El gobierno provincial dio otra muestra de la desorientación en la que navega en materia de seguridad al designar a José Bernhardt para ocupar la Dirección del Servicio Penitenciario provincial y dar marcha atrás 72 horas después. El fallido nombramiento tenía dos problemas: en primer lugar la falta de timing en cuanto a la reacción que provocaría en sectores del propio oficialismo, parte de la oposición y organismos de derechos humanos; en segundo lugar exhibe el déficit de ideas y equipos en materia de seguridad, lo que explica que para el problema de las cárceles santafesinas se haya ido a buscar a un hombre que cuida la seguridad de un country de vidrioso pasado en la dictadura. El gobernador resucitó un debate de hace 25 años para dar marcha atrás cuando sonaron las primeras críticas.

Bernhardt no es un caso aislado sino parte de una idea en la que se insiste a pesar de los resultados: ir a buscar a sus casas a funcionarios retirados de los 90, sin equipos de trabajo y fuera de época. Primero fue el ex jefe de Policía Víctor Sarnaglia (duró 9 meses en el cargo), luego Jorge Bortolozzi (cuatro meses) y ahora Bernhardt (no llegó a asumir). En ese medio de ese páramo, el experimentado gendarme Claudio Brilloni es la carta más sólida para llegar a diciembre de 2023.

Por todo esto, tres días después de despedir a Bortolozzi, en el discurso del 1° de Mayo a la Legislatura Perotti tiró la pelota afuera de la provincia. Hasta aquí le fue relativamente bien: el presidente lo convocó a Casa Rosada, le cedió 300 agentes. Reunió a los legisladores nacionales de Santa Fe en torno a un proyecto de ley; reinstaló el problema de la Justicia federal ausente y la interminable cárcel federal en Coronda; tendió la alfombra para el nuevo Código Procesal Penal Federal. Todos reclamos que tienen más de una década, pero siguen vigentes porque Nación nunca los resolvió.

Javkin en su salsa

A esa estrategia se sumó activamente Pablo Javkin. ¿Cómo es vivir en Rosario?, le preguntan los medios porteños. El intendente de la ciudad más violenta del país le pone voz en primera persona a la noticia. 

Narcotráfico y transporte son irresolubles a escala local por lo cual, el rol del intendente es golpear puertas fuera de la ciudad. Javkin demostró oficio para no quedar ladrando solo a la luna a la hora de reclamar. Articuló con el gobernador Omar Perotti por seguridad; con el presidente de la Corte nacional; con Juntos por el Cambio para apoyar la boleta única; con movimientos sociales y Ciudad Futura para urbanizar barrios populares; con los intendentes Emilio Jatón Santa Fe y Martín Llaryora de Córdoba para pelear subsidios y aumentar la tarifa del transporte

Más espeso es el tránsito en la gestión y las complejidades de la ciudad. Los servicios públicos están enredados en un círculo de mala calidad y tarifas crecientes. La obra pública está muy por debajo de las necesidades. El desvío de ayuda alimentaria municipal que apareció en la casa del “Viejo” Cantero, independientemente del ruido político que llevó a María Eugenia Schmuck a “bajar” de la presidencia del Concejo para defender “la transparencia” de la gestión y en particular al secretario de Desarrollo Social de su sector Nicolás Gianelloni, alerta sobre la necesidad de agudizar la presencia en el territorio, para un mejor conocimiento de los actores barriales y selección de interlocutores. Donde el entramado narco y la pobreza se superponen y confunden, se requieren ojos propios y presentes, porque se pisa en terreno minado. 

Por eso es crucial fortalecer, reconocer y cuidar las estructuras estatales comprometidas con esa pelea barrio por barrio, cuadra por cuadra, persona por persona. Días atrás, el secretario de Salud Leonardo Caruana destacaba el hecho de que cientos de integrantes de los equipos de salud de la ciudad colmaron el CC Fontanarrosa para participar de una jornada de trabajo. Nadie se movió hasta el final para escuchar al sanitarista Mario Rovere, a pesar de ser fuera de horario laboral en una gélida tarde-noche de semana. No estaban allí por un beneficio personal, sino para intercambiar experiencias e información, reflexionar y problematizar sobre la realidad en la que les toca intervenir.

No hay bondi que vaya bien

El ministro de Economía Martín Guzmán le dijo a su par de Transporte que no hay más subsidios para el interior del país. Palabras más, palabras menos: “Si hace falta más dinero aumenten las tarifas en el AMBA”, que paga 18 pesos el pasaje de colectivo y mucho menos el de tren, contra los 70/80 del interior. Cada vez es más claro que la solución es alterar de forma radical el reparto de la torta de subsidios que hoy favorece al AMBA

Nunca hubo tantos gobernadores involucrados en el tema y presionando sobre el gobierno nacional, entre ellos Perotti, que sentó posición en Twitter. ¿Se animará el presidente a patear el hormiguero sabiendo que la política de tarifas bajas es decisiva en el esquema de adhesión popular de Cristina Fernández y que el conurbano bonaerense es su bastión electoral?

