Cenar tarde puede contribuir al aumento de peso, de la presión arterial y del nivel de azúcar en la sangre, que puede derivar en diabetes, según un reciente estudio norteamericano.

“Este estudio arroja nueva luz sobre cómo comer una cena tardía empeora la tolerancia a la glucosa y reduce la cantidad de grasa quemada. El efecto de comer tarde varía mucho entre las personas y depende de su hora habitual de acostarse”, indicó su autor Jonathan C. Jun, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.

De acuerdo al investigador, el trabajo publicado en la revista de la Sociedad Endocrina norteamericana, y reproducido por 20 Minutos, muestra que algunas personas pueden ser más vulnerables a comer tarde que otras. “Si los efectos metabólicos que observamos con una sola comida continúan ocurriendo de manera crónica, entonces comer tarde podría conducir a consecuencias como diabetes u obesidad”, aseveró.

A estas conclusiones llegaron los investigadores luego de estudiar a 20 voluntarios sanos (10 hombres y 10 mujeres) para ver cómo metabolizaban la cena a las diez de la noche en comparación con las seis de la tarde. Todos se acostaron a las once de la noche. Entonces se descubrió que los niveles de azúcar en la sangre eran más altos, y que la cantidad de la grasa quemada ingerida fue menor con la cena posterior, incluso cuando se proporcionó la misma comida en los dos momentos diferentes.

"En promedio, el nivel máximo de glucosa después de la cena tardía fue aproximadamente un 18% más alto, y la cantidad de grasa quemada durante la noche disminuyó en un 10% en comparación con una cena más temprano”, indicó el autor del trabajo. Consideró que estos efectos podrían ser más pronunciados en las personas con obesidad o diabetes, porque su metabolismo está más comprometido.