El porcentaje de suicidio en jóvenes ha aumentado en todo el mundo, pero hay muchos factores variables, edad, sexo, raza, familiares, culturales y sociales, además de aspectos psicológicos y biológicos.

Nada ni nadie justifica el cometer un acto de tal naturaleza, como es el suicidio, sobre todo por el dolor que se deja a los demás.

Los síntomas de alarma son: falta de energía, problemas con el sueño, aumento y disminución del apetito, trabajo para concentrarse, bajo rendimiento escolar, descuido en su apariencia personal, y la característica más común es que se vuelven más irritables.

Los jóvenes que intentan suicidarse están buscando atención en su entorno.

¿Cuál puede ser el camino más directo para ayudar a mitigar este flagelo social?

Hoy, más que nunca mucha más gente goza de una mayor abundancia de los ingredientes de la “buena vida”: mejores salarios, diversiones planeadas, automóviles, horas libres, buena alimentación y disponibilidad para viajar.

Pero sin embargo, observamos en nuestro ambiente terribles tensiones, disgustos familiares, y la tasa más grande de aburrimiento por persona en el mundo, según estadísticas.

Tales problemas me recuerdan las palabras de Jesús: “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” (Marcos 8:36)

La falta de propósito en la vida es lo que observamos al detectar que un sector de la sociedad revela un agudo estado de aburrimiento.

Esto mismo se puede revertir al enfocarse en las preguntas que generalmente se desvanecen al no saber qué rumbo tomar en la vida.

Por ejemplo preguntas tales como éstas: “¿Cuál es el sentido de la vida? ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? ¿Qué hacer y cómo deberíamos conducirnos?”

La luz siempre trae a la superficie cosas que en la oscuridad no se ven, y comprender que es posible encontrar un sentido y propósito en la vida, ayuda a vencer los pensamientos que no favorecen al ambiente mental y que conducen a un túnel sin salida.

Generalmente, el sentido de la vida se relaciona con la búsqueda de la felicidad.

Si alguien tiene un familiar o conocido con estos inconvenientes, se puede acercar a él con mucha paz y transmitirle esperanza, para su presente y también para su futuro.

Siempre hay una alternativa que imparte salud mental y bienestar, y al comprender a tal persona, no juzgándola ni presionándola para que haga un cambio, dejaremos que se brinde con total libertad y sinceridad en nuestro diálogo con ella.

La pensadora estadounidense Mary Baker Eddy en una de sus obras y en momentos en que ella misma estaba atravesando problemas existenciales, expresa: “Debiéramos entrar en la vida con la mínima esperanza, pero con la mayor paciencia, con un vivo deseo de regocijarnos con todo lo hermoso, grandioso y bueno, y apreciarlo; mas con un estado de ánimo tan genial que la fricción del mundo no afecte nuestra sensibilidad, con una ecuanimidad tan firme que ningún hálito pasajero ni disturbio accidental llegue a agitarla o perturbarla, con una caridad lo bastante amplia que cubra los males de todo el mundo, y lo suficientemente dulce que neutralice lo que en él sea amargo” (EM 224)

Al reencontrarte con tal identidad espiritual, descubrirás cuál es el sentido de la vida, y hallarás una salida pues estás confiando en un poder único y superior: Dios, como el origen de toda existencia.

 

Un mensaje bíblico del libro de Jeremías alienta a cada persona a encontrarse a sí misma, y dice así: “Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos, porque volverás de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir”. (31: 16, 17)

No permitas que tu vida se marchite, inspírate a enfrentarla con valor y sabiduría porque estás preparado para cumplir con un propósito en tu experiencia, que te hará sentirte útil y necesario.

Brindar afecto y paz, hace que familias o amistades que rodean a los jóvenes con intención suicida abran sus oídos y los escuchen logrando que se sientan comprendidos y amados. Estos jóvenes están reclamando tu atención.

Nada material o superfluo que conduzca al aburrimiento puede suplantar una caricia o una palabra sincera dicha a tiempo.

El Amor divino es el único sostén y cimiento para tu vida, donde encontrar refugio y protección permanente.

Eres necesario porque la sociedad reclama tu activa participación, encontrando una veta que te lleve a descubrir, tal vez, una productiva vocación, oficio o especialización en algún área que pueda interesarte. Esto sí es posible!

Una vida útil te está esperando….

Elizabeth integra el Comité de Publicación, en Argentina, y escribe reflexiones desde su perspectiva como profesional de la Ciencia Cristiana. Síguela en Twitter: @elisantangelo1 - Facebook: Elizabeth Saangelo de Gastaldi