La seguridad atraviesa todo el tejido social y por tal, penetra en cada disciplina en la que el ser humano despliega su hacer. La organización institucional de los estados la asigna a un sector esa responsabilidad, y el imaginario social, termina creyendo que así debe ser. Hay quienes, desde hace mucho tiempo, trabajan para cambiar ese paradigma. Rosario3.com, entrevistó a Claudia Liliana Perlo, doctora en Educación por la Universidad Nacional de Rosario, investigadora del Irice-Conicet y coordinadora del Área de Aprendizaje y Desarrollo Organizacional.

“Todos los investigadores tratamos de ir al corazón de las palabras; seguridad viene de securitas, que, paradojalmente se traducía como ´sin cuidado´; y en esa palabra vemos cómo se tensionan los conceptos de 'seguridad' y 'cuidado'. Pareciera que la seguridad tiene que ver con 'un control externo': cuando hay alguien que está cuidando, es porque hay otro que no se está haciendo cargo de su cuidado, y, seguramente, del cuidado del otro”, aseveró la especialista.

- ¿Quiénes son los que definen la seguridad en un momento histórico?

- Apenas aparece la palabra seguridad se piensa en políticas públicas; por ejemplo, en tiempo de elecciones los candidatos hablan de seguridad y de las políticas públicas de seguridad. Ahí entramos en un gran conflicto entre los antiguos y los nuevos paradigmas. Un refrán popular sostenía que a “seguro lo llevaron preso”; yo creo que este decir popular adquiere mucho sentido con los nuevos paradigmas científicos.

- Entonces, ¿debemos dar un salto cuántico, como ustedes proponen, desde el reduccionismo imperante del blanco/negro hacia un nuevo paradigma que nos lleve al pensamiento desde la complejidad?

- Desde que Einstein en 1925 diera a conocer su teoría especial de la relatividad, todos los desarrollos de las ciencias sociales y de las ciencias duras, comenzaron a hablar de un mundo incierto, caracterizado por la indeterminación o el azar y el caos. Cómo podemos pensar políticas públicas de la seguridad que sean congruentes con este mundo. Ésta, sería una gran pregunta para que nos hagamos.

- En su trabajo, incorpora un concepto que me gustaría que desarrollara: “Un encierro dentro del encierro”. ¿A qué se refería y qué idea tiene de la medida que quiere tomar el gobierno?

- Ese encierro nada tiene que ver con el encierro físico. Las personas que están condenadas al encierro están privadas de su libertad; en realidad, de la libre circulación dentro de la sociedad; la libertad es un concepto más amplio y más trascendente. ¿Quién me podría impedir a mí que yo piense cómo quiera pensar, por más que esté dentro de la prisión? ¿O sienta cómo quiera sentir? Justamente, de esto se trata la libertad: “pensar”, “sentir” con absoluta libertad. Justamente, yo destaco en ese trabajo el encierro como hacinamiento psíquico; con el sufrimiento subjetivo, y esto sí tiene estrecha relación con el concepto de libertad: cuando yo siento que no pueda hacer ni pensar de acuerdo a mi propia identidad, ahí el hacinamiento no es solamente físico, sino que pasa a ser hacinamiento psíquico; es lo que yo llamo, 'el encierro del encierro'”.

- ¿Cuándo ustedes piensan de este modo se acercan al abordaje que, con relación a estas personas privadas de su libertad física, hacen los equipos de salud?

- Esto tiene que ver, también, con el reduccionismo científico que ha llevado a los subsistemas sociales, como los subsistemas de salud, de educación, de seguridad social, jurídico, como sistemas separados de lo que nosotros consideramos un solo sistema. Aquí se ve la influencia del lenguaje; esto ocurre en nuestro idioma; mientras que en inglés helth y whole es lo mismo; ya que salud es algo más que ausencia de enfermedad; cuando hablamos de profilaxis ¿a qué nos referimos? A educación. Es una delgada línea que separa salud de educación, como lo es la que separa salud de mi totalidad, que es lo que tiene que ver con esa armonía, ese equilibrio armónico. Los agentes de salud y los agentes educativos convergemos en el cuidado; ambos somos agentes del cuidado; ambos estamos entrelazados por ese concepto de totalidad.

- Y justamente, ¿acaso no nos piden hoy que nos cuidemos y que cuidemos al otro, cuidándonos?

- Nosotros estamos muy contentos que este concepto haya salido a la luz. Es, justamente, este concepto es el que estamos planteando como alternativo de seguridad. El gobierno ha planteado el aislamiento social preventivo obligatorio, en donde la circulación libre ha pasado a ser castigada; te detienen, cobran multas a quienes transgreden. Otra vez emerge la seguridad como control externo. La propuesta nuestra es pasar de este sistema obligatorio sobre el control y la seguridad como modelo represivo punitivo al cuidado social y permanente. Cambia el escenario. Haciendo una nota escuchamos a un periodista aislamiento solidario, un lapsus que busca acercarse a estos nuevos paradigmas. Hay dos grandes modelos; por un lado, un modelo represivo punitivo; nosotros estamos aportando un modelo ético relacional de los vínculos sociales; creemos que éste es el salto cuántico.

En la medicina ha costado mucho la incorporación del concepto de salud enfermedad, donde ésta no es ausencia enfermedad, sino una manifestación de la cultura, como tantas otras. Desde la filosofía, hace unos años se comenzó a ver a la enfermedad como un proceso de armonización. Por otro lado, nos preocupa escuchar, por estos días: “debemos combatir al enemigo invisible”, seguimos con la metáfora del combate; es como si quisiéramos insistir con que hay un adentro y un afuera; el enemigo y externo que sería alguien que nos causó un daño; y no podemos ver que el ambiente, al que sentimos afuera y como un extraño, nos está poniendo frente a un espejo. Nada de combatir, sólo tenemos que reorganizarnos. Los sistemas caóticos, caracterizados por la interrogación, son sistemas auto organizados y lo único que tenemos que hacer es detenernos y ver cómo nos reorganizamos.

- Los cuánticos nos enseñaron que el caos tiene su orden.

- Sí, la pandemia nos va a poner frente a un nuevo orden, para lo cual debemos, responsablemente, estar muy despiertos, ya que estamos frente a una gran posibilidad para reorganizarnos. Tenemos todo sobre la mesa para tomar la oportunidad de reorganizarnos; es una posibilidad que nos convendría no perder.

Claudia Liliana Perlo
Claudia Liliana Perlo. Doctora en Educación por la Universidad Nacional de Rosario. Investigadora Irice-Conicet-UNR. Coordina el Área de Aprendizaje y Desarrollo Organizacional en dicho Instituto.