Silvana Aguirre se echaría una buena puteada. Seguramente, así celebraría cualquier tipo de reconocimiento a su trabajo la ruda e intransigente agente policial que se enfrenta al narcotráfico en una ciudad muy parecida a la Rosario actual -cargada de contrastes sociales que supuran violencia y necesidades- en la novela “Pobres Corazones” (Suma, Penguin Ramdom House). Casi impermeable a los comentarios constructivos, halagos y señales de empatía, su olfato incesante la mantiene siempre en alerta. Mucho más receptiva a los buenos augurios, su creadora, la escritora santafesina Melina Torres, se deja recorrer por la emoción de la noticia: su primera novela es una de las diez finalistas de la segunda edición del Premio Nacional de Novela “Sara Gallardo”. La obra fue seleccionada entre un total de 91 novelas presentadas y si gana, se lleva 600 mil pesos. En diálogo con Rosario3, confirmó que continúan las peripecias de la detective y su compañero Ulises Herrera en un nuevo libro que será publicado en agosto de 2023. También, reflexionó sobre la escritura y su imponderable: pasarla bien.

Son cerca de las 6 de la tarde y Torres debería estar escribiendo como todos los días a esa hora. Sin embargo, el anuncio de que quedó finalista en el “Sara Gallardo” interrumpe la rutina laboral, inexorablemente. “Estoy que no doy más”, señala y se refiere al estado de felicidad que la atraviesa entera. El Ministerio de Cultura, a través de su Dirección Nacional de Promoción de Proyectos Culturales, confirmó que su primera novela policial -"Ninfas de otro mundo" fue el libro de cuentos que editó en 2016, con la editora local Iván Rosado-integra la lista de las 10 publicaciones con aspiraciones a ser “la mejor novela publicada el año anterior en nuestro país”, de acuerdo a la organización del concurso.

A esta segunda edición se presentaron 91 novelas, provenientes de diferentes provincias, representativas de distintas voces y narrativas, y editadas por sellos independientes, universitarios, y por grandes grupos editoriales. Según fuentes oficiales, en una primera instancia, el comité de preselección, integrado por representantes de las direcciones nacionales de Promoción de Proyectos Culturales, de Formación Cultural (a través del Programa Libros y Casas), y del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades, eligió 48 obras, las cuales fueron puestas a consideración del jurado de premiación integrado por las escritoras María Rosa Lojo y Esther Cross, y por el escritor I Acevedo, que seleccionó diez novelas finalistas: además de Pobres Corazones, Olimpia, de Betina González, Monchi Mesa, de Marina Closs, La caracola, de Graciela Ada Batticuore, El Yanqui, de Delfina Korn, El fuego entre nosotras, de Fernanda Laguna, Antes que desaparezca, de Sylvia Iparraguirre, Outlet, de Laura Liébana, Kaidú, de Paula Victoria Pérez Alonso y Una familia bajo la nieve, de Mónica Susana Zwaig.

A Torres, el nombre Sara Gallardo le suena a señal, de esas mágicas y luminosas que se cruzan en el camino. La escritora y periodista argentina que vivió entre 1931 y 1988 dejando una obra exquisita, es una de sus musas, maestras y amigas de la literatura, una de las tantas mujeres admiradas que lleva como capas de piel. “La leo desde siempre, desde antes de que se le diera la relevancia que tiene hoy su obra. La conseguía en librerías de viejo como pasa con Beatriz Guido que es una escritora rosarina que en su momento fue muy conocida pero después se dejó de editar. Sara es tan importante para mí que en "Ninfas de otro mundo" tengo un personaje que se llama Sara Almada, por Sara Gallardo y Selva Almada”, sostuvo y agregó: “Yo vi que Selva posteó una foto, de esas que hay que hacer con un libro en la cabeza y ella posteó con un libro de Sara Gallardo y para mí fue muy emotivo. Y después un día que me invitó a compartir un libro en su librería, yo compartí Enero que para mí es uno de mis libros favoritos de la literatura argentina. Gallardo es una escritora inspiradora, me abrió un montón, como darme cuenta de por dónde quiero ir”.

Corazones que no paran de latir

Aguirre es lesbiana, gallina, casi intratable. Con la misma intensidad que repele, atrapa a fuerza de genuina convicción acerca de cómo funciona el mundo, y por supuesto, un humor negro que despierta la risa. Su férrea lucha contra el crimen, a fuerza de facturas y sanguchitos al paso, la convierten en una super heroína de mucha carne y huesos. La comisaria sigue vivita y coleando en la cabeza de Torres, quien trabaja por estos días en la continuación de "Pobres corazones", mientras avanza un proyecto para volcar el libro en una película.

“Ya firmé contrato para el año que viene, así que seguimos con Aguirre”, adelantó. ¿Y qué es de la vida de Silvana, en qué anda? Sin revelar detalles, la escritora aseguró que todos los días se sienta a su escritorio a buscarla: “Darle vida a Aguirre no es lo que más me cuesta, lo que me cuesta y siempre lo digo, son las tramas. La trama policial. Ahí estoy metida, y es la trama que me la va llevando ella en tal lugar, ella respondiendo a tales requerimientos. Es terrible porque me dicen que es muy divertida Aguirre pero para mí es insoportable, siempre tiene mal humor, se levanta muy temprano. Pero a ella la voy sacando y la voy poniendo en contexto”, explicó.

“En el momento en que estoy ahora -continuó- es el que más disfruto. Después viene lo complicado, cuando el libro ya lo entregué y no sé qué repercusiones va a tener. Pero ahora estoy en un viaje absolutamente divertido”, manifestó. A Melina, la escritura le sienta bien. Lejos del padecimiento que muchos escritores y escritoras admiten experimentar en el proceso creativo, la también licenciada en Comunicación Social y productora audiovisual, consideró: “Cuando me siento a escribir lo primero que quiero hacer es pasarla bien, no soy una escritora que sufra. Primero, la paso bien con todo lo que significa pasarla bien en un trabajo, porque esto es eso, un trabajo, encontrar las palabras, errar mucho, frustrarse y demás, pero lo primero que quiero es pasarla bien y lo segundo, que quien me lea la pase bien. Cuando recibo correos y mensajes de gente que me dice que el libro la acompañó y lo disfrutó ya está todo. Estoy hecha”. Y remarcó, a modo de cierre: “Quiero pasarla bien y contar una buena historia, lo demás viene anexado, es lo que me devuelven”.