En estas últimas semanas, el precio de las tarifas de los servicios esenciales como luz y gas han estado en boca de todos por la realización de audiencias públicas en las que se trató el aumento de las facturas. Una instancia de diálogo en la que el gobierno justifica por qué hay que pagar más y los organismos representantes de consumidores lo objetan, pero que al ser no vinculantes tienen un final cantado: el aumento se aplica de todos modos, transformando esos encuentros en un Ágora estéril.

De lo que podemos estar seguros es que en Argentina se habla mucho de las formas y poco del fondo de los grandes temas. Y el de la energía puede ser un caso testigo: se gastan horas de discusión acerca de los subsidios para que los usuarios paguemos a fin de mes un monto muy bajo, pero nada sobre modos alternativos de generar energía más limpia, sustentable y barata, que nos genere independencia energética y que permita un servicio más eficaz. Algo que ya sucede en otros países más desarrollados del mundo.

El que aparece como un método capaz de lograr esa energía de costo cero e inocua para el medio ambiente es el sistema de generación de energía solar, que tiene su propia industria y legislación nacional que lo promueve, pero que acaba siendo rehén de esa decisión estatal de pagar energía a un costo mínimo. Lo que conspira contra la búsqueda de un procedimiento alternativo: los ingenieros que desarrollan esos equipos y conocen sus múltiples beneficios se preguntan: “¿Para qué la gente va a pensar en instalar paneles solares que te den independencia y afrontar durante los primeros años su costo, si en Argentina se paga en promedio 0,07 dólares el kilowatt hora cuando en Alemania pagan cinco veces más, en Uruguay cuatro veces más y en Chile y Brasil dos veces y medio más?”.

No es casual que el 57% de los usuarios generadores de energía solar de Argentina estén en las provincias de Santa Fe y Córdoba, donde se paga la electricidad más cara del país. “En Europa y Estados Unidos ves paneles en todos los techos porque ellos pagan el costo real de la energía y por ende. los tiempo de retornos de inversión de paneles solares disminuyen a la mitad”, dice Tomás Otaola, ingeniero fundador de Terba Energy, empresa de Buenos Aires que se dedica al desarrollo de soluciones integrales de energía solar para el sector agropecuario, industrial y también a viviendas residenciales.

Cómo funciona el sistema

Leandro Aguilera, ingeniero, magister en energía solar y eólica, socio fundador de la Cámara Argentina de Energía Solar y de la Cámara Santafesina (CASES), además de titular de Sux Solar (empresa del rubro de la ciudad), explicó en AM/PM por Radio 2 que “en nuestra provincia, los paneles solares deben ir conectados a la red eléctrica de la EPE, que le ‘compra’ al generador esa energía a un precio conveniente. Es decir: yo genero energía solar, la vuelco al sistema general y me pagan por esa energía un monto que supera el costo de la energía común. Allí está el beneficio económico para el que instala paneles”.

“El costo de instalación estará en sintonía con la potencia instalada. El valor en Rosario ronda los 2,50 dólares más IVA el watt instalado. Y el recupero de la inversión va de los cuatro-cinco años a los ocho-diez, con un mantenimiento básico de limpieza”, comentó Aguilera.

Según Otaola, “el retorno de inversión depende de cuál es el costo de la energía, de cuánto se paga el kilowatt hora. Porque en Santa Fe y Córdoba la energía se paga entre tres y cuatro veces más que en CABA. Al ser la energía más cara, vos recuperás más rápidamente. También depende de qué tasa tenés: acceder a una tasa de crédito del 25% anual a 5 años para inslatar los paneles no es lo mismo que pagar con una tasa del 40%”.

Y otra pregunta frecuente es si se puede pensar en instalarlo en un edificio, ante el boom de la construcción en altura. Aguilera responde: “En un edificio lo difícil es el acceso al sol, porque el balcón tiene que tener buena recepción solar para poner un panel. A su vez, hay que recordar que debe ir conectado a un medidor de la EPE. Por ende tenés que hacer un cableado hasta abajo de todos, porque no lo podés conectar directamente a tus cosas. Y ese cableado genera un costo extra. Ya se están haciendo convenios con constructoras para que sea más sencillo y se tenga en cuenta al momento de la construcción. Sí se han instalado paneles para tener energía solar en los espacios comunes, pero a la altura del piso”.

Santa Fe, pionera

Argentina tiene su regulación nacional del universo de usuarios generadores de energía solar: en 2019 empezó a regir la ley 27.424 a la que se van adhiriendo las provincias que lo desean. Hoy hay 14 provincias adheridas, entre ellas Buenos Aires, CABA, Córdoba y Mendoza, pero Santa Fe no está adherida y se regula a través de programas propios como el ERA, Energía Renovable para el Ambiente, que rige por estos días.

Según Leandro Aguilera, “Santa Fe no está adherida a la ley nacional pese a que con la Cámara hicimos un trabajo con el ejecutivo y los legisladores en pos de sacar una ley conjunta, que después no se votó. Si se votara, mejoraría el retorno de inversión de todos los proyectos porque hay beneficios fiscales que da la nación”.

