Una máquina triturando de papel es una escena inquietante. Todo aquel que manipule el artefacto está con las tripas revueltas. Dolor de estómago, apuro y tal vez algo de remordimiento. Alguien había avisado que el requerimiento judicial se venía y empezaron la tarea. “Nos vamos a Buenos Aires con Aníbal, destruyan todo”, fue la orden. A los tipos los agarraron con la mano en la masa con la trituradora a full, solo faltaba algún director de Netflix que ordene un “corte!” a la escena.

Un colega de un medio de Buenos Aires lo había confirmado hacía meses. Saín tenía carpetas con el registro personal de políticos, empresarios, funcionarios y periodistas. Fotos, contactos, amigos, un compilado de algunos tuits, el relevamiento (formal) de las actividades en redes, etc. Incluso balances contables, patrimonios, etc.

Es ilegal, puede pagar con la cárcel, pero el mecanismo no era novedoso. Antes que él, otros habían hecho lo mismo de otras maneras, y así la rueda del que espía. Intentar saber cómo funciona el mundo del oficio y la información. La ley preserva nuestros mecanismos de producción. No estamos obligados a develar nuestras fuentes. Y eso conmueve al que cree tener una manija.

Saber del otro. Quién es, qué hace, dónde, cómo y cuándo. El mecanismo tan preciado ofrecido por los “servicios” de inteligencia a empresas, empresarios y funcionarios de gobierno: en que anda el mundo de verdad, fuera del protocolo de las muecas de ocasión.

Espiar mails de empleados o las conversaciones privadas de muchos colaboradores del poder. Hay un cuento de una “famosa escucha” que le hizo Máximo a Amado Boudou cuando el marplatense era vicepresidente y que habría sido el verdadero motivo de la distancia en la segunda gestión de Cristina. Nada chequeado por la justicia. Hay un sótano oscuro donde nadie entra sin dejar jirones de piel entre las escaleras.

Mucho antes del Sainespiagate habían sugerido de la compra en Santa Fe de una valija con tecnología israelí que interceptaba conversaciones telefónicas ilegalmente. En los organismos de investigación judicial ya nadie habla por teléfono cosas importantes. Hay un protocolo de trabajo muy específico. Como los investigadores saben que todos escuchan a todos, teléfonos apagados y lejos de las oficinas (pueden servir de micrófonos).

A Pullaro, cuando era Ministro, lo habían espiado sospechado de actividades reprochables para la justicia. Y en sus charlas, las voces de jefes de policías, y hasta el Gobernador, dieron prueba de otro escandalete de ocasión. ¿Puede un Ministro de Seguridad en pleno concursos de ascensos designar a dedo a sus jefes policiales? Alguien siempre mira y escucha.

Cuenta Hugo Alconada Mon en su libro “La Raíz” que el macrismo incorpora efectiva y afectivamente este sistema de espionaje cuando Franco Macri debía saber cuánto ofrecerían sus competidores empresarios en las licitaciones de Obra Pública. Ahí aparece la mano de obra de agentes de inteligencia pinchando teléfonos a mansalva para entregar informes de anticipación. El esquema y sus contactos siguieron por años hasta que el propio Mauricio, usó el sistema para su gestión. Asumió la presidencia en 2015 procesado por una causa de espionaje ilegal.

Las carpetas de Saín impactan por lo atrevido, por lo ilegal pero también por lo berreta. Aunque por el momento nadie, salvo su equipo y desde el viernes los investigadores judiciales, sabe que hay verdaderamente allí. Ni siquiera para que se usaba. "¿Maronna es de Ñuls? ¿Amigo de Lucas Bernardi? Ah. Potente". El periodista fallecido, conocedor del esquema de trabajo Sainista, había develado hacía tiempo la colección de carpetas con fotos y balances de quienes se creían actores importantes en la vida social Santafesina. ¿Y por qué? Porque no era de Santa Fe. Porque su historia, sus amigos, compañeros de facultad, su calle de niño, sus juegos adolescentes, no tenían que ver con el campo de acción. Casi un marciano en medio de una guerra gansteril sin saber siquiera cómo corren las calles de la ciudad donde el delincuente se escapa. Carpetas para conocer un mundo ajeno. A cualquier precio. Esa colección de “carpetas” es una prueba de una acción ilegal reprochada por la justicia con prisión efectiva.

La olla política está en ebullición. Mucha y pura espuma, pero caliente quema a quien se acerque. El esquema de investigación en Santa Fe trabaja como si fuese un partido de fútbol. Fiscales con jefes partidarios intentan esconder los hilos de sus titiriteros. Radicales, socialistas, peronistas (están presos). Lejos del interés público pero cerca del microclima que ellos mismos denunciaron hace pocos días. Con lapicera para firmar lo que sea como dedo en el gatillo. La justicia en Santa Fe hace años que también es el arma que extorsiona a la política. Y viceversa. Una mezcla de pasillos donde se parafrasea seguido a Beatriz Sarlo cuando peleo con Barone en 6,7,8. “Conmigo no Barone”. Placares llenos de historias de esa corporación.

Nadie sabe aún quien mató a Joaquín Perez. ¿Le quisieron robar el auto? ¿Fue para construir una dolorosa historia que una vez contada se transforme también en un fuerte reproche político? Nada se sabe de los asesinos, hoy habrá una nueva marcha pidiendo esclarecer el tema, mientras se juega fuerte en el inicio de una nueva campaña electoral. Y allí todos tienen los utensillos preparados.

Aun con fuego en los tobillos, para muchos el 2023 está cerca, pero en este tiempo voraz si la política no agrupa soluciones, esta ola se los lleva puesto a todos. El miércoles el gobernador ser reunirá con los jefes de bloque en la cámara de Diputados para discutir los temas mas jodidos. Cuchillo, tenedor, y muchos condimentos. Debilitar al poder es lo que buscan algunos actores de la oposición, salvo los intendentes (que necesitan la billetera) nadie quiere ayudar a Perotti, dicen en off.

Con 22 mil hombres uniformados en Santa Fe, se intenta combatir el desmadre de las organizaciones narcodelictivas. “Descabezamos a los jefes corruptos pero algunos de sus chicos malos siguen operativos dentro de la fuerza”, dijeron antes de la partida a Buenos Aires algunos integrantes del Ministerio. El miércoles buscarán sumar voluntad política. 

Perotti aceptó la renuncia del equipo de Saín y le pidió a Lagna que rápidamente arme los reemplazos. La transición prevista adelantó los tiempos. Emilse Chimenti confirmada como jefa y de a poco irán apareciendo los nombres de sus nuevos colaboradores. Mañana el Ministro se reunirá con la tropa policial. “Jefe por jefe. Ahora, sin internas, no habrá excusa”, dicen en los fríos pasillos del Ministerio. El Ministro quiere recuperar la calle, algo que no le es posible al Estado desde hace años.

El miércoles, en la Legislatura se intentará buscar un respaldo a la gestión. Se esperan nuevos 400 efectivos para el mes próximo. Triplicar el patrullaje y poner más y mejores hombres en la inteligencia criminal. El Gobernador ratificó el liderazgo de Jorge Lagna en la conducción del Ministerio de Seguridad y eso para dentro y para afuera es al menos una señal.

Mientras comienza una nueva pulseada (Binner decía que la campaña electoral era el proceso político entre elección y elección), la trituradora de papel se exponen como otro emblema destructor de la confianza. Hay brutos a los que el conocimiento solo les logra robustecer su brutalidad. Los fisgones de la nada.