Un viejo protagonista de la crónica roja del sur rosarino, aquel territorio periférico donde surgió la banda de Los Monos hace más de un cuarto de siglo, murió acribillado por sicarios que le dispararon en la zona oeste. La víctima se llamaba Mario Alberto Fernández, tenía 42 años y, según con quien se hablara, llevaba varios apodos: Marito Pino (su otro apellido), “Chino” o “Muñeco”. Su barrio natal era Las Flores, y hacía tiempo había purgado una condena por el homicidio de un integrante de Los Garompas, aquellos antagonistas del clan Cantero a principios de siglo.
Según indicaron veteranos cronistas e investigadores a Rosario3, Mario Fernández, o simplemente Mario Pino, era un sobreviviente de los tiempos en que Ariel Máximo “Viejo” Cantero y su lugarteniente Juan Carlos “Mono Grande” Fernández (fallecido en 2003) encabezaban una banda barrial que aún estaba lejos del mito y la marca delictiva que hoy representan Los Monos.
Eran días de tiroteos y ajustes mafiosos en un territorio delimitado —a grandes rasgos, avenida Batlle y Ordóñez, Oroño, Paraguay y el campo—, donde el Estado no pudo o no quiso desactivar la incipiente guerra de pandillas. Motivadas por conflictos interpersonales, robos de caballos o los bríos de pistoleros, las rencillas pronto mutaron en un problema serio con el crecimiento del tráfico de drogas.
El 26 de mayo de 2001, Sergio Rivero, de 28 años, recibió un tiro en la cabeza al ser atacado mientras jugaba al fútbol en un potrero de Las Flores. Murió semanas después, y la familia Rivero acusó a Marito Pino como el homicida. Además, denunciaron que la subcomisaría 19ª protegía a los integrantes de Los Monos.
Según una crónica de El Ciudadano, el ataque tuvo un antecedente. El 8 de abril de 2001, un tío de Marito, Víctor Pino (de 29 años), recibió dos tiros mortales. Por el caso, fue apresado Carlos “Pan” Rivero, considerado como miembro de Los Garompas. Los Rivero alegaron que “Pan” se defendió de un intento de robo y disparó en defensa propia. En el tiroteo hubo dos heridos y, cuatro años más tarde, Pan recibió diez años y ocho meses de prisión por el crimen de Víctor, el tío de Marito Pino.
Lo cierto es que, para la primavera de ese mismo año, Marito Pino cayó detenido, fue acusado de tres crímenes, pero finalmente fue condenado por solo uno: el de Rivero, por el que pagó 15 años de prisión.
Nueva era
“Mario Pino, dejá de batir la cana. Plantate, gil”, decía el cartón escrito con birome que dejaron los tiratiros que dispararon contra la Comisaría 19ª. Era la madrugada del 27 de diciembre de 2023, y el cartel hallado en la seccional de Seguí al 5400 traía al presente al viejo integrante de Los Monos, después de 20 años, en un verano donde la guerra de bandas y la cartelería para escrachar a los enemigos estaba a la orden del día. Sin embargo, en el presente a Mario no se le conocían causas abiertas o investigaciones en su contra.
Por ese ataque a la dependencia policial fue señalado —aunque no imputado formalmente— Francisco Riquelme, el narco del noroeste rosarino que, desde su detención en 2020, no paró de sumar cargos por amenazas, asesinatos y ataques armados, incluidas agresiones contra instituciones públicas.
Pero los avisos contra los Fernández/Pino venían de antes. En la tarde del 6 de febrero de 2023, desde una moto efectuaron doce tiros contra un portón lindero a la rotisería de Gaucho Rivero al 5700, el mismo lugar donde Mario Fernández, que vivía a escasos metros, fue acribillado en la tarde de este martes. El mismo domicilio, ubicado en el patio trasero de los monoblocks de Rouillón y Seguí, había sido allanado en octubre de 2020 en el marco de un expediente por drogas, por el que fue detenida una hermana de Mario.
Los autores del homicidio –que efectuaron una decena de disparos– se movilizaban en un Ford K, que dejaron abandonado en Francia al 4500, barrio Acindar, cerrado con llave. El auto estaba radicado en Jesús María, Córdoba. Este miércoles, con ayuda de un cerrajero, los investigadores lo abrieron y lo peritaron. Dentro hallaron un proyectil intacto de nueve milímetros.