Mauricio Macri hizo una jugada a tres bandas con su relanzamiento como presidente del PRO este jueves: de disciplinamiento hacia adentro del partido, de demostración de fuerza hacia el gobierno de Javier Milei, y de diferenciación con la Libertad Avanza hacia la sociedad.

Su intento de recuperar protagonismo político comenzó con una cuidada puesta en escena, pero su tarea no es fácil: Javier Milei tiene hoy el respaldo del histórico electorado del PRO y una centralidad en el debate público que para Macri parece muy complejo disputar, incluso por la energía que eso requiere.

Lo cierto es que, con su discurso al asumir la conducción del PRO, el ex mandatario puso en discusión el vínculo con la Libertad Avanza, con un argumento que intenta mostrar como convicción: el gobierno lo necesita y hasta ahora lo ha maltratado.

Eso explica que en el escenario hayan estado los gobernadores y los legisladores que exponen que el partido amarillo tiene una parte del nuevo esquema de poder nacional que no puede ser despreciada por un gobierno que tomó sus banderas pero no cuenta con la representación institucional ni la capacidad política suficientes para valerse por sí misma.

En su discurso, Macri expresó su respaldo al rumbo económico y la agenda de reformas que plantea Milei, pero puso en cuestión su pericia para llevarlas adelante. Acá estamos nosotros, pareció decir toda la simbología, explícita e implícita, del acto. Algo que encierra, por cierto, un contrasentido: Macri habló de sí mismo como si hubiera sido un presidente exitoso que nunca endeudó en 40 mil millones de dólares a la Argentina. Algo solo posible por el desastre del Frente de Todos.

"El presidente tiene muy claro lo que hay que hacer; tiene ideas, convicción y coraje. Pero sigue teniendo pendiente el desafío de construir un equipo”, fue el párrafo que marcó el eje conceptual alrededor del que se movió el expresidente. El "equipo", le faltó decir con todas las letras, es el que está acá atrás.

Eso, aseguró, fue lo que le transmitió al presidente en la reunión de cuatro horas que tuvieron el martes en la residencia de Olivos. Y también que no está dispuesto a que el PRO se fusione con la Libertad Avanza, que es lo que propone Patricia Bullrich.

Así se reserva una carta: la de la diferenciación para el caso de que el gobierno de la Libertad Avanza se estrelle, de acuerdo a la mirada de Macri no por sus ideas –que entiende son las correctas– sino porque no sabe gestionar. "El cambio climático es algo muy serio", fue una de las frases con las cuales, en una entrevista posterior, buscó instalar otra marca propia que lo distancia del jefe del Estado: la razonabilidad. Ni hablar del rechazo al nombramiento de Ariel Lijo como juez de la Corte Suprema de Justicia.

Déjense ayudar, pareció gritarle al gobierno. Y explícitamente acusó al "entorno" presidencial, es decir a Santiago Caputo y Karina Milei, de complicar la voluntad del PRO de hacerlo, por un temor claro: que una masiva presencia en el gobierno de funcionarios que le responden fuera interpretado como que esta gestión es el segundo tiempo que Macri no pudo tener al perder la posibilidad de su reelección en 2019 frente a Alberto Fernández.

En el raid de medios que tuvo luego del acto, Macri metió además el dedo en la llaga del gobierno al señalar que le "gusta cómo se planta Victoria Villarruel", a la que definió como un "cuadro político". Así, agitó además un fantasma que ronda desde el inicio de la gestión a La Libertad Avanza: la posibilidad de un acuerdo con la vicepresidenta para ser su respaldo en caso de que una crisis complique a Milei y la obligue a asumir responsabilidades mayores. Ese lugar de garante que quiso ocupar pero Milei no se lo permitió.

La pregunta es: si Macri tiene que volver a la carga por algo que cree que le corresponde pero no le dan, ¿eso implica que está fuerte como pretende demostrar o que en realidad busca salir de una situación de debilidad que explica que haya enflaquecido tanto la capacidad de influencia del PRO?

En todo caso, la reaparición del expresidente con un tono mucho más crítico que el que tuvo hasta ahora es, finalmente, un intento por cambiar esta última situación.