Por su parte, Otaola subrayó los favores de esa ley nacional: “A través de esta ley, además de conseguir una remuneración por cada kilowatt inyectado a la red eléctrica, podés acceder a créditos preferenciales gracias a un fideicomiso que se renueva año a año y que te permite pagar el sistema sacando un crédito en 60 cuotas fijas en pesos; también se otorgan beneficios a través de crédito fiscal: el gobierno otorga 45.000 pesos por cada kilowatt instalado en tu locación con un tope de 3 millones”.

Y agregó: “Los resultados de la ley son magníficos: en 2019, había 67 usuarios generadores; hoy hay 827 registrados y muchos en trámite. En 2019 se generaban 851 kilowatts y hoy hay generados 12.060. Las industrias instalan muchos más kilowatts que los usuarios residenciales porque los usan para bajar costos”. Un número que ilusiona, pero que aún se queda corto.

Según comentó Aguilera, “el primer modelo que existió en Santa Fe fue el más exitoso del país. Se llamó Prosumidores y rigió hasta diciembre de 2019. Era un programa de incentivo a la generación distribuida que generó en su momento 650 instalaciones en Santa Fe. Y Rosario fue la ciudad con más instalaciones. En ese momento, Buenos Aires tenían 50 y Córdoba 60. Ahora tenemos en vigencia el programa ERA, que se propone lo mismo que el anterior”.

“La provincia de Santa Fe fue la primera provincia del país en permitir que un vecino pudiera generar e inyectar energía a las redes de las distribuidoras eléctricas, haciéndose eco de una tendencia a nivel mundial”, añadió.

El recorrido legislativo de la materia en Santa Fe fue el siguiente:

2006 – Sanción de la Ley 12.692 (Ley de energías renovables de Santa Fe)

2012 – Decreto 2.644 reglamentando la Ley 12.692

2013 – Desarrollo del Protocolo Técnico administrativo de la EPE Empresa Provincial de la Energía

2016 – Lanzamiento de la primera versión de Prosumidores, un programa de incentivos para fomentar la instalación de sistemas fotovoltaicos

2018 – Lanzamiento de la segunda versión del programa Prosumidores

2020 – Lanzamiento del programa ERA (Energía Renovable para el Ambiente) a través del decreto 1098/2020

2021 – Ampliación del programa ERA

Energía solar = riqueza

Para Leandro Aguilera, la clave es pensar que un desarrollo general del sistema de captación de energía solar generaría múltiples beneficios colectivos: “Con un panel solar, cada techo genera riqueza: por ende, la ciudad y la provincia se vuelven cada vez más ricas. Si tomamos a Santa Fe como una gran familia, cada vez que le pagamos energía a Camesa, que es la proveedora, se va la plata de la provincia hacia ellos. Si nosotros le dejáramos de comprar o le compráramos cada vez menos, tendríamos nuestra propia generación y ese dinero quedaría para los santafesinos. Es como tener un metro cuadrado de campo: entender esto es fundamental para darse cuenta de por qué hay que desarrollar las energías renovables, por independencia energética y por la riqueza para la sociedad”.

Y eso sin contar que en materia climática la producción de energía solar es inofensiva: “La energía por hidrocarburos tiene su efecto negativo que se observa en las grandes sequías o las inundaciones que estamos viendo, y que generan un costo millonario para toda la zona. Si no, pensemos en lo que provocó la bajante del Paraná o los incendios en las islas. Y eso lo sufren los integrantes más débiles de la sociedad. La responsabilidad del cambio climático, en su mayor medida, la tiene el consumo de hidrocarburos. Si nosotros pudiéramos llevar el consumo hacia las energías renovables y avanzáramos hacia otro modelo, dejaríamos de tener los golpes que estamos teniendo por culpa del efecto invernadero”, sentenció.

“Además, si el sistema fuera masivo, la luz no se cortaría más porque no tendría que venir de una generación lejana, sino que la generaríamos nosotros. Eso generaría independencia energética para la sociedad, porque sos vos el que estás generando energía que consumís”, dice entusiasmado.

“Hay que entender que estamos generando energía, algo que tiene un valor incalculable. Hay que tener la cabeza para pensar a 30 años, porque si podemos desarrollar esta matriz productiva vamos a generar energía limpia y gratis por más de tres décadas. Lamentablemente aún la gente no lo entiende: esa es una traba, no entenderlo como sociedad. La otra traba es la decisión de la política de seguir teniendo una energía subsidiada y barata. El estado paga en subsidios 7.000 millones de dólares por año. En los últimos 20 años ya se pagaron tres deudas externas por esta decisión irresponsable de nuestros políticos", aportó.

"Y eso acaba no siendo una competencia leal, porque el recupero de inversión que hacés para generar energía solar lo descontás del costo al que pagás la energía contaminante. Y si esa energía que depende de los hidrocarburos está subsidiada porque el estado la paga, la renovable termina teniendo una desventaja”, cerró.