El presidente de la Nación bajó a la provincia con una batería de obras y anuncios como hacía mucho no ocurría. Hay mucho dinero destinado a la ampliación de plantas potabilizadoras de Santa Fe y de Rosario. Casi 10 mil millones, no ya como promesa si no como algo muy concreto, que puede empezar a materializarse ya. Son dos obras de gran escala, piezas del rompecabezas que es el plan de Grandes Acueductos de la provincia que se inició hace más de 12 años y que ya tiene grandes concreciones, la gran mayoría financiada con ahorro propio y créditos tomados por los santafesinos.

Que el financiamiento ahora venga de Nación es un mínimo acto de equilibrio territorial teniendo en cuenta, como dijo el gobernador, que los santafesinos financiamos nuestros propios servicios sanitarios y al mismo tiempo ayudamos a solventar a la prestadora de agua y cloacas del AMBA. Aysa estaba en proceso de transferencia a CABA y provincia de Buenos Aires, pero el actual gobierno dio marcha atrás y la conservó en la esfera federal. Estas dos obras, como el inicio del acueducto desde San Javier a Tostado, también financiado por Nación con un presupuesto de 27.000 millones de pesos, resarcen en parte esa inequidad.

Alberto Fernández además anunció el pago de la deuda histórica por coparticipación. 148 mil millones de pesos en bonos actualizables. Falta conocer detalles, pero el esquema de pago será el que se venía conversando ya desde la gestión anterior, en base al arreglo que hace unos años hizo San Luis. Alberto Fernández hace lo que no quiso hacer Macri a pesar de las innumerables promesas, algunas de ellas mano a mano y cara a cara con el gobernador de Santa Fe de ese momento.

Fue el ex gobernador Jorge Obeid en 2006 el que no renovó el pacto por el cual Nación detraía los fondos de coparticipación y Hermes Binner el que en 2009 se la jugó al demandar a la Nación. El poder central no suele dejar pasar esas movidas. Binner lo sabía, por eso también convocó a todas las fuerzas y se abrazó a sus antecesores peronistas para poner un pie ante la Corte nacional.

Grandes acueductos y reclamo de deuda por coparticipación son dos casos de políticas que trascendieron a los gobernantes y se mantuvieron en el tiempo. Podría agregarse el respaldo a la industria del biodiesel, que esta semana se cristalizó en el aumento del corte obligatorio en el gasoil. Santa Fe se vio muy favorecida por el desarrollo de esa industria desde 2006 y lo mismo ocurrirá ahora con la reactivación.

Dos apuntes sobre el tema. El gobierno provincial le exige a la Nación por mayor corte de biodiesel, pero mientras tanto dilata la reglamentación de la ley provincial de biocombustibles que depende sólo de él. En segundo lugar, el caso del corte de biodiesel puso en evidencia la lentitud para tomar algunas decisiones en la Casa Rosada, porque desde enero se venía pidiendo esta medida para ahorrar divisas y garantizar combustibles. Hasta que el país no terminó ahorcado por la falta de dólares y sin gasoil en los surtidores, no se firmó la resolución. La decisión tiene complejidades, pero había que resolver algo.

Los extraordinarios anuncios del presidente para Santa Fe carecen de cierta potencia por un problema estrictamente político. Estaríamos viendo la mitad del vaso lleno solamente si no ponemos el ojo en otro tema de rigurosa actualidad como es la inequidad en el reparto de subsidios al transporte. El conflicto está latente y amenaza el funcionamiento de los servicios urbanos, tras haber hecho estragos en los servicios de media y larga distancia de los que poco se dice. 

El desequilibrio entre los subsidios para el Amba y el resto del país se agudizó en estos tiempos, pero no son novedad. Lo que hace que el tema cobre otra relevancia en la agenda nacional es la situación de relativa debilidad del gobierno, lo que explica que los gobernadores avancen por las suyas sin que la Casa Rosada tenga capacidad de ordenar esa discusión. Nueve proyectos de ley hay en el Congreso sobre el tema pare redistribuir recursos y ninguno es del Ejecutivo, que no sólo resiste desde la imposibilidad de resolver, sino que desde Ushuaia a La Quiaca se come todas las críticas.

Perotti se refiere a esas y otras críticas de los gobernadores del PJ como “discusiones que el presidente habilitó a que demos”. ¿Desde cuándo el peronismo en ejercicio del poder es tan asambleario? Desde que hay un gobierno bifronte, podría afirmarse. En realidad, el presidente no habilitó nada, es su poder disminuido lo que activa a los mandatarios provinciales y el Congreso a querer marcarle la cancha e imponerle agenda. Y de hecho a usufructuar anuncios nacionales como si fueran propios. 

Esto, que es mezcla de viveza de los gobernadores y déficit de la Casa Rosada, plantea una situación inédita para un gobierno peronista. Veamos el caso de Santa Fe: la publicidad más repetida del gobierno provincial en los medios de comunicación refiere a la primera etapa del acueducto San Javier-Tostado por la friolera de 27 mil millones de pesos. “Acabo de firmar el convenio para hacer…”, comienza diciendo en primera persona el gobernador. Mientras eso ocurre el perottismo instala por lo bajo la idea de que el gobierno nacional arrastra a todos

“Perotti hace ocultamiento con Alberto y tiene una relación estrictamente transaccional”, describe un dirigente del peronismo: “Si me traés obras te recibo, si me das esto hago tal cosa, sino no…”, se explica, convencido de que, a pesar de las dificultades, “algunos compañeros deberían empezar a poner en valor los tres años consecutivos de crecimiento, la inversión pública y anuncios como los que hizo el miércoles en Santa Fe”.

