Mauricio Macri busca volver a meterse en la agenda pública y competir por espacios de poder interno con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien asoma como potencial candidato presidencial de Juntos por el Cambios (JxC) rumbo a los comicios de 2023 y marcar la cancha frente a las elecciones de medio mandato de este año. En esta oportunidad, lo hace con la presentación de su fundación, que en las últimas horas fue objeto de denuncias e ironías por parte de legisladores del Frente de Todos.

En el marco de su estrategia de reaparición, Macri eligió el tema educativo como eje discursivo y apeló a su tesis de que el Gobierno no mantuvo abiertas las escuelas durante la pandemia, contra la que aún pelean la Argentina y el mundo, y también recurrió a la confrontación con los gremios docentes, con los que mantiene históricamente una tensa relación.

"No estamos así por la pandemia sino por la impericia del Gobierno, que tomó una secuencia de decisiones erradas en casi todos los temas que nos hicieron perder un año completo de escuelas", aseguró Macri en un posteo de la red social Facebook en el que, en paralelo, lanzó su fundación homónima.



Pero la elección del tema educativo como táctica para reposicionarse desencadenó una serie de respuestas por parte del oficialismo, desde donde le reprocharon en duros términos por "el proceso de desinversión en educación" y la suspensión del programa de distribución de computadoras portátiles Conectar-Igualdad.

Aguas agitadas 

La reaparición de Macri disparó cuestionamientos y declaraciones indirectamente hostiles desde su propia coalición electoral: el senador nacional Martín Lousteau (UCR-CABA) minimizó la capacidad de conducción del exmandatario y dijo que lo que podía aportar Macri era simplemente "legado", con lo que lo asoció al pasado.

En la misma línea de cuestionamientos se expresó el diputado nacional Facundo Suárez Lastra (FdT-CABA), quien incluso fue más allá y afirmó que él, personalmente, no se "hacía cargo" de la gestión de Macri.

También fue parte de este ruido interno el radical bonaerense Miguel Ángel Bazze, quien aseguró que " de 2015 al 2019 se respetó un liderazgo de gestión con Macri y (María Eugenia) Vidal, pero ahora empieza otra dinámica, en la que no hay liderazgo de gestión y tenemos que discutir de manera distinta".

En la misma dirección se expresó, ante una consulta de Télam, el diputado Luis Petri (PRO-Mendoza), para quien la principal coalición opositora "vive momentos de liderazgos horizontales".

Otra protagonista de los reposicionamientos y tensiones internas de JxC es la titular del PRO Patricia Bullrich, con una reciente y muy mediática aparición en Villa Gesell.

En una entrevista, la exministra de Seguridad no ocultó sus deseos de ser candidata presidencial: "Yo tengo ese deseo, pero mi deseo primario es que el próximo presidente sea de Juntos por el Cambio. No puedo poner mi interés personal por sobre el colectivo", afirmó.

Así, Cambiemos arranca el año electoral rumbo a las legislativas de octubre con al menos tres potenciales aspirantes presidenciales: Rodríguez Larreta, Bullrich y el titular del radicalismo y ex gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo.

Posible mapa electoral

 

En relación a ese mapa dinámico, distintas fuentes de JxC esbozaron en diálogo con Télam distintos escenarios de candidaturas.

En lo inmediato, Patricia Bullrich podría competir en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como candidata a legisladora en las próximas elecciones, y una eventual buena elección la podría catapultar hacia una candidatura a jefa de gobierno porteña o incluso de presidenta en el año 2023, especulan esas fuentes del PRO, siempre en representación de Macri, ya que la mayoría de los dirigentes no le asignan al expresidente la intención (o la posibilidad) de ser candidato presidencial.

En ese escenario, también Larreta podría postularse como candidato a ocupar la Presidencia y, en ese caso, podría ser sucedido en la jefatura de gobierno por la propia Vidal, quien en ese caso tendría que disputar espacio con el radical Lousteau, histórico aspirante al puesto.

Para el PRO, el escenario de máxima sería ganar las elecciones presidenciales, a gobernador bonaerense y a jefe de gobierno dentro de dos años, mientras que el escenario de mínima sería replegarse sobre el distrito del que surgió esa experiencia política, la CABA, para -al mismo tiempo- evitar un triunfo de Lousteau en esa misma jurisdicción.