La Pascua evoca escenas como el placer inocente de saborear chocolates, imitando la tradición neo-europea proveniente del paganismo que adoraba una liebre como símbolo de fecundidad. Pero también la Pascua evoca imágenes de una cruel agonía en una cruz sangrante...y quizá, esta última explica la tristeza y depresión que parecen envolver a la humanidad durante los días que la cristiandad conoce como Semana Santa.

Podemos agradecer que la evolución del pensamiento nos lleva a profundizar la causa verdadera de lo que hasta ahora es aceptado como ritual obligado, o festividad religiosa, y aún como costumbre social.

Es encontrar en el acontecimiento sagrado, la explicación de este suceso trascendente y crucial para la historia de la humanidad.
Así, la Pascua aparece como algo más que una conmemoración o recuerdo respetuoso.

Jesús la ilustró en sí mismo a través de la resurrección, como el proceso de la “espiritualización del pensamiento, de una idea nueva y más elevada de inmortalidad”.
Convoca a identificarse con la fuente inagotable de la Vida y a aceptar la búsqueda y encuentro de la libertad interior; libertad que abarca todas las condiciones de la existencia.

En algunas ocasiones puede ser que la salud esté manifestando algún desorden de índole físico o mental, pero comprendiendo que el ser de cada hombre tiene su origen en el Espíritu, no en la materia o el cuerpo, es posible restablecerlo sano, a su condición natural, pues es la Mente y no ese cuerpo material el que produce la salud.

El concepto de “resurrección”, puede ser visto, además, como un despertar a la Vida infinita.
Aún cuando parece que todo está perdido, esta Vida puede sorprendernos al sentirnos renovados, dejando atrás la rutina y el estancamiento.

Es necesario superar el impacto de la escena de la crucifixión para encontrar el trascendente mensaje de la resurrección, que es poderosa para revivir toda esperanza.

Este mensaje de plenitud puede transformar al mundo, si, gradualmente permitimos que transforme el corazón y vida diaria individualmente.

Es abrirnos paso con las mejores expectativas porque el poder de esta Vida logra maravillas, brindando paz interior y salud.

La Pascua de Resurrección, es el renacer de la esperanza nunca perdida y poder sentir la alegría permanente!!


Elizabeth integra el Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana, en Argentina.
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