Fue intensa, apasionante, para disfrutarla la fecha 24 de la Superliga, pero obvio, sino eras simpatizante de ninguno de los clubes que estaban peleando ni arriba ni abajo. Se llegó hasta esta jornada futbolera con muchas expectativas, con la posibilidad que podía haber campeón –finalmente Racing se coronó– y con las chances concretas que en la zona de abajo varios equipos sigan teniendo esperanzas de quedarse en la máxima categoría.

Pero hubo un ganador del certamen, que peleó palmo a palmo con Defensa y Justicia, que fue puntero desde la fecha número 4 y lo defendió con todo. Un DT, Eduaro Coudet, que era el conductor, el líder de verdad y que más allá de la cábala mas visible –la bufanda en el cuello– sabía lo que quería dentro del terreno de juego y era respetado por todos los integrantes del plantel, pero también por los directivos.

El caso Centurión posicionó al Chacho en un lugar de poder absoluto porque a pesar que los propios dirigentes querían que lo reincorporara al plantel por el costo altísimo que había salido tu transferencia –4 millones de euros–, el técnico se mantuvo firme y lo dejó marginado y eso le dio un respeto extra con sus dirigidos.

Lo de Defensa -con la presencia de Sebastián Beccacece– es muy digno, muy loable que un equipo, una institución que no es de las grandes haya realizado una campaña extraordinaria y que se la va a recordar por el buen fútbol desarrollado y estar peleándole hasta las últimas dos fechas a un grande como la Academia racinguista.

Sobre el final quedó demostrado que los hombres de experiencia son lo que se imponen, la juventud acompañó el proceso revolucionario de Defensa, con chicos que tiene un buen presente pero que apuntan al futuro y que por allí los encuentros que necesitaron sumar de a tres se quedaron sin respuestas, por faltarles precisamente cantidad de partidos, eso que hace a la madurez.

Nadie juzgará a Unsain, Lisandro Martínez, Barboza, Blanco o Rojas, todos jugadores que no superan los 25 años, y del otro lado un equipo que tiene promedio 30 años como es Racing y que a la hora de tener que trasladar esa acumulación de práctica quedó bien evidenciado que los jugadores con mas trayectoria –los casos de Arias, Licha Lopez, Donatti, Diaz, todos mayores de 30 años– son los que marcan la diferencia en momentos decisivos.

No se puede decir que la Superliga, el campeonato argentino, es el mejor del mundo, porque en los últimos años bajó el nivel, eso está más que claro, pero lo que sí se puede decir es que es el más pasional, y en eso sí es el mejor del universo.