Resulta cada vez mas frecuente ver en redes sociales controvertidos vídeos de prácticas con bebés de pocos meses a los que se les enseña a darse la vuelta tras lanzarles a la pileta sin apoyos. Algunos consideran que este método puede originar traumas en el niño; mientras que otros opinan que puede tratarse de un sistema eficaz para salvar vidas.

Más allá de la polémica, la Asociación Española de Pediatría aconseja, por un lado, que los niños aprendan a nadar alrededor de los cuatro años (momento en el que ya son capaces de adquirir autonomía dentro del agua, desarrollar movimientos propios de la natación y a atender las instrucciones de un monitor) y, antes de ello, a ayudarles a familiarizarse con el agua de una forma sana y divertida que les ayude, además, a perder el miedo, tal como publica 20minutos.

Por lo tanto, hay que diferenciar claramente entre aprender a nadar, algo que solo ocurrirá cuando los niños tengan la destreza necesaria para adquirir los movimientos coordinados que requiere esta práctica; y la matronatación, práctica que se puede iniciar mucho antes y que se centra en el disfrute y adquisición de ciertas habilidades, en familiarizarse con el agua y en estrechar los vínculos del bebé con sus padres, que le van a acompañar siempre en las sesiones.

Expertos consideran que la edad más apropiada es a partir de los cuatro o cinco años, momento en que cual los pequeños suelen contar ya con una coordinación de movimientos apta para esta disciplina. A los seis años podrían comenzar a aprender las primeras técnicas como estilos o saltos.

Fuente: 20minutos