Dos empleados policiales fueron condenados a penas de tres años de prisión efectiva tras consentir en juicio abreviado haber integrado una asociación ilícita, más precisamente, por reportar información reservada a personajes ligados a una facción de la banda de los Monos.

El Ministerio Público de la Acusación indicó que los condenados son David Luciano “Lucho de la PDI” Arellano (42) y Marcos Barúa (32). En la causa no se acreditó un vínculo entre ambos. Tal vez ni siquiera se conocían, pese a haber trabajado en la Agencia de Investigación Criminal. El viernes, el fiscal José Luis Caterina y los penalistas Agustín Pérez y Marcos Cella presentaron los acuerdos frente al juez Rodrigo Santana, que los homologó.

En el caso de Arellano, al momento de su detención, en marzo de 2023, se desempeñaba como verificador en la Unidad Regional II. Previamente se había destacado como un eficaz brigadista de Homicidios en la Agencia de Investigación Criminal (hoy PDI), de donde fue apartado por las sospechas –luego comprobadas– de su vinculación con el policía exonerado Juan José Raffo, que en 2018 fue condenado a cinco años como miembro de los Monos y hoy se encuentra prófugo con pedido de captura.

Otro personaje central en la trama es el barra leproso Guillermo Sosa, alias Chupa u Ojitos, quien está detenido desde mayo de 2022 acusado de instigar el asesinato del barra Nelson “Chivo” Saravia. A Sosa lo vinculan con la facción del clan Cantero que regentea la pesada rojinegra, en especial con Leandro “Pollo” Vinardi y, un escalón más arriba, con Ariel “Guille” Cantero.

Según la investigación, Raffo obtenía información reservada de Arellano que luego le reportaba al Chupa Sosa, quien se mantuvo prófugo varios meses hasta caer detenido en Vibras, un oscuro boliche villagalvense.

En rigor, a Arellano le atribuyeron reportarte a Raffo el paso a paso de una investigación de AIC contra un hombre identificado como Mauro Andrés Antonio, un personaje opaco que terminó detenido en abril de 2022 como presunto homicida de un sobrino del Chupa Sosa. La filtración, por supuesto, obedecía a los intereses del Chupa Sosa.

En resumen la Fiscalía le reprochó a Arellano mantener una estrecha relación con Raffo y no informar semejante vínculo a la Fiscalía de Homicidios Dolosos, para la cual trabajaba como oficial de justicia.

“Ello –dice la acusación contra Arellano– le permitió tener acceso a información reservada de la que se valió para ayudar a que Guillermo «Chupa» Sosa se mantuviera sustraído de la acción de la Justicia. Esto a sabiendas de que Raffo, su contacto, era en esos momentos ya un ex policía que había sido exonerado luego de ser condenado por diferentes delitos vinculados con la banda de los Monos".

La pena impuesta a Lucho de la PDI fue por asociación ilícita en carácter de miembro; encubrimiento agravado y violación de secretos.

El sobrino

En el caso de Barúa, que llamaba “tío” a Sosa –por estar en pareja con una sobrina del barra– le atribuyeron “proporcionar contactos policiales e información a Chupa Sosa para la comisión de actividades ilícitas, en alguna de las cuales incluso también participaba”, señaló la Fiscalía.

Sin embargo, tal participación en esas supuestas actividades ilícitas no fue acreditada. Sí que tenía contacto con Sosa, aun sabiendo que este tenía pedido de captura desde octubre desde fines de octubre de 2021. Las charlas de Barúa con Sosa (y otros intercambios sugerentes con un tal “Menor 11”) fueron rescatadas del teléfono del barra.

El siguiente es un intercambio de mensajes judicializado entre el barra y el suboficial, condenado ahora como miembro de asociación ilícita e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Sosa: “¿Cómo andás, pariente? Escuchame, después de la seis, seis y cuarto, viste por la cortadita donde fuiste a buscar la moneda esa vuelta, te voy a estar esperando ahí, venite con un auto boludo, no vas a venir en moto, boludo, así ya rajamos para el norte. Traete tu pipita (por arma de fuego)”.

Barúa: “Tío, ahí estoy manejando. Apenas llego a mi casa te contesto, ahí en diez minutos (…) Bueno, después voy y ya partimos y hacemos eso. Sí sí, la llevo”, dijo Barúa en alusión a que llevaría su arma.

Al mismo tiempo, el Chupa coordinaba vía mensajes con el contacto agendado como Menor 11, no identificado a la fecha, y le decía:

“Preparate que seis y media, seis y cuarto, voy a estar en la cortada, yo, y arrancamos para el norte. ¿Me entendés? Vamos a ir a una recorrida allá”.

Dos horas más tarde, Sosa le indicó a Menor 11 que salga que su “sobrino”, o sea Barúa, ya estaba afuera y lo esperaba: “Escuchame, salí ahí afuera. ¿Vos estás en lo del viejo? Salí que está mi sobrino, boludo, mi sobrino que es cobani. Salí que está en la cortada, jovencito el pibe, es cobani, va a ir con nosotros a trabajar”.