Siempre han sido controvertidas las opiniones acerca de si el sexo antes de las competencias deportivas son o no adecuadas. La polémica se renueva cada vez que hay una gran competencia deportiva, como son los Juegos Olímpicos Rio 2016.

Hoy en día existen estudios que nos muestran los efectos de las relaciones sexuales previas a las competencias deportivas o el entrenamiento físico. En base a los aportes científicos, podremos dilucidar si las influencias del sexo son positivas o negativas para los deportistas.

Orígenes del mito

Como inicio debemos referirnos a los orígenes de este mito, que posiblemente se remontan a los tiempos de la antigua Grecia, en donde se mencionaba que el semen era una “sustancia proveniente del cerebro” o que era “la sustancia de la energía divina”, y que por lo tanto “derramarla” o “perderla” podría ser contraproducente para el equilibrio mental y producir.

Esas creencias resistieron el paso de los años, y ya a inicios del siglo XIX, los médicos estadounidenses advertían a sus soldados de los “peligros del gasto de esa importante secreción”.

Esa creencia se empezó a denominar como la teoría de la “conservación espermática”, hoy conocida como abstinencia sexual. Por eso, todavía hoy en día algunos entrenadores y jugadores piensan que la abstinencia sexual puede redirigirse hacia una mayor agresividad, que sí sería beneficiosa en determinados deportes. Sin embargo, otros entrenadores piensan que la actividad sexual podría beneficiar al atleta, si se entiende como una ayuda para reducir el estrés psicológico.

¿Hay evidencias científicas para afirmar que el sexo reduce el rendimiento deportivo?

Qué dicen los estudios:

De los estudios que se han hecho sobre el tema, cabe destacar el que llevó a cabo Johnson en 1968, en el que hizo dos grupos: uno de ellos tendría relaciones sexuales la noche anterior a un entrenamiento de fuerza y resistencia; el otro grupo practicaría la abstinencia antes del mismo entrenamiento. El resultado fue que no se observaron diferencias significativas en el rendimiento de ambos grupos. Lo mismo sucedió en el estudio que Newton llevó a cabo en 1987, en el que sometió a pruebas a personas que habían tenido sexo la noche anterior y personas que no, sin que hubiera diferencias en los resultados de rendimiento de ambos. En 1976 Nemec, Mansfield y Kennedy estudiaron si la posición mantenida durante las relaciones sexuales afectaba al rendimiento deportivo y dividieron su muestra en dos grupos: relaciones con la mujer encima del hombre y relaciones con el hombre encima. En este caso, tampoco se observaron diferencias.

Otros investigadores, como Boone, realizaron una comparativa en 1995 con voluntarios que se sometieron a una prueba de resistencia. Algunos de ellos tuvieron sexo doce horas antes del test; otros se abstuvieron. Los resultados se publicaron en el Journal of Sports Medicine and Physical Fitness, y no mostraron diferencias significativas entre ambos grupos.

Del análisis de los mismos podemos concluir, que ante las evidencias científicas la actividad sexual, si no distorsiona el descanso que precisa todo deportista, no influye negativamente. El mismo no afectaría la fuerza ni resistencia alcanzada. Es más, si resulta relajante, puede bajar el grado de ansiedad que se produce antes del encuentro.

Distribución de preservativos:

El Comité Olímpico Internacional (COI) es consciente de que durante los Juegos Olímpicos, los atletas no se privan de tener sexo. En la villa olímpica, la actividad suele ser frecuente entre los deportistas, por lo que se repartirán 450.000 condones entre todos los participantes del evento.

Este casi medio millón de preservativos, divididos en 10.500 deportistas, en poco más de dos semanas de competición, dan un promedio asombroso: habrá más de 42 preservativos para cada competidor. Entre la mercancía, distribuida por el Ministerio de Salud, habrá también cerca de 100.000 preservativos femeninos y 175.000 envases de lubricante.

Las cifras fueron aumentando con el correr de las ediciones: se repartieron 90.000 en Barcelona 1992 y en Sídney 2000, mientras que en Atenas 2004 se alcanzaron los 130.000 preservativos. Por su parte, en Beijing 2008 y en Londres 2012 el número llegó a 150.000.

Conclusión

Todos los estudios sobre el tema de mantener relaciones sexuales antes de realizar diferentes pruebas de rendimiento físico, han enfocado su atención en las respuestas cardiovasculares, fuerza y resistencia muscular, y en variables psicológicas. Los diseños de los estudios han sido modestos desde sus inicios, con un mayor grado de complejidad en los estudios recientes.

Se ha confirmado que las respuestas cardiovasculares, metabólicas, hormonales y psicológicas son normales y esperables, y no se ha establecido que mantener relaciones sexuales antes de realizar las pruebas de esfuerzo máximo sea perjudicial o beneficioso. Por lo tanto, el mito del efecto negativo queda descartado.

Es necesario realizar más estudios en esta área para brindar guías adecuadas de educación sexual a una población que ha demostrado mantenerse física y sexualmente activa a través del tiempo.