“Muchos jugadores se retiraron, todos sabemos la importancia que tiene Manu, pero el básquet sigue. Yo sé que a ustedes (periodistas) les encanta hablar de la despedida, del final de la Generación Dorada. Pero la realidad es que la Generación Dorada dejó de existir ya hace muchos años. Muchos jugadores se fueron: (Hugo) Sconochini, (Fabricio) Oberto, (Alejandro) Montecchia, Pepe Sánchez, (Rubén) Wolkowyski, Walter Herrmann y el básquet sigue. Contra Estados Unidos fue el último partido de Manu y el básquet sigue también”.

Las declaraciones pertenecen a Luis Scola, capitán de la selección argentina de básquet y emblema de la Generación Dorada. Las realizó en la zona mixta del estadio de Río 2016 apenas terminado el partido con Estados Unidos que marcó la despedida de Emanuel Ginóbili y la eliminación de Argentina en cuartos de final.

Hace unos días, cinco años después, el abanderado argentino de aquellos Juegos brasileños, dijo adiós en medio de un reconocimiento conmovedor de compañeros, rivales, entrenadores y árbitros. Y el básquet sigue.

“Yo no fui el mejor DT que tuvo, él fue el mejor y el más increíble jugador que ha nacido en nuestro territorio. Nos llevó a lugares insospechados y lo único que se me ocurre es decirle gracias”, dice Oveja Hernández, que también dirigió a Ginóbili, lo que transforma a sus declaraciones en algo sorprendente: Sergio pone a Luifa por delante de Manu. Muy fuerte.

“Es una leyenda, porque habrá un antes y un después de Luis en la selección”, marca el NBA Facundo Campazzo enalteciendo aún más la figura del capitán de la selección que no de casualidad es llamada “El Alma”.

Scola fue el mejor y el más increíble jugador que ha nacido en nuestro territorio

Scola fue el alma de una generación que no se repetirá y es imprescindible que pase a formar parte de la dirigencia del básquetbol y del deporte argentino en general. No habría que perder la oportunidad. Porque el básquet sigue.

“Estamos todos viviendo una situación muy especial. Ver a los rivales, periodistas, árbitros... Me golpeó un poco. Intenté apartarme de todo este tiempo y se me vino todo de golpe. Intenté mantener la compostura lo más que pude. Me voy en paz”, balbucea Luifa apenas consumado el adiós. No tiene nada que reprocharse, se vació por y para la selección argentina. Es un faro ineludible. Un referente indeleble para todos los deportistas argentinos.

“Los Juegos Olímpicos son únicos”, reconoce el ganador de la medalla dorada en 2004, con apenas 24 años. “Son únicos en el sentido de que es el evento deportivo más grande del mundo con diferencia y es el único momento en el que converge todo: todos los eventos, todos los deportes, todos los países... Y se juntan un montón de realidades diferentes, en algunos casos muy diferentes, y se juntan culturas, países, todos en un mismo lugar para poder competir y para poder convivir con los mejores talentos de todos los deportes, de todas partes del mundo a la misma vez. Eso es una cosa increíble. No podés juntar a todo ese talento junto en un mismo lugar en ningún otro evento. Es una experiencia inolvidable”, define Scola a la máxima competencia mundial que se realiza cada 4 años.

Cinco Juegos Olímpicos, una medalla de oro, otra de bronce... Una leyenda que no debe quedar en el recuerdo. Es el momento de involucrar a Scola en la reformulación del deporte argentino.

El crecimiento de las estrellas es desproporcionado en desmedro de la precariedad de los dirigentes, por eso es imprescindible que los deportistas de élite se involucren en la gestión. Hay algunos que ya lo hacen, pero habrá que profundizarlo.

No hay tiempo que perder. Porque no sólo el básquet sigue, el deporte sigue.