Empresarios, intendentes y mandatarios provinciales están dispuestos a darle volumen a la marcha que los choferes preparan para junio y hasta hablan de cambiar el reparto de subsidios con una ley del Congreso. Ver para creer.

Mientras tanto, reforma constitucional

Hay seis proyectos de reforma de la Constitución provincial con los que ingresaron la diputada peronista Lucila De Ponti y el socialismo. En este último caso retoma el proyecto que impulsó el ex gobernador Miguel Lifschitz y que llegó a debatirse en la Cámara baja sin alcanzar la mayoría especial necesaria. 

En su condición de bloque más numeroso y por tener la presidencia de la Cámara, el bloque socialista se entusiasma con un proyecto de consenso –junto con el de De Ponti y los de Luis Rubeo, Rubén Giustiniani, Nicolás Mayoraz y Gabriel Real– y alcanzar una media sanción. Hay voces reformistas escépticas, algunos incluso ven inviable una hipotética reforma en el actual clima de rechazo a la política, ideal para el surgimiento de cisnes negros. De todos modos, lo de Diputados es apenas el primer paso. Si efectivamente la oposición cerrara filas detrás de un proyecto, contuviese al peronismo y el Ejecutivo no se opone, hay una oportunidad de media sanción. Al menos en Diputados. El Senado provincial es otra película. 

Movimientos precompetitivos

No es ajena esa movida en torno a la Constitución (la que todos quieren reformar pero nunca se reforma), a los movimientos de precalentamiento de la política provincial para el año electoral. Clara García, Maximiiano Pullaro, Marcelo Lewandowski, Marcos Cleri, Federico Angelini y los libertarios dieron señales precompetitivas.

La diputada socialista no dejó de caminar la provincia desde que fue candidata a diputada nacional el año pasado. Esta semana estuvo, por razones obvias, fue protagonista de los homenajes a Miguel Lifschitz al cumplirse un año de su muerte.

Pullaro es otro que no ha parado de recorrer pueblos y ciudades. Se le endilga que va excesivamente adelantado en los tiempos, pero el ex ministro de Seguridad juega en el territorio y en el plano institucional (fue parte del tribunal que destituyo al juez Mingarini) para instalarse.

Las recientes recorridas de Marcelo Lewandowski por el sur provincial muestran su estrategia: construcción político-institucional directa con las entidades locales, sin intermediarios locales, confiando en que su figura perfora los límites de sectores o espacios internos.

Otro peronista hizo movimientos precompetitivos pero lejos de Santa Fe. El diputado nacional Marcos Cleri recaló esta semana en Washington. Agenda institucional con el salvoconducto de Cristina Fernández que le abrió puertas en oficinas de la embajada argentina, el BID, el Banco Mundial y el Consejo de las Américas. 

Dos veces en la semana Federico Angelini se sentó a la mesa con los popes nacionales del PRO. El jueves escuchó al consultor Guillermo Raffo, asentado en Brasil, que llevó Macri. Les habló de la similitud que ve en las condiciones sociales y políticas que facilitaron el ascenso de Bolsonaro en Brasil con las que hacen crecer a Javier Milei en Argentina

Hablando de libertarios, Milei arma en la provincia. La novedad de los últimos días no es nada novedosa. Si bien su enlace local es la economista Romina Diez, el hecho de haya delegado el armado santafesino en un insigne miembro de la casta que hace décadas vive de la política como el empresario electoral José Bonacci, tienta a decir que la primera privatización de la era Milei es la de su propio armado electoral.

Otra pata (más seria) del intento libertario la encarna el diputado provincial PRO Vida Nicolás Mayoraz. Sin el atractivo del pañuelo celeste de 2019, el discurso antiabortista y contra “la cultura marxista” de Milei es un refugio para conservar lo alcanzado en aquella oportunidad.

Mayoraz, muy a su pesar, deberá volver a lidiar con Bonacci y su bazar de sellos electorales. Mientras tanto se aggiorna a la agenda del líder libertario: esta semana pidió suprimir el Ministerio de Género, Igualdad y Disidencias de la provincia y usó el término casta, esa palabra que Milei convirtió en un latiguillo que aplica a todos por igual excepto con aquellos que sirven a sus intereses o le caen simpáticos.