¿Qué es lo que busca la mayoría de nosotros? ¿Qué es lo que deseamos? Especialmente en este mundo inquieto, donde todos tratamos de encontrar alguna clase de paz, de felicidad, un refugio, es importante sin duda, averiguar qué es lo que intentamos buscar, que es lo que intentamos descubrir.

¿No es así? Probablemente, la mayoría de nosotros busca cierta clase de felicidad, cierta clase de paz, en un mundo dominado por la confusión, las guerras, las disputas, las luchas. Anhelamos un refugio donde pueda haber algo de paz. Creo que eso puede ser lo que desea la mayoría de nosotros. 

De pronto siento apoyar algo a mi izquierda que me conecta con el momento. Tomo aquel mate y al levantar mi vista los veo a ellos tres. Sentados en sus mundos, siendo el encuentro de personalidades como el contacto entre dos sustancias químicas, donde si existe una reacción, ambas se transforman. 

Entonces me detengo a pensar que vivir con la belleza de las montañas y no acostumbrarse a ellas, es difícil. Uno las contempla, escucha el torrente, ve aquellas sombras avanzando lentamente a través del valle, día tras día. Pero ¿has notado con cuánta facilidad nos acostumbramos? Solemos decir: "Sí, es bello". Y seguimos.

¿Cuántas veces dejamos de percibir las pequeñas cosas, esos detalles en donde está la felicidad, esos momentos diarios? 

No nos olvidemos de las cosas simples.

Registremos ese aroma a pan recién horneado, el café esperándonos en sus manos, una sonrisa de buenos días, una mirada de buenas noches, un asado en familia, mates con amigas.

No nos olvidemos, de las cosas simples.

Respira
Huele
Toca
Mira
Siente
Nuestros sentidos están dormidos. Es urgente despertarlos.

Y me pregunto, ¿qué es la edad? ¿Es el número de años que uno ha vivido? Uno ha nacido en tal y tal año, por lo que ahora tiene quince, cuarenta o sesenta años. Entendiendo que el cuerpo envejece, y lo mismo ocurre con la mente cuando está cargada con todas las desdichas y fatigas de la vida. Una mente así jamás puede descubrir qué es la verdad pero si puede lograr descubrir algo cuando es joven, fresca, e inocente. Claro que la inocencia no es una cuestión de edad. No sólo el niño es inocente sino la mente que es capaz de experimentar. Una mente tiene que experimentar, eso es inevitable. Tiene que responder a un paisaje, al dolor de una pérdida inesperada, a las miserias, a las tragedias, al amor, al miedo, nuestra mente debe responder, de lo contrario, está muerta.

Al enterarme con una foto en el periódico del atentado ocurrido en Nueva York, sentí la sangre corriendo por mis venas, mis células vibrando, el aire entrando en mis pulmones como un viento fresco, un nudo en la garganta que era el mar a punto de desbordarse por mis ojos de ahí su sabor a sal. Y lo entendí. Entendí que mi cuerpo estaba despierto.
Estoy viva.

Hoy, Hernán Ferruchi, me enseñaste que para confrontar una intensidad tan extrema como la que existe aquí afuera, hay que tener el mismo grado de intensidad interno. Cuando hay tanta luz y tanta oscuridad juntas, tenemos que estar totalmente conectados con la luz y tener certeza de su poder. 

La luz es más fuerte.

Vivamos.

Recuperemos los colores de la vida en las pequeñas cosas cotidianas.

Volvamos a nuestra inocencia. 

No hay felicidad posible sin escuchar a nuestro corazón. 

Por favor, reaccionemos.

Estar vivos es una gran aventura.

Con respeto.

Julia Castiglioni