¿Es justo pedirle a los gobernadores que defiendan y se abracen a un presidente que no levanta cabeza en la consideración pública? Un albertista podría decir con toda razón que es mezquino lo de esos gobernadores. Y tal vez sea cierto, pero en política las alianzas se hacen para ganar. 

Los próximos meses serán decisivos para que el peronismo perfile su futuro. La llegada de Daniel Scioli al gabinete nacional agitó viejas internas y sea cual fuere el rumbo, Cristina Fernández tendrá un peso decisivo.

En Córdoba se da como un hecho que Juan Schiaretti se lanzará como candidato a presidente. Si se concreta, por historia y afinidad entre los dos gobernadores, la noticia golpeará las puertas del PJ santafesino antes que en ninguna otra provincia. Perotti y Schiaretti son socios políticos que comparten raíces subterráneas además de ideas. La intersección identitaria de ambos está en rechazar el esquema AMBA-céntrico y pregonar un modelo de país agroindustrial exportador con base en la bioeconomía y profundamente liberal en cuanto a la relación Estado-fuerzas productivas.

Insensatez y nada de sentimientos

La oposición santafesina funciona como un sistema solar sin sol, en el que cada sector recorre su órbita sin pisar la del otro. Ese relativo orden se vio alterado esta semana por la ladina irrupción de Elisa Carrió con nuevas diatribas contra el ex gobernador Antonio Bonfatti, el ex ministro Rubén Galassi y el intendente de Rosario Pablo Javkin. 

Después de pasar por Tucumán, donde detonó Juntos por el Cambio de esa provincia, pasó a hacer lo propio con un posible frente electoral santafesino entre la UCR, el PRO, el socialismo, la CC y otros. Romper, desarmar, destruir fue y es su deporte preferido. Maneja con total impunidad los adjetivos calificativos (en su caso descalificativos, que es una forma de calificar) disfrazados de verdades morales con las que maquilla sus acusaciones selectivas.

Carrió vino en busca de romper lo que se denomina el frente de frentes. La razón es fácil de visualizar: si llegasen a entrar Javkin y el socialismo, la CC queda completamente relegada. Ya le pasó en las elecciones de 2021, que a diferencia de 2019 y 2017, no logró colocar ningún diputado nacional a pesar de que Juntos por el Cambio ganó con comodidad. Si eso le ocurrió el año pasado por el ingreso de la UCR a JxC, que pasaría en 2023 si además se agregan Javkin y el socialismo. 

Socialistas y el entorno del intendente la acusaron de favorecer al peronismo con sus críticas. En parte es cierto que si no hay frente de frentes el peronismo mejora sus chances. Pero en este caso apenas busca salvar la banca de diputados que ocupa Lucila Lehmann. Está claro que por sí misma Lehmann no puede ganar ni una comisión de fomento (como muchos otros políticos que viven de las listas sábanas) pero es la pieza de Carrió en Santa Fe, y por tanto va a defender esa cuotita de poder político y económico sin que importen los medios para ese fin. Ensuciará a quien haga falta, destruirá lo que tenga que destruir como lo demuestra su praxis histórica.

Si bien su capacidad de daño es más reducida que en sus tiempos de gloria, le alcanza para generar ruidos, discordias internas y pases de facturas. Impugnar contra socialistas y Javkin en el momento que la UCR intenta sumarlos a una compleja alianza, lastima a los aludidos, pero por sobre todo es un mensaje para los radicales, que son los que intentan articular esa alianza

Puesta a elegir en cuanto a aporte de votos, la UCR santafesina no dudaría en optar por el PS y el intendente de Rosario. La cuestión no acaba allí. Ese juego de “o me cuidan el lugar de privilegio o ya vieron que puedo decir cualquier cosa” promete deshilachar los esfuerzos que los radicales santafesinos vienen haciendo por llegar a 2023 con una propuesta electoral amplia y diversa. Les pasó a todos los que fueron socios de Carrió. Tenerla adentro es un problema, dejarla afuera puede ser peor. Hace 20 días, cuando Lehamann dijo las mismas cosas que Carrió para preparar el terreno, referentes de todos los sectores del radicalismo hablaron con ella y le pidieron que haga ver a Carrió que ese no podía ser el camino. No hubo caso.

Vicentin out

En la semana hubo otro acontecimiento extraordinario. El presidente de la Corte Rafael Gutiérrez resolvió, después de consultar a otros miembros del tribunal, aceptar el pedido de avocarse a analizar el concurso preventivo de Vicentin. Ordenó frenar los plazos procesales a 14 días de la fecha de cierre del periodo de exclusividad para que el directorio presente las adhesiones a su oferta de pago, lo que se daba por hecho.

El hecho es inédito. Pocas veces una Corte se avoca a saltar instancias inferiores y menos para meterse en un concurso preventivo, pero en este caso admitió el planteo de gravedad institucional que adujo uno de los principales acreedores comerciales de Vicentin.

También es extraordinario el desastre hecho en Vicentin. Esa oferta que hace a sus acreedores es sobre la base de empresas que están cauteladas por jueces penales, por lo tanto no puede disponer de ellas. Es una de las situaciones explosivas que el juez de Reconquista permitió que se fueran acumulando. Según los acreedores que pidieron la intervención de la Corte, para favorecer al directorio de Vicentin. Objetan que la inminencia de la homologación del acuerdo que preparaba Lorenzini implica el vaciamiento de la empresa, contraviene cautelares penales y dispone de recursos que no puede usar. 

La Corte pidió todos los expedientes del concurso, por lo tanto llevará tiempo estudiar esa complejidad. La película Vicentin tiene final incierto.