Cómo ponerse analítico entre tanta euforia. Argentina está en la final del Mundial y a nadie le importa nada. Menos pensar en el juego, en los pasos adelante que dio el equipo, en las lecciones aprendidas en cada partido. Casi nadie recordará los primeros treinta minutos de dominio croata, es cierto, sin incomodar, pero de dominio al fin; tampoco se pondrá en escena que la selección supo administrar la ventaja, como no lo hizo ante Países Bajos, que corrigió su postura y terminó una semifinal del mundo sin sufrir. Una escena pocas veces vista en la historia. 

Algún detractor podría argumentar que a Argentina le dieron un penal (polémico) para abrir el partido. La respuesta podría ser que eso ya ocurrió en otros partidos y no fue suficiente. Arabia y Países Bajos son ejemplos de eso. El equipo necesitaba más que un penal para ganar el partido, necesitaba jugar con criterio, saber defenderse pero con la pelota después de la ventaja y no resignarse a atacar. Este martes, hizo todo eso. 

"Este grupo, más allá de la fortaleza que tiene, es muy inteligente y sabe leer cada momento del partido. Tiene un cuerpo técnico que no deja nada al azar", dijo Messi al terminar el partido. Y ante los hechos no queda más que darle la razón. Si alguna vez planteó un partido en su cabeza y no se dio de ese modo, supo cambiar a mitad de camino para que el equipo mejore. Con los ingresos de Lisandro Martínez como quinto defensor, con Enzo Fernández y Mac Allister como generadores de juego, sosteniendo a De Paul como el motor del equipo, ubicando a Julián Álvarez por Lautaro Martínez para aprovechar su actualidad. Y el último gran cambio fue de postura: contra Países Bajos no pudo sostener el resultado, pero en realidad lo que no supo sostener fue la postura, la misma que recuperó en la prórroga. Esta vez, no pasó. Corrigió. "Sabíamos que los tres del medio se desordenaban y teníamos que aprovechar esos espacios", cerró Messi. 

Eso es lo que ilusiona. El crecimiento permanente. El equipo parece jugar mejor cada partido. Messi se supera partido a partido, incluso cuando parecía tocado, con molestias. El resultado es un accidente. Por ahora acompaña. Ojalá siga ocurriendo. Sin embargo, que el equipo haga méritos para conseguirlo y que deje todo en cada juego es lo que enamora. Ahora, que sea lo que dios quiera. Bah, que quiera lo que queremos los argentinos.