Un joven acusado de haber integrado el grupo que en octubre pasado asesinó al barra de Newell’s Nelson “Chivo” Saravia en barrio Alvear fue detenido este lunes en el marco de un operativo Tribuna Segura en el Coloso Marcelo Bielsa antes del partido que terminó la victoria del local ante Argentino Juniors.

Se trata de Alexis Gabriel O., de 21 años, sobre quien pesaba un pedido de captura por parte de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, señalaron fuentes oficiales. Agregaron que será acusado formalmente este jueves.

Para la Fiscalía, Alexis integró el pelotón que el 23 de octubre pasado por la medianoche ingresó por la fuerza a la casa del barra Chivo Saravia en San Nicolás al 3700, se metió al dormitorio y lo acribilló con una ametralladora. Al momento del ataque la víctima estaba con su esposa, su hijo y su sobrino –de 8 y 13 años, respectivamente–, a quienes empujó para evitar que sean lesionados.

Como parte de ese grupo el domingo 13 de junio fueron acusados el supuesto heredero de la jefatura de la barra Alejandro “Rengo” Ficcadenti, además de Kevin Nahuel Jambrina, Alexis Brian Dittler, Salvador Esteban Alegre, Juan Manuel Arévalo y Jonatan Ezequiel Burgos. Todos quedaron en prisión preventiva por 60 días por homicidio calificado, según la resolución de la jueza Silvia Castelli.

Para el fiscal Matías Edery, quienes organizaron la logística del crimen fueron Guillermo “Ojitos” Sosa –ya detenido e imputado– y Ficcadenti, cabecillas de la barra brava leprosa. Además, enmarcó el plan criminal como “consecuencia de la sucesión de la barra brava de Newell’s”.

Alexis Gabriel O. “participó del grupo de personas que concurrió a cometer el hecho, tomó un arma larga con la que se salió de la casa de calle Garibaldi –propiedad de Ojitos– y regresó portando la misma”, señala la acusación sobre este nuevo detenido.

Según la imputación, los siete acusados formaron parte del grupo de 22 personas que se reunieron el 23 de octubre en la casa de Ojitos. Se presume que ahí se planificó el asesinato, se repartieron las armas, se prepararon los vehículos, se asignaron los roles y se cambiaron vestimentas. Todo quedó filmado en cámaras internas de la casa adonde se habían juntado.

Ese material visual fue incautado en las horas posteriores al crimen, ya que los agresores se llevaron un teléfono de la casa de Chivo Saravia, que era de su esposa, y el rastreo del GPS condujo a la Policía a la vivienda de Ojitos.

En la casa de Ojitos, volvieron a cambiarse de ropa, dejaron las armas y se relataron entre ellos cómo había sido el asesinato. Uno de ellos graficó cómo rompió a patadas la puerta de la propiedad, y otro cómo había ametrallado a la víctima.