Organizado por Fundéu Argentina, el programa para el español urgente de la Fundación de la Lengua Española, a comienzos de este mes  se desarrolló en Rosario el Tercer Seminario Internacional Cuando las luchas llegan a la lengua. Del mismo participaron una veintena de periodistas de Rosario, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. 

Feminismo, lenguaje inclusivo, activismos y neologismos, medios autogestionados y/o alternativos y performatividad –entendida como afirmación y construcción de las identidades– dinamizaron las ponencias e intercambios los últimos 7 y 8 de noviembre en la Biblioteca Argentina.

Los tres paneles que estructuraron el seminario fueron "Lenguaje, creatividad y movimientos sociales", "Activismo y los nuevos modos de pensar y decir" y "Cambio social, periodismo y medios alternativos.

Disertaron el periodista Pablo Bruetman, la doctora en filosofía Diana Maffía, el escritor, educador y activista uruguayo Raúl Zibechi, la licenciada en Letras Victoria Boschiroli, el doctor en Estudios Hispánicos Santiago Kalinowski, la doctora con mención en Ciencias Sociales y Humanidades (UNQ) Natalia Aruguete, y los periodistas rosarinos Santiago Garat y Sergio Rinaldi.

Contexto, territorio y feminismo

Tas las palabras de apertura a cargo de coordinador del programa Fundéu Argentina, Juan Mascardi, el secretario de Cultura y Educación de Rosario, Guillermo Ríos; y la directora del seminario, Elizabeth Martínez de Aguirre, comenzó el primero de los paneles: Lenguaje, creatividad y movimientos sociales.

La ponencia inicial estuvo a cargo de Pablo Bruetman, uno de los fundadores de la Revista Cítrica, quien ponderó la “necesidad de acercarse al territorio para que las noticias no sean sólo un título” y planteó distancia el torno a la idea de “medios alternativos”: "Hacemos un periodismo libre que busca disputar las hegemonías”.

 “Para comunicar hay que sentir el contexto. Pueblos originarios, movimiento de mujeres, ambientalistas son los colectivos que llevan las luchas de la lengua y nosotros somos el medio”, dijo.

A través de una videoconferencia se sumó al panel el escritor uruguayo Raúl Zibechi quien centró su exposición en el trabajo realizado junto a pueblos originarios. Al respecto, planteó la necesidad de respetar la decisión de las comunidades (y personas) sobre cómo nombrar y nombrarse en lo cotidiano y puso en duda las normalizaciones (“universalidades”) a la hora de respetar las cosmovisiones particulares.

“El lugar de enunciación nunca fue neutral. Los lenguajes, como los movimientos sociopolíticos, están en un momento de transición de enorme fluidez y cambio en el cual el colonialismo, el fascismo, el patriarcado, el machismo y el capitalismo estás siendo fuertemente impugnados. El lenguaje es parte de las objeciones. El lenguaje nos formatea. Discutir el lenguaje es parte de la vida”, cerró.

La investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género y docente de Gnoseología en la Facultad de Filosofía y Letras Diana Maffía definió al feminismo como “un movimiento político”, reafirmó el carácter performativo de las identidades y alentó a pensar en “las definiciones” (taxonomías) y su relación con los lenguajes en tiempos de posverdad: “Ha dejado lugar a cargas emocionales y valorativas muy grandes”.

“¿Cuál es el problema desde mi punto de vista? La normativa, lo que cierra, lo que segrega, lo que expulsa. Entonces, tenemos que pasar de la exhaustividad de un intento de taxonomía o de clasificación para pasar a la disidencia sexual. El tema no es ser diferente sino que todas las personas por convicción política seamos disidentes en relación a las normas en las identidades”, sostuvo.

Sobre el cierre de la ponencia, la autora del libro Sexualidades migrantes. Género y transgénero se refirió a los modos de nombrar la violencia contra las identidades feminizadas.

“Cada vez que nombramos, iluminamos una parte del fenómeno y dejamos en la sombra otras. Entonces, cómo nombramos la violencia pone de relieve algunos aspectos y deja en la sombra otros. Cuando hablamos de «violencia doméstica», hablamos de la violencia que ocurre dentro de la casa. Pero, lo que no decimos es quiénes son las víctimas sistemáticas de esa violencia, ni los victimarios sistemáticos, ni qué vínculos hay entre quienes ejercen y reciben esa violencia. Otra forma es la «violencia familiar» donde se mencionan los nexos pero no se dice dónde ocurre, quiénes la producen, qué tipo de vínculos. En el caso de la «violencia en la pareja» me dice que hay una pareja pero no me dice dónde se ejerce esa violencia, las razones y quiénes son sus victimarios y víctimas. «Violencia contra la mujer»: me dice quién es la víctima habitual pero no en qué contexto, de qué maneras, etc. «Violencia de género» apunta a la cuestión estructural y quizás se acerca un poco más a la definición que el feminismo ha dado de «femicidio» como una forma muy brutal y como un eslabón final de una cadena de lo que llamamos «violencia femicida». Es decir, hay en las estructuras sociales un sistema de violencia femicida que suele terminar en una muerte. Y cuando eso ocurre lo llamamos «femicidio». Y este concepto se lo debemos al feminismo (…) Estas formas de violencia están sexualizadas. Y (vale aclarar) no estamos nombrando otras feminidades que también son vulnerabilizadas por cuestiones de género como los«travesticidios», enumeró Maffía.

Lenguaje inclusivo, activismo y narrativas en red

La segunda jornada abrió con el panel Activismo y los nuevos modos de pensar y decir, integrado por Victoria Boschiroli, licenciada en Letras y magíster en Elaboración de Diccionarios, y Santiago Kalinowski, magíster en Lexicografía Hispánica y doctor en Estudios Hispánicos.

