Los datos del escrutinio definitivo de las Primarias abiertas (Paso) confirman algunas notas que dejaron las urnas el domingo 12 en Rosario. Aunque no hubo un faltazo masivo, el malestar por la pandemia, la inseguridad y la economía se tradujo en una concurrencia de 5 puntos menos que dos años atrás: fue de 60,2%. La suma de los anulados y en blanco es la misma que en las internas de 2019: 76 mil. Además, la ciudad fue una reserva de los oficialismos. En la pelea por el Concejo, se impuso el Frente Progresista, en especial la lista del intendente Pablo Javkin, y segundo fue el peronismo, el sector apoyado por el gobernador Omar Perotti.

Pero el conteo final (y legal) del Tribunal Electoral difundido este martes arroja otras luces. Aunque los actores cambiaron y hay matices, las primarias no fueron ni una sorpresa ni un gran cambio si se las compara con la misma instancia de 2019. El progresismo quedó en primer lugar, segundo fue el justicialismo (que ahora es Frente de Todos pero hace dos años era Juntos, el nombre que casualmente adoptó la oposición en Buenos Aires), tercero, Juntos por el Cambio (ex Cambiemos), el cuarto puesto fue para Ciudad Futura y el quinto había sido para un outsider vinculado al deporte (el ex Newell's Ariel Cozzoni de la fuerza Unite) y ahora ese perfil lo ocupó Miguel Angel Tessandori. El periodista deportivo desde el partido Mejor impidió que Unite repitiera esa lógica con el ex Central Sapito Encina.

Incluso la cantidad de votos de cada espacio habilita, con variantes (desde ya), una comparación. Cada elección es una historia distinta y los procesos no pueden transferirse pero el tránsito de aquellas Paso 2019 hacia las elecciones generales de ese año está ahí para revisarse y encontrar pistas para lo que viene.

La evolución por espacio

 

El ex De 12 a 14 Ciro Seisas ganó la interna del oficialismo local en la categoría concejales. Sacó 60.390 votos, más de la mitad de los 107.450 de todo el frente. En 2019, fue Susana Rueda, también una periodista, quien se impuso desde el socialismo. Había cosechado 59 mil sufragios, un tercio de los 159 mil del espacio. En las generales ella creció en términos de lista pero no llegó a retener la totalidad. Perdió tres mil votos (quedó en 156 mil) y con un 30% del total de los válidos le alcanzó para ganar aquella elección. Cosechó cinco de las 15 bancas en disputa para el Palacio Vasallo (este año se renuevan 13).

La historia se reedita pero a la inversa: ahora es Ciro el que debe retener los votos de los socialistas (Verónica Irizar y Miguel Angel Cappiello) y otros aliados (el PDP de Lisandro Zeno, por ejemplo). Tiene una ventaja en ese primer objetivo: Arriba Rosario logró un porcentaje interno más alto comparado con Rueda, aunque casi la misma cantidad de votos. Y ahí radica una desventaja: el Frente tuvo menos en estas Paso y el piso del que parte bajó en dos años del 32% al 25% del total.

Dato no menor: es el candidato del intendente y cuenta con todos los recursos de la gestión municipal a su favor.

El peronismo volvió a quedar segundo con un porcentaje algo mejor (19,4% en las Paso de 2019 y 22,5% en 2021). Aquella vez triunfó en la interna Eduardo Toniolli y ahora, en la noche de los famosos de la tele, se impuso Lisandro Cavatorta (conductor de Bótelos, de Canal 5). Según el escrutinio definitivo, el Frente de Todos sumó 96.323 (dos mil más que los 94 mil de las internas pasadas) y la lista Hacemos Renovación 50.352.

Con la diferencia sustancial de que hace dos años la pelea por los Ejecutivos marcaba la campaña (los niveles nacional, provincial y municipal traccionaban hacia arriba), el PJ logró mantener todo su caudal de las Paso de abril de 2019 y aumentarlo en junio siguiente a 111 mil (sumó 21% y tres ediles en las generales).

Ahora, Cavatorta también puede aprovechar el plus de ser oficialista, en este caso del gobierno provincial de Omar Perotti. La batalla parece centrarse entre dos periodistas reconocidos de la ciudad por su paso por la televisión y con "aparatos" que los sostienen. Como los rostros de dos cuerpos distintos.

Cambiemos no es la ola amarilla que inundó la ciudad con Roy López Molina en 2017. En 2019 ya había salido tercero. Logró hace dos años 82 mil votos para concejales en las primarias. Daniela León fue primera con 47 mil. Ahora, ese lugar lo ostenta Ana Laura Martínez. Obtuvo 33.353 votos, casi la mitad de los 84.247 totales de Juntos por el cambio.

