Rosario Central pondrá en marcha desde hoy el nuevo proceso deportivo a cargo de Cristian González. En realidad, esta noche será la primera puesta en escena de una era que comenzó en el momento de la designación como entrenador del Kily, un ídolo del club que desde hace dos años venía trabajando en silencio como conductor de la Reserva.

En sintonía con el momento económico de la institución (con un pasivo importante agrandado por la pandemia) y con el aval de los dirigentes, que decidieron bajar el presupuesto deportivo y capitalizar la institución con la presencia de varios juveniles al plantel, el nuevo DT aceptó el convite de armar una formación con mucha presencia de futbolistas surgidos de la cantera.

Y la verdad, encontrar en las bases jugadores que le cierren no le costó demasiado: González ha sido siempre un asiduo concurrente a los partidos de las inferiores y sus dos años como orientador del segundo equipo más importante del club le han dado un conocimiento cabal de las herramientas surgidas de abajo.

Por eso, la inclusión de Lautaro Blanco como lateral izquierdo (y del pibe Mazzaco como su suplente), la apuesta por el doble cinco Villagra-Ojeda (mientras Rinaudo se repone) y la posibilidad para “Pupi” Ferreyra y López Pissano (uno, de aparición fulgurante en los amistosos; el otro, con un recorrido mayor pero también muy prometedor) son rasgos distintivos de este flamante ciclo.

De la boca para afuera, suena encantador: que Rosario Central vuelva a las fuentes y apueste (como casi siempre) a la fábrica de Granadero Baigorria es música para los oídos. Pero todos sabemos que una serie de malos resultados puede acabar con el más romántico de los emprendimientos, por eso será fundamental que los dirigentes sostengan ese apoyo pase lo que pase con los números y digan lo que digan (a falta de tribunas llenas) las redes sociales.

Seguramente ayudará la falta de presión que genera un torneo que no pondrá puntos en juego para ninguna de las otras tablas que interesan, las del descenso y la clasificación a las copas internacionales. Si efectivamente sienten esa libertad, los pibes podrán mostrar en primera todo el potencial que acumularon en su etapa formativa, guiados por la experiencia que el nuevo DT acopió en su vasto recorrido deportivo y la presencia de algunos experimentados dentro del campo como Novaretti, Fontanini, Rinaudo, Zabala y Gamba.

En lo estrictamente futbolístico, hay dudas que se empezarán a despejar desde hoy:

a) De qué modo se desenvolverá Josué Ayala con la presión de tener que reemplazar a un titán como Ledesma, que se fue con un nivel altísimo y el status de ídolo forjado en la Copa Argentina '18.

b) Si Torrent (una de las incorporaciones) será la solución en la banda que no fue Damián Martínez.

c) Qué nivel mostrará Bottinelli a sus 36 años.

d) Qué tan capaz será Vecchio de transformarse en conductor del equipo después del caudal de experiencia que adquirió en su carrera

e) Si Pupi Ferreyra mantendrá el desparpajo mostrado en los amistosos cuando se juegue por los puntos.

f) Cómo se arreglará Gamba en la misión de suplantar al saliente Marco Ruben.

g) Si el deseo del Kily de presionar alto y ser intenso tendrá su correlato en la preparación física, futbolística y mental de sus jugadores.

El reloj corre y cada vez falta menos para encontrarnos con las primeras respuestas.