“El Presidente de la Nación Javier Milei está en el centro de la escena pública” y “tiene una clara visión del sistema mediático” explicó el especialista en Ciencias de la Información Luciano Elizalde a la hora de analizar la figura del mandatario y su forma de comunicar. En ese sentido, dijo que el hoy Jefe de Estado y la ex presidenta Cristina Fernández son “medios de comunicación en sí mismos” ya que “además de las formas tienen un línea ideológica, aunque diametralmente opuesta, basada en una teoría política-económica” a diferencia de otros políticos, como Mauricio Macri.
Elizalde dio cuenta ante Rosario3, en un mano a mano a pocas cuadra de la Casa Rosada, de las últimas apariciones públicas del Presidente desde su paso por Rosario en el acto del aniversario de la Bolsa de Comercio hasta su incursión en sus redes sociales, más los reportajes que da a ciertos periodistas de los medios de la Ciudad de Buenos Aires.
El especialista se dedica a la comunicación estratégica, de asuntos públicos y a la gestión de crisis. Es director de la Maestría en Gestión de la Comunicación de las Organizaciones donde es profesor titular en la Facultad de Comunicación en la Universidad Austral de Buenos Aires. Tiene publicados numerosos libros, entre los que se cuenta el exitoso Comunicación Gubernamental 360 junto a Mario Riorda.
–Llamó la atención la forma en la que Milei se presentó durante el acto del viernes de la semana anterior en la Bolsa de Comercio de Rosario cuando no saludó a los anfitriones, castigó a los legisladores, no le habló al público presente y dio una clase de Economía.
–Hay dos patrones para entender a Milei que se combinan aunque parezcan contradictorios. Uno es que tiene una especialización en docencia económica, con tener cierta unidireccionalidad a la hora de hablar sin escuchar al otro, se siente cómodo explicando cómo funciona la Economía y eso le ha dado buenos resultados tanto en su campaña y luego como Presidente. El otro patrón es su pragmatismo, que surge en determinado momento, más vinculado a la acción que al discurso, con cambios y adaptación a ciertos problemas. No todos hacen de manera diferencial como lo hace Milei. A veces es pragmático y se adapta, y otras veces no se adapta e impone al otro su punto de vista.
–¿El Presidente comunica desde una nueva grieta?
–Las sociedades van de grieta en grieta, en lo político es difícil es que no haya facciones y en general se impone determinado punto de vista. Lo especial son las formas y los medios. Por suerte en Argentina el modo es no violento, no sangriento desde hace 40 años. Quizás sea poco, pero hay sociedades donde la grieta se dirime violentamente. Acá, por momentos, la discusión es fuerte y agresiva, con campañas negativas y ataques hasta incluso desagradables. pero el modo de darla no pasó a otros medios. Ojalá que podamos retroceder y que la política sea racional y dialógica. Pero estamos en un sistema de comunicación donde los especialistas han sido relativizados y hoy estamos todos juntos, todos somos partícipes, somos productores de comunicación y se abre un juego más amplio.
–¿Cómo se explica que el Presidente comunique fundamentalmente por sus redes sociales pero resulta que se hizo conocido por la televisión?
–Milei tiene una correcta visión del sistema mediático y la mirada sistémica es clave. Milei como candidato daba mucho raiting, se activaba en las redes en modo orgánico e inorgánico, y eso se multiplicaba en noticieros y en otros programas. Milei logró estar en el centro del sistema. El sistema tiene centro y periferia: uno en general no está fuera, pero puede estarlo en la periferia. El Presidente logra estar en el centro.
–¿Cristina Fernández y Javier Milei se parecen mucho a la hora de comunicar?
–Cristina y Milei son dos medios de comunicación en sí mismos. No todos los políticos son medios de comunicación. Ellos son dos medios que tienen contenidos y tracción propios. No es lo mismo Macri, por ejemplo, que no es un medio de comunicación, su contenido es menor aunque pueda tener simpatizantes y detractores. Milei y Cristina tienen una línea ideológica, aunque diametralmente diferente,
–¿Qué reflexión hace en cuanto a la relación del Presidente con los periodistas? –El vocero institucional del gobierno (Manuel Adorni) ha tomado formas parecidas al Presidente. Me pregunto si no debería tomar formas menos parecidas como para equilibrar. Pero esto tiene que ver con la efectividad y los resultados. Hay que entender que molestan ciertas formas de comunicación, pero también hay otros actores que las repiten desde su lado. Hay quienes han generado un sistema muy cerrado de comunicación donde no hay opciones. En determinado momento creo que el problema de los regímenes políticos, no es tan importante si es conservador o progresista, es el modo que quieran imponerlo. Un programa conservador puede hacerlo o no con liberalismo, pero es más grave cuando el progresismo quiere imponer el progresismo. –¿Hay una vuelta a los años 90´en materia de comunicación en torno a la figura presidencial? –Existe un motivo sentimental-emocional en la relación entre el Presidente y Amalia Yuyito González. Pero también puede haber un mensaje político o uno puede interpretarlo como un mensaje político sin desconocer la relación. Y puede ser una gran señal como cuando (Carlos) Menem la dio con la supuesta relación que habría tenido o no con Yuyito. Eso puede existir en la estrategia. Pasó algo así con la relación con Fátima Florez que fue un producto de campaña, lo digo por la manera en que se cerró eso. –¿Ve un ejército de trolls defendiendo el proyecto de La Libertad Avanza? –Hay seguidores y fanáticos que siguen al Presidente porque tienen un grupo activo que tiene que ver con un cierto cansancio. Es que nadie tiene la capacidad de imponer la verdad absoluta. Estamos en una sociedad que necesita aire y oxígeno. Aunque parezca que hemos ganado la batalla cultural, eso genera cansancio. –¿Ese no es el riego de querer imponer hoy una verdad absoluta? –Si te lo quieren imponer es el riesgo. Necesitamos un tiempo para entender por qué es bueno el anarco-capitalismo. Es importante tener tiempo y libertad. El problema es que de ambos lados de la grieta te quieren imponer su relato y todo se convierte en una olla a presión. Eso le pasó al pensamiento conservador en los 80, al kichnerismo y ahora también puede pasar. –Más allá de la denuncia por violencia de género por parte de Fabiola Yañez contra el ex presidente Alberto Fernández, ¿poner en agenda ese tema sirve también para que no se hable de otros? –Cuando hay una operación política-mediática-judicial ésta cumple diferentes funciones para los distintos actores. He aprendido que una cosa de este estilo no cumple una función sola, alguien activa algo para un determinado objetivo y a otros les sirve para otras funciones que no habían sido tenidas en cuenta al principio. –¿Coincide en que estamos frente a otro Presidente muy porteño-céntrico? -Primero hay que ver los sesgos de la gestión del Presidente, sin querer justificar nada. Se le ha complicado la agenda, y la gente tiene sus tiempos. Creo que eso se responderá con las elecciones del 2025. Allí veremos si Mile. toma conciencia o no, de estar encerrado o salir.