El caso del recluso Fabio Alejandro Giménez ya es paradigmático en Santa Fe. Pero para mal. El año pasado fue acusado por ordenar el crimen de Nicolás “Fino” Ocampo –ladero de Esteban Alvarado– desde la Unidad Penitenciaria Nº 3 de Rosario. Por esa causa fue trasladado al penal de Coronda, y ahora, en los 21 días que lleva junio, acumula un promedio de una imputación por semana por extorsiones hechas desde la cárcel

Giménez cayó por robos calificados. Acumula dos condenas de 2014 y 2019 que fueron unificadas en 13 años y 8 meses de prisión más la declaración de reincidencia. Pero desde el encierro comete delitos mucho más graves, como la presunta instigación de un crimen o directamente ser quien lleva adelante extorsiones y balaceras para obtener pagos “por protección”.

El 1º de junio, fue acusado por el fiscal de Balaceras Pablo Socca por extorsiones hechas en enero y febrero pasado contra un kiosco, una empresa de mudanzas y un local dedicado a la venta de respuesto automotor. 

La imputación del 1º de junio fue la consecuencia de allanamientos desarrollados el 27 de mayo, que incluyeron la requisa de su celda de Coronda.

Pero entre el 27 de mayo y el 1º de junio, Giménez volvió a extorsionar. Se comunicó con una persona que le había alquilado un inmueble a su pareja Samanta Vilches antes de ser arrestada. 

El recluso reclamaba el pago de 300 mil pesos porque supuestamente esa persona había “perdido sus cosas” en esos procedimientos en los que se buscaba a su novia Samanta Vilches como partícipe en las extorsiones, ya que era quien hacía las cobranzas a las víctimas.

La víctima accedió a pagar la extorsión para que no la baleen. Fue el 29 de mayo pasado, cuando dio 100 mil pesos. Pero para el recluso no era suficiente ese monto y se volvió a comunicar para exigir la entrega de una “segunda cuota”. 

Por ese motivo, el 30 de mayo se procedió a hacer una entrega controlada por orden del fiscal Pablo Lanza que culminó con varias personas detenidas en Villa Gobernador Gálvez, entre ellas la hija adolescente de Samanta Vilches y dos sospechosos que estaban abordo de un flete.

Por ese último hecho fue imputado el jueves pasado Fabio Giménez, a quien la jueza Pedrana le dio prisión preventiva efectiva por el término de ley. Los dos mayores de edad que iban en el flete para recibir el segundo pago de la víctima ya fueron acusados el 1º de junio y quedaron en libertad bajo reglas de conducta ante la falta de evidencia de que tenían conocimiento del destino que tenía el viaje que realizaban. 

Al terminar la audiencia, la jueza Pedrana remitió la copia de la audiencia al Ministerio de Seguridad y al Servicio Penitenciario para que tomen una intervención eficaz con el objetivo de que el interno no acceda a teléfonos, ya que los usa para hacer amenazas y ordenar delitos.

Pero Giménez, una vez más, volvió a extorsionar. Como lo enviaron a un buzón de resguardo en Coronda, le dio la orden a otro recluso –Lucas Ezequiel Robay Romagnoli, también hoy acusado– para que mande “a gente suya” a intimidar a la persona que le alquilaba el inmueble a su pareja, ya que consideraba que aún faltaba dinero.

Fue el 11 de junio, cuando dos personas fueron al domicilio de la víctima de Villa Gobernador Gálvez, golpearon la puerta y le dejaron un número telefónico para que se comunique, caso contrario, iba “a tener problemas en una hora”.

Dos días después, el 13 de junio, personal de la Agencia de Investigación Criminal especializada en extorsiones se hizo pasar por la víctima y coordinaron una entrega controlada con el recluso Lucas Robay Romagnoli, quien le recriminó que por su “culpa” habían sido detenidas varias personas y él había tenido que pagar la fianza para sacarlos en libertad tras la imputación –en el caso de los sospechosos del flete–.

“Te doy tres horas para que me pases la plata”, le dijo Robay Romagnoli y le adjuntó una foto vía Whatsapp en el que le muestra dos pistolas plateadas. “Metés de vuelta a la Policía, pasa algo raro, te exploto a vos, al que esté en casa y cualquiera. Te voy a encontrar, no te olvides”, le agregó.

Al día siguiente, el 14 de junio, se acordó el pago de la extorsión en avenida Libertador al 1300, en Villa Gobernador Gálvez. Una agente encubierta dio el dinero a los tres sospechosos que estaban en un Gol blanco y luego se procedió a su arresto: era una mujer que fue identificada como Vanesa Soledad Luna –imputada hoy–, un adolescente de 13 años y el conductor Maximiliano Jesús Altamirano.

En resumen, este martes fueron imputados los internos Fabio Giménez, Lucas Robay Romagnoli, Samanta Vilches y Vanesa Luna. La jueza Pedrana les dio prisión preventiva efectiva por el plazo de ley a todos, rechazando así los pedidos de domiciliaria de las mujeres por tener nenes menores a los 5 años a su cargo.