Victoria Boschiroli fue la primera en disertar. La investigadora docente del área de Ciencias del Lenguaje comentó la experiencia que lleva adelante con la red Antenas Neológicas en la detección de neologismos en prensa de alcance nacional para luego dar cuenta de algunas voces recientes que designan y usan los activismos.

Durante su ponencia –que apoyó en una seguidilla de visuales– hizo la salvedad de que los medios “no crean sino que registran” los nuevos significantes y cumplen un papel fundamental en la visibilización de los mismos.

En tanto que, sobre el rol que desempeñan las instituciones que “vigilan” la normativa del español, destacó que la inclusión de los términos en el diccionario “los valida simbólicamente”.

En la web de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona) se puede conocer más sobre la metodología, las publicaciones y los resultados del trabajo desarrollado por la disertante.

Taquigrafiar lo social. Digamos: hilvanar (y, en lo posible, con la mayor exactitud poética) las palabras y los nombres que expresen la potencia de las luchas sociales y el destello de la chispa que las ha encendido: Niunamenos!, Poriajhú, Piqueteros, H.I.J.O.S. Estos signos, un ejemplo y entre tantos otros, que el lenguaje nos acerca con la ilusión de contener los avatares de la historia y sus conflictos… ¿pueden, sin embargo, abarcarlos en su complejidad? Porque, en nuestro país: ¿cuál es la estadística actual de femicidio?, ¿cómo surgieron las radios comunitarias?, ¿por qué protesta el Movimiento Piquetero?, ¿dónde están las hijas e hijos de las personas detenidas-desaparecidas que fueron apropiadas/os durante la última dictadura cívico-militar? Signos que se han convertido en contraseña, que resisten la caligrafía canónica y desobedecen las reglas de la ortografía, y que en su brevedad taquigráfica designan, resignifican e intervienen en el vasto territorio de un socio-drama y un socio-grama aún vigente. Mapean. Van cartografiando lo real y si lo hacen inteligible es porque proponen una ruta interpretativa, semiótica, de acceso al debate político y a la argumentación cultural. Y ese es, precisamente, el momento en el cual las luchas llegan a la lengua que siempre ha estado allí, esperándolas, esperándonos, atenta los vendavales de las sociedades y la experiencia humana, disponible para alojarlos/nos, nominarlos/nos. Fragmento de «#Signos2019. Cuando las luchas llegan a la lengua», de Elizabeth Martínez de Aguirre, directora del seminario.

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Seguido, Santiago Kalinowski reseñó parte de su experiencia como director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letras.

En su exposición, propuso pensar la dimensión política del lenguaje inclusivo en lugar de centrar la disputa en el plano lingüístico. Para ello, señaló el carácter retórico del mismono se propone redefinir el código entero sino visibilizar "el sexismo codificado".

“El lenguaje inclusivo es una intervención en el discurso público que busca crear en el auditorio la conciencia de la persistencia de una situación de injusticia en la sociedad. Eso se basa en la crítica al masculino genérico que, si bien está codificado en la gramática, es algo que está en disputa. Se dice «la lengua es inocente, la lengua es objetiva» y la otra parte se pregunta:  «¿Cómo algo que utilizan los humanos para comunicarse durante miles de años no va a estar atravesado por las dinámicas de poder?»”, indicó Kalinowski.

“Lo más probable es que el masculino genérico sea un correlato gramatical de un ordenamiento ancestral patriarcal y androcéntrico. Y esa condición de «no marcado» es porque el hombre, el macho, a lo largo de la historia, acaparó todos los espacios (…) Por tanto, si alguien se opone a ese orden tiene todo el sentido del mundo ir a tocar al masculino genérico (…) En la combustión de quien dice y quien escucha se cifra la enorme potencia que tiene el inclusivo que se logra explícitamente al ubicarse por fuera del sistema lingüístico”, continuó.

El último de los paneles respondió al eje Cambio social, periodismo y medios alternativos. Del mismo participaron la magíster en Sociología Económica Natalia Aruguete y los periodistas rosarinos Santiago Garat y Sergio Rinaldi.

A su turno, Arruguete detalló el trabajo realizado en el análisis de redes sociales y los intercambios generados a partir de temas determinados. Para el caso, los cruces en Twitter durante el debate por el #AbortoLegal (Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, IVE) en Argentina.

Desde una mirada crítica –tal como lo explicitó la también colaboradora de Página/12 y Le Monde Diplomatique– sobre la concentración y estructuración de la información redes sociales, la investigación realizada le permitió concluir que aún en ese territorio supuestamente tabicado por algoritmos y perfiles influyentes, existen espacios de resistencia.

La experiencia –definida como “anti red”– estuvo orientada por un encuadre comunicacional tanto a partir de tuits como de retuits y el modo en que estos últimos “organizan otras narrativas”.

Por su parte, tanto Santiago Garat (Cooperativa la Masa, El Eslabón) como Sergio Rinaldi (Taller de Comunicación Ambiental, ex coordinador del Taller Ecologista) contaron sus experiencias en la comunicación y periodismo entendidos como ejercicios de disputa de sentidos contrahegemónicos.

Ocho recomendaciones Fundéu Argentina 

En el marco de su Tercer Seminario Internacional, Fundéu Argentina elaboró una lista de recomendaciones sobre la escritura adecuada de ocho términos relacionados con los movimientos y los cambios sociales.

Se trata de ecocidio, agrotóxico, antiespecismo, personas con discapacidad, neurodiversidad, transfemicidio, travesticidio, micromachismo y artivismo que pueden ser consultadas en su web.