Los trastornos de ansiedad, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluyen a los
ataques de pánico, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y las fobias. Para superar los trastornos
de ansiedad, los profesionales pueden suministrar remedios ansiolíticos o sugerir terapias
psicológicas.

Según la Organización Mundial de la Salud, más de 260 millones de personas en el mundo tienen
trastornos de ansiedad.

“Me interesa hablar de ansiedad porque se la invoca permanentemente. Debemos los profesionales
discutir sobre este tema para tratar de esclarecer, ya que muchas veces se sobredimensiona o se
distorsiona el alcance de la ansiedad”, responde a rosario3.com, el psicólogo Jorge Libman, quien
completa: “la ansiedad es una emoción básica del ser humano tal como el entusiasmo, la alegría, la
tristeza. Es una emoción que se despierta frente a situaciones que nos inquietan y preocupan, ya que
las juzgamos como un peligro. Se trata de una expectativa temerosa de inquietud y de preocupación
frente a una situación de la vida cotidiana, por ejemplo, cuando nos preocupa la enfermedad de uno
de nuestros hijos, o la inquietud que nos genera la situación económica.

La ansiedad es emoción y puede ser, también, rasgo; por un lado, la ansiedad frente a un problema
que nos genera preocupación o incertidumbre; por otro lado, la persona con rasgo ansiosos en
general es aquella persona que quiere tener todo bajo control, va asociado a personas con
características obsesivas. Es el caso, por ejemplo, de la persona que no tolera que le desordenen sus
cosas, ya que son personas que suelen tener apego por el orden y la limpieza y que sufre si algo de
eso que él ordena pueda descompaginarse.

Una muestra de la persona con rasgo de ansiedad es la persona hipocondríaca. A todas éstas hay que
saberlas diferenciar de la ansiedad situacional.

¿Alguien puede estar ansioso sin motivos aparentes?

Éste es un ejemplo de ansiedad rasgo: Se da en personas con ribetes muy ansiosos, los que se
transforman en patrones que se autonomizan. A estas personas cuando se les pregunta ¿por qué?,
responden que no lo saben. Que son ´así´, siempre.

Durante su modo de crianza y durante el desarrollo de su personalidad, fueron instalando su
comportamiento ansioso, son personas que padecen siempre; y si son vulnerables afectará a su salud
física. Es decir, una predisposición para sufrir trastornos psicosomáticos.

¿Hay, entonces, diferentes tipos de ansiedad?

Sí. Tomemos por caso los trastornos de pánico; trastornos de ansiedad, trastornos de ansiedad
generalizada, trastorno obsesivo compulsivo. Éstas son las formas en las que la ansiedad se expresa a
través de distintos síntomas y genera padecimientos mayúsculos para quien la padece.

¿Por qué desde hace uno años se habla mucho de trastorno de pánico?

En las últimas décadas se ha instalado en los ambientes de la psiquiatría y la psicología, donde se la
ha caratulado de enfermedad. Yo creo que un trastorno, aunque severo, tenga que ser catalogado
como enfermedad. El concepto de enfermedad implica algo más grave, de mayor entidad y con otras
connotaciones de disfuncionalidad.

Hay que tener cuidado porque se habla mucho de trastorno por pánico desde una perspectiva
biológica y farmacológica y se insiste en situarlo al lado de enfermedades como la esquizofrenia y el
trastorno bipolar. No se trata de una enfermedad; es un trastorno con sintomatología intensa y que
lleva tiempo en revertir. Al trastorno por pánico que pasó a ser una categoría novedosa, Freud la
describió como neurosis de angustia en su momento.

Se trata de un conjunto de síntomas que irrumpen como la sensación de ahogo, taquicardia,
sudoración intensa, sensación de muerte inminente. Van acompañados, muchas veces de mareos y
vómitos. Son síntomas emocionales y somáticos desesperantes. Por eso que la gente recurre a la
guardia ya que intuye que puede tratarse de un infarto.

Creo que ante estos síntomas el paciente debe consultar, para descartar, entre otras, una enfermedad
cardiovascular; para lo cual debemos insistir en la buena formación de médicos de emergencia,
clínicos y médicos que atiende guardias.

No se debe crear pánico con el panic attack.

Debemos ayudar a la persona que lo padece a concurrir a una consulta, en la que el profesional que
lo recibe pueda encontrar las posibles causas y corregir las posibles conductas que de ellas devienen.
En estos pacientes que irrumpen con una crisis de este tipo, encontramos una situación que gatilla
cuestiones pendientes de larga data. Muchas veces estas crisis enmascaran un trauma psicológico. En
principio no debemos tratar al ataque de pánico como una enfermedad psicobiológica o
neurobiológica. Disiento con los profesionales que sí lo hacen.

Jorge Libman, psicólogo, especialista en Psicología psicodinámica. Matrícula
2231. Alvear 1478 3er piso