Desde hace aproximadamente un mes, a lo largo de varios episodios de violencia, se volvió a poner el foco sobre la operatoria de los taxis en la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno. Pero es un tema que va más allá. Desde hace décadas, es visible que para poder levantar pasajeros allí donde llegan micros de diferentes partes del país, hay que contar con la venia o el permiso de la denominada “cooperativa” de trabajadores del sector. Hay una doble dársena para detenerse y son los no del todo transparentes “abrepuertas” los que le indican al pasajero dónde debe subir. 

Por ejemplo, si una pasajera quiere abordar un auto conducido por una mujer, es difícil que logre hacerlo. Porque allí se indica a qué auto debe subirse. Y porque si la taxista no pertenece a la "cooperativa", no puede tomar ese viaje. Es el revés de “el cliente siempre tiene la razón”. Aquí el usuario no tiene derecho a elegir nada más que sortear rápido alguna situación tensa, como que dos conductores se bajen a dirimir la diferencia a las trompadas. Es un tema que se lleva puestos tanto a los usuarios como a los inspectores. A las autoridades, como lo son los concejales.

Un año atrás, la concejala María Eugenia Schmuck presentó un proyecto que elimina esa doble dársena. En la Municipalidad, admiten que no existe ningún derecho adquirido o beneficio para ninguna cooperativa. Sin embargo, misteriosamente, los inspectores suelen brillar por su ausencia, hasta estos episodios al menos. 

Todo se agravó desde mediados de abril. A la denuncia de la taxista a la que le impidieron levantar una pasajera se sumaron tres casos: dos taxistas amenazados y un violento y poco claro episodio con un ex dirigente del Sindicato de Peones de Taxis, cuya casa fue baleada. Así como se lee.  El viernes pasado, Sergio relató que iba por calle Santa Fe, cuando “uno de guardapolvo azul, que son los abrepuertas, hacía señas para que entraran taxis porque había gente esperando y no había nadie (vehículos) en la parada. Voy por Cafferata y quedo primero. A mi izquierda vinieron dos muchachos (taxis) y presumo que vieron algo porque se fueron vacíos y empezaron a llegar taxis de todos lados. Yo me quedé porque una chica estaba por subirse. Fui para la zona sur y después seguí trabajando normalmente”, contó. Pero todo se agravó al final de la jornada. Alrededor de las 18, puso en marcha el auto “para calentarlo” e ingresó en su casa para buscar sus pertenencias. “Escuché una explosión. Miré el auto y me di cuenta lo que pasó. Habían roto la luneta trasera. Salgo en reversa y se me puso una moto a la par. Pensé que me iban a robar. Me dijeron: «La concha de tu madre, no vayas más a la terminal». Después se fueron”, contó.

Dos días antes, a Lucas primero lo amenazaron a manotazos, algo que se pudo ver en un video que él mismo filmó y mostró. Pero al día siguiente, contó en El Tres que fue abordado por desconocidos que se bajaron de un auto en la zona norte de Rosario, le dijeron que no vaya más a la estación Mariano Moreno a trabajar y le dispararon en la pierna derecha. Desde el área municipal de la Movilidad pusieron en duda su versión. Pero en otro video viralizado en redes, Lucas mostró la herida de bala, un roce a la altura de la pantorrilla. También se confirmó su licencia D2D3, que lo habilita a conducir. 

En una saga por ahora en pausa, el ex tesorero del Sindicato de Peones de Taxis Ricardo Vidal comentó que en la noche del lunes, entre las 22.20 y las 22.30, recibió “más de 15 balazos" en el frente de su casa, que está en Rueda 79 bis, entre Esmeralda y Chacabuco. "Afortunadamente no pasó a mayores mi esposa llegó a al casa apenas cinco minutos después", dijo. Al contar el hecho, responsabilizó ante las cámaras de El Tres al titular del sindicato por alrededor de 20 años, Horacio Boix. El máximo dirigente se desligó, horas después, ante los medios.

Pero la carta documento que le envió la "cooperativa" Mariano Moreno a dos concejalas es el hecho, institucionalmente, más grave. Las edilas Schmuck y Fernanda Gigliani presentaron una denuncia penal por las agresiones filmadas y las constantes amenazas. Los choferes que dicen pertenecer a la cooperativa, escribieron una misiva oficial en la que les piden “que se manejen con tacto y buen sentido que una concejal debe tener para mantener la paz social”. “¿A qué se refieren? Es muy serio y preocupante y no hace mas que confirmar lo que venimos denunciando. Actúan como si fueran dueños de un espacio que es público, amenazan para garantizar sus propios intereses, que atentan contra otros trabajadores y usuarios a quienes nosotros defendemos”, expresaron en forma conjunta. 

La carta, por sí sola, ya da cuenta de que a pesar de la aclaración oficial, la existencia de la cooperativa es innegable. Y es inevitable relacionarla con la ausencia de inspectores municipales para que hagan cumplir la norma. Que no hay privilegios. Declamativamente, no los hay. En los hechos, hay privilegios y una especie de tierra liberada a reglas que a los usuarios, se les escapan. Hay un  modus operandi, hay una organización que se apropia del espacio público. No se respetan derechos de usuarios y trabajadores.  Un dato: la eliminación de la doble dársena de Cafferata entre Córdoba y Santa Fe ya fue aprobada. Al pasar 15 días sin veto, está vigente. 

El problema es serio y más profundo. Es el problema de la falta de transparencia en muchos viajes, en las paradas del Sindicato de Peones de Taxi, que se ubican a metros de calle Cafferata y que están atravesadas por la misma lógica "informal" de los permisos. De ahí la sospecha que hilvana lo que sucede en la cooperativa a los balazos al dirigente del Sindicato de Peones. Esa cooperativa representa una manera de trabajar con un modelo que es el del Sindicato, según fuentes oficiales que admiten que la situación se les va de las manos. Lo que sucede, como en muchos sindicatos del país, es que los que están fuera quieren "coparles la parada" a los que conducen. 

La idea que por estos momentos el municipio maneja es establecer una suerte de equilibrio. A las 16 horas de inspectores que intentan sostener en la Terminal, podrían venir operativos sorpresa. Que se mantengan todas las semanas. Liberalizar la zona, para que todos puedan parar. Para eso, habrá que tener un operador permanentemente monitoreando las cámaras de seguridad de la terminal y que esté permanentemente atento. Darle más participación a la policía, que cuenta con tres efectivos en un puesto. 

Es un tema que ya excede a los inspectores, que para impedir que funcione la cooperativa deberían pernoctar allí. Una participación más activa de la policía es lo que el Palacio de los Leones está pidiendo. Y un rol protagónico de la Justicia para que los rosarinos puedan viajar en paz, empezando por elegir con quién.