En este contexto de pandemia y comienzo de clases, en donde los hábitos y rutinas se vieron modificadas y atravesadas por la emergencia sanitaria, se vuelve más importante que nunca cuidar el descanso de los niños.

El sueño es una de las necesidades básicas de los menores, una función evolutiva que requiere de la maduración del sistema nervioso. En la infancia, el sueño se encuentra en desarrollo y es imprescindible para un adecuado crecimiento físico y desarrollo neurológico y emocional del niño. De ahí la importancia de dormir las horas necesarias y que este sueño sea efectivo y proporcione un descanso reparador.

Al respecto, la Dr.a Cecilia Avancini, Jefa de Pediatría de vittal, la empresa de urgencias médicas, señaló que para un sueño saludable lo ideal es establecer una rutina antes de ir a dormir. Estas son algunas medidas que indicó la especialista para lograrlo:

– Establecer un horario regular a la hora de acostar y despertar todos los días al niño, hacer siempre lo mismo, incluidos los fines de semana, desde los primeros meses de vida. Hasta los 5 años el niño debería dormir la siesta después de comer.

– Rutinas agradables para irse a dormir: baño, cena, habitación con luces bajas, canciones de cuna, leer un cuento, crear un entorno que le permita al niño ir asociando ese estímulo con la hora de ir a la cama.

– No acostumbrarlo a dormir alimentándose, acunándolo, o paseando en el cochecito o en el auto, ya que cuando se despierte y se encuentre solo, va a reclamar volver a esa situación. Acostarlo despierto en su cuna, para que aprenda a conciliar el sueño solo. Al principio puede costar, se pueden usar objetos como algún peluche o muñeco que sea seguro para su edad y que permanezcan con él toda la noche y que solo se utilice con este fin, al acostarlo se lo damos para que asocie el muñeco con dormir.

– Evitar bebidas estimulantes como el café y el té, pero también las bebidas de chocolate y cola.

– Evitar mirar la televisión, el uso de pantalla, cuentos atemorizantes, o actividad física enérgica una hora antes de irse a dormir.

A TENER EN CUENTA

A su vez, la Dra. Avancini afirmó que la falta de un buen sueño reparador puede acarrear problemas importantes de salud, como:

– Afectar al desarrollo físico del niño impidiendo el correcto crecimiento.

– Provocar trastornos del aprendizaje, efectos negativos en las funciones cognitivas, emocionales y conductuales.

– Afectar al desarrollo emocional y social provocando trastornos de relación, cambios de humor, irritabilidad, fatiga.

– Microsueños diurnos que lo harán pasible de cometer errores y omisiones.  Hiperactividad.  Pérdida de la atención. Enlentecimiento cognitivo, declinación de la velocidad de cálculo, que harán incrementar el riesgo de accidentes.

“Si bien el dormir es un hábito que se aprende, no todos los bebés son iguales frente al sueño. Hay bebés más tranquilos, y otros más demandantes que presentan distintas características como despertarse a la noche y requerir la presencia del papá o la mamá”, señaló la especialista.

Al respecto, la Dra. Avancini explicó que “muchas veces los trastornos del sueño de los bebés son el reflejo de situaciones de angustia en la familia, conflictos de pareja, situaciones traumáticas o de stress, que no genera esa sensación de tranquilidad y seguridad que necesita el niño”.