envejece y a veces puede deteriorarse más allá de lo que implica la edad. 

El Dr. Rafael Arroyo, jefe del Departamento de Neurología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo (Madrid), señala que en muchos casos es complicado diferenciar entre la pérdida de memoria asociada a la edad y el deterioro cognitivo leve o DCL, precursor en muchos casos de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, el párkinson o la ELA.

Pot otro lado, como publica 20minutos, la Mayo Clinic, sostiene es posible que el deterioro cognitivo leve aumente el riesgo de padecer algún tipo de demencia en el futuro, pero no siempre es así: "pueden permanecer estables durante años, progresar a una demencia, o mejorar con el tiempo".

Un cerebro sano y un cerebro con alzhéimer.

Para poder descubrir si estamos ante un rasgo precursor de una enfermedad o un síntoma propio del deterioro natural del cerebro, los expertos emplean biomarcadores. "Se considera un biomarcador a todo aquello que podamos medir desde un punto de vista clínico, en sangre, en líquido cefalorraquídeo, o a través de pruebas de imagen como la resonancia magnética (RM), o la tomografía por emisión de positrones (PET), y que nos sirva para una detección precoz", explica el doctor Arroyo.

Así, el neurológo subraya que, en el caso del alzhéimer, se sabe que las lesiones cerebrales propias de la enfermedad empiezan mucho tiempo antes de manifestarse los síntomas clínicos, por lo que los biomarcadores tienen especial interés, ya que los tratamientos pueden ser más eficaces en las fases tempranas de la misma. 

En la detección temprana del párkinson este experto considera que tienen gran importancia los estudios de resonancia cerebral, y las técnicas de Medicina Nuclear que aprecian alteraciones en la vía dopaminérgica del cerebro. 

Por otro lado, respecto del caso de la esclerosis múltiple, el jefe de Neurología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, destaca que los aspectos clínicos, radiológicos, y del líquido cefalorraquídeo, sirven de marcador pronóstico y de respuesta al tratamiento. "Existen nuevos marcadores, como los neurofilamentos de cadena ligera que se obtienen de la sangre del paciente y pueden ofrecer una alerta temprana y ser un indicador de seguimiento de esta patología", sentencia el doctor.

Fuente: 20minutos