Aún sin la atracción inicial de su irrupción en la política (a esta altura Anita tiene varias elecciones en su haber y es más bien una ex periodista), Martínez buscará repetir o mejorar lo de hace dos años. La fuerza amarilla subió de 82 mil a 100 mil votos (ese 19% implicó tres ediles). La buena cosecha nacional y en la provincia de ese espacio puede contagiar.

El que no es periodista (aunque se formó como comunicador social y hasta ejerce de "conductor" en Diálogo Directo) y viene de la militancia en los barrios es Juan Monteverde. El referente de Ciudad Futura no llegó a los 40 mil votos (8,3%) de las últimas Paso con Caren Tepp como candidata. Monteverde logró 35.361, según el conteo final.

En los comicios de hace dos años, CF más que duplicó su caudal en las generales. Saltó a 97 mil votos y con ese 18% ubicó tres nombres en el Concejo. Hay una diferencia a favor: Tepp había sacado siete mil votos menos que León mientras que Monteverde parte con dos mil más que Martínez y fue el tercero más elegido por listas. Como sea, en el espejo de aquella remontada se mira la cuarta fuerza rosarina (que quiere ser tercera, como en 2015).

Unite tenía un método. Varias listas colectoras (un eco de la ley de lemas) para superar el umbral de las Paso y meterse en la competencia final. Y un nombre conocido y popular para ofrecer (un ex jugador de fútbol, por ejemplo). En 2019 funcionó. En 2021 apareció Tessandori desde otra vereda (partido Mejor) y truncó la apuesta. Tan claro resultó que ambas fuerzas compitieron por un mismo espacio que hasta se cruzaron en el bar El Cairo como centro de campaña el domingo 12 a la noche.

Hace dos años, Cozzoni había sacado 14 mil de los 37 mil votos de la interna de Unite y en las generales retuvo casi todo: fueron 36 mil y con 6,9% se metió en el Concejo. El también ex De 12 a 14 no tuvo internas. Sus 33.627 votos son un piso (incluso superior al de Anita Martínez) y tiene dos meses para crecer aún más. Su perfil puede incluso eclipsar las chances de Juntos por el Cambio. Pero eso ya es especulación. El 14 de noviembre se verá.

La fuente deseada

 

¿De dónde salen esos miles de votos que los candidatos suman de una elección a otra como se puede ver en la mayoría de los casos en el proceso de 2019? La respuesta puede resumirse en tres puntos: la mayor cantidad de electores, las listas que no pasan el umbral mínimo de las primarias y los que optaron en blanco o impugnaron.

Este año, ya se dijo al principio, la asistencia fue baja como efecto de la pandemia de coronavirus (y del desgano, o directamente la bronca). Hubo un 5% menos (48 mil rosarinos) comparado con las Paso 2019 y casi 10% si se mira más atrás, en las internas de 2017. Ahí, entonces, existen voluntades para seducir, desde el oficialismo y la oposición, por izquierda y por derecha.

La experiencia de hace dos años ofrece una huella. De una elección a otra se añadieron 22.595 electores (de 526.468 o 65,73% a 549.063 o 68,44%). Si se toma aquella marca de las generales de junio del 19, la brecha sube a 70 mil nuevos votantes potenciales para los próximos comicios del 14 de noviembre.

Los sufragios de los doce frentes y las varias decenas de listas que no pasaron el filtro y quedaron en el camino son otro canasto. Si el universo de quienes no fueron es opaco, este otro puede mensurarse. Por ejemplo: el Frente de Izquierda, Soberanía Popular (el partido de Carlos del Frade), Igualdad (con la ex concejala Celeste Lepratti) y Movimiento al Socialismo representa más de 14 mil votos que desde la izquierda o centro izquierda, y por la habitual dispersión, quedaron sin partido. Todo el resto implica otros 29 mil.

En el caso de los blancos y anulados, hace dos años hubo una clara disminución de ambos rubros de las Paso a las generales. Los electores que fueron hasta las urnas pero no optaron por ningún candidato bajaron de 7,42% (36.083) a 3,62% (18.871). Los que tacharon la boleta única, pusieron más de una marca por error o dejaron algún mensaje de protesta fueron 40.067 (7,61%) en abril de 2019 y 27.798 (5,06%) dos meses después. El capitalismo no es lineal en los comicios: mientras más oferta menos se elige. En esa comparación de elecciones, hubo 30 mil que pasaron a optar por candidatos (votos afirmativos), siempre para cargos de concejales de Rosario.

En limpio: si las mejoras en los indicadores sanitarios por la pandemia se afianzan, si el interés por ir a votar y las conductas vuelven a parámetros de hace dos años, los cinco frentes tendrán unos 140 mil votos para disputarse. Es más que lo reunido por la primera fuerza en las Paso. Allí radica la deseada fuente de los votos perdidos.