Bill Clinton gobernó ocho años EE.UU. (entre 1993 y 2001). En su segundo mandato su gobierno contrató ad honorem a Mónica Lewinsky, una joven becaria que lo denunció por acoso sexual. El sexgate llevó a Clinton ante la justicia por perjurio. No era el único caso. Sexo en la casa blanca. El hombre negó haber tenido relaciones impropias en sus oficinas de Gobierno, hasta que una prueba de ADN sobre una prenda de la joven con restos de semen lo llevó a pedir disculpas y a reconocer el episodio. La boca de Mónica Lewinsky, el sexo oral, llevaron a la política norteamericana a un estado circense extremo. No fue el único caso pero el escándalo empañó su buena presidencia. Entre la Guerra del Golfo y el ataque a las Torres Gemelas.

Silvio Berlusconi fue un hombre muy poderoso en Italia. Empresario, político y presidente del Consejo de Ministros de Italia en tres ocasiones (1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011). Ocupó cargos legislativos y ejecutivos en otros tantos momentos. Empresario de Medios de Comunicación y hombre fuerte en el fútbol italiano (propietario y presidente del AC Milan). En 2013, la Corte Suprema de Casación lo condenó a cuatro años de prisión por fraude fiscal y en otro juicio a siete años de cárcel por prostitución de menores, por pagar servicios sexuales a una menor de edad (Rubygate). Las fiestas de Berlusconi expusieron a su gestión en línea con un lupanar donde los señores de la política y sus prostitutas eran parte del escenario. 

Sarmiento fue expuesto en los últimos años (revancha ideológica) como un hombre de carne y hueso. El “padre de las aulas” del siglo XIX detallaba gastos personales de sus viajes y en muchos incluía el rubro "orgía". Las interpretaciones sobre este punto son variadas. Para algunos historiadores el termino incluía gastos de las reuniones masónicas (su logística y convocatoria), para otros meros encuentros donde la comida y la bebida se consumían en exceso. Sin embargo, en la fantasía de este tiempo solo imaginar al gran educador argentino “enfiestado” con mujeres y pagando los gastos de esas fiestas con fondos públicos, es como una ofrenda a un capítulo más de los episodios salvajes de la gran grieta argentina.

La vida íntima de Alberto Fernández expuesta en estos días “lo y nos” degrada. No solo por las implicancias de las bambalinas, la violencia de género denunciada, sus siestas antiestress y su dedicación por coleccionar trofeos sexuales, mientras el país en pandemia estallaba en llamas desiguales. Los que estaban cerca de la Rosada tuvieron privilegios propios de un régimen monárquico mientras que el resto de la población podía ser detenido por tomar sol en los parques. Mientras Fabiola Yañez chateaba con la secretaria privada del presidente narrando golpes y maltratos (en agosto del 2021), la vocera Gabriela Cerruti describía una agenda ficticia de un presidente de juguete, falaz y según las denuncias, golpeador.

Javier Milei se asume como líder de esa secta libertaria que toleran muchos de los desposeídos. El presidente apareció con Yuyito (Amalia) González en Rosario como dama de compañía para explicarle a la prensa porteña (raro) su posición sobre las derrotas que el gobierno sufrió esta semana. La vida privada de Javier, con la presentación en la campaña de Fátima Flores y con Amalia ahora, le dan un color del que muchos susurran. Cuan privada es la vida privada de los hombres públicos. El sexo y el poder entrelazados con la pulsión de los emperadores: el sexo como metáfora. Se conquista, se tiene, se toma y se doma. Erguidos o derrumbados, es una clave del monarca: en la cama o en el sillón de Rivadavia. 

La clave de la historia del Poder es saber esconder los pecados de la gestión: la vida real de Alberto, la salud de De la Rúa, la corrupción de Menem. En fin, los secretos sucios del Estado. La Ruta del dinero K, los negocios, el Robo para la Corona, los golpes, los pecados y delitos que transitan los sótanos oscuros de un sistema que es eficaz mientras se tiene ese Poder.

Fabiola, la atacada ferozmente por el delirio del poder, no solo es víctima de los golpes de Alberto, sino que se presenta como rival del expresidente, dispuesta a ganar una batalla que no solo ella festejaría. Derrotada, despechada, humillada y herida, se posiciona hoy en el lugar de las cuentas pendientes que no son solo golpes cuyas heridas muestra en fotos. Su dolor, su denuncia, su historia, no son solo esos maltratos, sino otros por los que fue convocada. 

Imaginar al gran educador argentino «enfiestado» con mujeres y pagando los gastos de esas fiestas con fondos públicos, es como una ofrenda a un capítulo más de los episodios salvajes de la gran grieta argentina

La desajustada visita del Milei del viernes expuso el poco timing de su equipo. La obsesión numérica del presidente lo llevó, frente a datos extremos arrojados al boleo como si fueran principios bíblicos, a buscar aplausos de un auditorio que esperó otra cosa y no se los regaló con facilidad. La liviandad que sostienen a las figuras del poder es coherente con la colección sexual de Alberto o los vaivenes de la corrupción y el engaño del pasado. Mienten esperando que algo quede.  

Frente a un texto del diario La Nación firmado por el periodista Germán de los Santos, la diputada Romina Diez publicó una copia de una carta documento pidiendo rectificación donde se expone la dirección de la casa familiar. Germán fue amenazado en varias oportunidades por sus investigaciones al mundo narco. Exponer la intimidad familiar del periodista es mucho más que un error técnico de la inexperta diputada. Es coherente con la técnica del escrache irresponsable y mal intencionado, como parte de un sistema que también desea dotar de millones a un Servicio de Espionaje dispuesto a todo.   

Frente al disloque argentino esta semana la politóloga Antonella Marty (con vasta historia en la Fundación Libertad de Rosario y la Fundación Apolo entre otros), publicó una descripción del popular comunicador científico estadounidense Neil de Grasse Tyson, que responde a una pregunta: ¿Cómo saber si estas en una secta?.

  1. Tu grupo tiene un solo líder, generalmente hombre.
  2. Veneras a este líder y haces lo que te dice.
  3. Tu grupo tiene las respuestas mientras que nadie más las tiene
  4. Niegas activamente que tu grupo sea una secta

El poder libertario disputa la palabra libertad en el lenguaje político con quienes piensan en Milei como líder de una secta, que con las “fuerzas del cielo” impondrá un nuevo orden para un país con más del 60 % de los niños viviendo en la pobreza.